martes, 1 de noviembre de 2011

EL POEMA/EL POEMA, TRADUCCIÓN Y SINOPSIS, PERE BESSÓ


Qui es desvetlla en el somni anticipat, en la matèria madura
de l'alé? Quins morts es desdiuen en cada quiasme,
o en la hipèrbole de l'assetjament, l'apòcope dels peixos que gemequen
solitaris en l'aigua acumulada dels mocadors?
Imagen tomada de Miswallpapers.net





EL POEMA/EL POEMA, TRADUCCIÓN Y SINOPSIS, PERE BESSÓ



Querido André:

Tu texto poético es una auténtica reflexión acerca no de la substancia que vaga por los confines del mundo, la poesía desde la 'revolución romántica', sino del artefacto o artificio de la escritura que llamamos poema, elemento concreto y singular con que materializamos aquella substancia creacional pero difícilmente expresable, como no sea por meras tautologías o definiciones analógicas, que al cabo no son sino meras asociaciones más o menos atinadas y profundas. Un texto, pues, El poema, que reflexionando sobre sí mismo acude a los aledaños y redondeos para evitar el peligro del poema sobre el poema mismo, a la manera de los mal llamados poetas estructuralistas o de construcciones metapoéticas. Poetas, éstos, que a fuerza de desear apresar, estudiar, diseccionar hasta el último entresijo olvidan que lo que les queda son palabras organizadas, pero en su ejercicio de nuevos matarifes no hay vivisección ni autopsia, ni siquiera cadáver exquisito, tan solo un estúpido despellejamiento del poema.

Tu texto, empero, no olvida algo tan sencillo y complejo a la vez como es el sentimiento consciente que provoca la ligazón del poema como tal a una cosmovisión del mundo. Sólo los auténticos poemas son actos creacionales desde esta actitud asumida. Eso es lo que permite hablar del poeta que existe en el background de todo texto verdadero, por mucho que eso pueda contradecir, sólo en apariencia y en superficie, el sarcasmo tan conocido como mal interpretado de Pessoa: o poeta é um fingidor.

Y si para Juan Ramón Jiménez, en un arranque transcendental que le duró toda una vida, el poema es un anhelo y, en ocasiones, un instante de eternidad, para ti. Amigo, el poema —lo dices ya desde los primeros versos— es la raíz de la eternidad que descifras en la intimidad de tus mismas venas. Tal afirmación conlleva dosis de vitalismo y de irracionalismo, que sólo domeñas en el acto propio de la escritura del poema a través de acumulaciones -aparentemente- desordenadas, caóticas y definiciones translógicas tal cual el particularismo surrealista que René Char nos enseñó, y a las que el maestro Cruchaga nos tiene acostumbrados:

El poema, después de todo, es la oscuridad hecha luz, el mar
espigado en la geometría de los pétalos,
a veces la tarima oscurecida del pecho, el sol sin semanas,
la oceanía del orgasmo a manera de relámpago, las flechas del cielo
de las alegorías; otras veces, la claridad desnuda de los horcones
que sostienen el aliento, la ausencia de la piedra que nos gobierna.

Pere Bessó, Mislata 31 Octubre 2011




EL POEMA



Toda palabra quema.
He aquí las cenizas.
ALFONSO KIJADURÍAS




Tot poema és l'arrel de l'eternitat que desxifre en la intimitat
de les meues venes, en el fosc riure de les portes, en el si del desig,
—inventari de tants armaris de paret arribats a la boca.
De quines abelles està fet el poema? De quina pell es desprenen
les paraules, de quants cossos encesos es feren
les escales de cada vers?
Són àngels o dimonis les vocals, la llunyania que abasta el respir
de la nuesa quan flueix el torrent dels litorals,
els jardins dements de les guitarres?
Quantes paraules caben en l'alforja dels dies,
després que el temps sagna als braços? ¿Què és la set en la veu
de les distàncies, la butxaca amb mocadors mullats?

El poema, al capdavall, és la foscor feta llum, el mar
espigat en la geometria dels pètals,
a voltes la tarima enfosquida del pit, el sol sense setmanes,
l'oceania de l'orgasme a manera de llampec, les fletxes del cel
de les al•legories; unes altres voltes, la claredat nua dels forcons
que sostenen l'alé, l'absència de la pedra que ens governa.
Del firmament cauen gavines de foc:
Qui es desvetlla en el somni anticipat, en la matèria madura
de l'alé? Quins morts es desdiuen en cada quiasme,
o en la hipèrbole de l'assetjament, l'apòcope dels peixos que gemequen
solitaris en l'aigua acumulada dels mocadors?

Els que pugen al poema, desposen ombres i albes cremades en la carn,
i finestres de ondulants darreries;
al capdavall, el poema també es fa del País: viure és anar
encarnant els focs del pols, l'alt foc del caos i la fam.
Per a cada somni hi ha paraules audaces, els vaivens foscos
del carrer, la creu cremada de vertigen als campanaris; sense dubte,
la realitat és apressant: el fil de l'espill ens fereix,
fereixen aquelles paraules sordes dels entarimats, ho fa de semblant
manera el desvetlament amb el seu pubis somnolent.
El poema al capdavall no està fet només de refilets harmoniosos,
sinó d'aqueixa cendra intravenosa del pipelleig, de cada terbolí
que ens aventa cartes inintel•ligibles,
de cada mort, —adult o infant—, de les missives del semen,
de la illada que es torna irrealitat en la matèria dels fantasmes.

El poema desperta en les aigües barbulloses del rail, aigües també
de amants, intrèpides respiracions en l'aixeta:
el poema s'alça sobre la nit, és un bé públic on els vaixells
troben el seu mateix llit: trens clavats en la sang
de la boca, vertigen i memòria de la polifonia del foc…

Baratària, octubre de 2011






EL POEMA



Toda palabra quema.
He aquí las cenizas.
ALFONSO KIJADURÍAS




Todo poema es la raíz de la eternidad que descifro en la intimidad
de mis venas, en la hosca risa de las puertas, en el seno del deseo,
—inventario de tantas alacenas llegadas a la boca.
¿De qué abejas está hecho el poema? ¿De qué piel se desprenden
las palabras, de cuántos cuerpos encendidos se hicieron
las escaleras de cada verso?
¿Son ángeles o diablos las vocales, la lejanía que abarca el respiro
de la desnudez cuando fluye el torrente de los litorales,
los jardines dementes de las guitarras?
¿Cuántas palabras caben en la alforja de los días,
después que el tiempo sangra en los brazos? ¿Qué es la sed en la voz
de las distancias, el bolsillo con pañuelos mojados?

El poema, después de todo, es la oscuridad hecha luz, el mar
espigado en la geometría de los pétalos,
a veces la tarima oscurecida del pecho, el sol sin semanas,
la oceanía del orgasmo a manera de relámpago, las flechas del cielo
de las alegorías; otras veces, la claridad desnuda de los horcones
que sostienen el aliento, la ausencia de la piedra que nos gobierna.
Del firmamento caen gaviotas de fuego:
¿Quién se desvela en el sueño anticipado, en la materia madura
del aliento? ¿Qué muertos se desdicen en cada quiasmo,
o en la hipérbole del asedio, el apócope de los peces que gimen
solitarios en el agua acumulada de los pañuelos?

Quienes suben al poema, desposan sombras y albas ardidas en la carne,
y ventanas de ondulantes postrimerías;
después de todo, el poema también se hace del País: vivir es ir
encarnando los fuegos del pulso, el alto fuego del caos y el hambre.
Para cada sueño hay palabras audaces, los vaivenes hoscos
de la calle, la cruz quemada de vértigo en los campanarios; sin duda,
la realidad es apremiante: el filo del espejo nos hiere,
hieren aquellas palabras sordas de los entarimados, lo hace de igual
forma el desvelo con su pubis somnoliento.
El poema después de todo no está hecho sólo de trinos armoniosos,
sino de esa ceniza intravenosa del parpadeo, de cada torbellino
que nos avienta cartas ininteligibles,
de cada muerto, —adulto o niño—, de las misivas del semen,
del ijar que se vuelve irrealidad en la materia de los fantasmas.

El poema despierta en las aguas turbulentas del raíl, aguas también
de amantes, intrépidas respiraciones en el grifo:
el poema se alza sobre la noche, es un bien público donde los barcos
encuentran su propio cauce: trenes clavados en la sangre
de la boca, vértigo y memoria de la polifonía del fuego…

Barataria, octubre de 2011