sábado, 10 de abril de 2010

COM EL COR DE BOIRA DELS MATINS- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Com el Cor de boira dels matins, aquest riu del cerç a la gola,
—el cos de la boira girada al meu rostre, el gris dels carrers
I les ombres dels galls i les carretes grogues del pols.
Damunt de les voreres hi ha tants dies amuntegats de tristesa, dies cansats de sal,
Deshabitats paraigües de soledat, números sense abric penjant de les ninetes.

Ilustración tomada de la red








COM EL COR DE BOIRA DELS MATINS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







…véante mis ojos, muérame yo luego.
SANTA TERESA DE ÁVILA

Pasa un silencio por la línea exacta
donde termina el día,y la luz se deshace iluminando
pequeños universos interiores.
RAFAEL GUILLÉN






Com el Cor de boira dels matins, aquest riu del cerç a la gola,
—el cos de la boira girada al meu rostre, el gris dels carrers
I les ombres dels galls i les carretes grogues del pols.
Damunt de les voreres hi ha tants dies amuntegats de tristesa, dies cansats de sal,
Deshabitats paraigües de soledat, números sense abric penjant de les ninetes.
El paper es torna un calendari fugitiu.
Història fins al coll dels mobles, cos en ciutats sense llavis.
Cada mà sembla un badall fet de l’alé, ombres clavades al coll,
Llibres que esperen l’arna del temps i moren de fatiga.
Ens hem tornat el femer públic de la nit, ens abriga la pústula
De la mort, les fotografies movedisses de la mentida,
Aqueix cansament posseït del pensament.
Ens tornàrem de sobte el port ancorat de la saliva en drassanes de rovell.
Ens tornàrem l’adjetiu en desús, l’arbre sense arrels del cel,
La ciutat perduda en l’albir de l’alfabet. —Ens tornàrem vocabulari d’un altre cos.
La teranyina del somni a les parets, el bisturí sense analgèsics, el sigil de l’escalpel,
El cendrer borrós de la consciència.
Els ulls es cansen en les sabates. Inútils conversacions en la taula de la nit.
Part de la memòria es veu en la serpent de la pell, aqueixa gastada música de la vida,
Aqueixa ferida profunda de les finestres en l’aire.
[Perdérem la brúixola i la roba interior de l’hospitalitat. Perdérem les certeses, l’aire
Del coixí, el mapamundi dels ulls. Perdérem el somriure i els dies blancs
De les dents. Descaminàrem el present en gotes de nitroglicerina.]
La ferida mossega com peixos els albellons. Aquesta casa morta del xiquet amb cavalls.
Aquests apagats ulls de les formigues. La boca en el gris dels gemecs.
Sempre davant de la transparència, les hores fugaces de la gebrada, el fòsfor tallat
Dels anhels, l’eructe fosc dels còdols, —la fel petrificada de la malesa.
Sempre als lliris de les temples, el fil de les mortalles, la pedra de les agulles de cap a la carn.
Davant de la nineta dels records, les escates afonades de les estrelles,
Aquesta ombra del sudari dels anys. La innocència soscavada dels pètals. El vestíbul
De les àmfores trencades. La mòmia de l’angúnia s’ha tornat pergamí d’esquelets.
Refilets freds de l’aurora on es trenquen les lluernes.
—No sé si un dia serem, després d’aquesta severitat de crines, testics d’aquesta suor
Decrèpita, o simple fusta apilada al pit. No sé si serem, el mos del fred
Als capells de l’aire. —Aquest fil cec de caragols desmaiats.
Al midó dels ganivets, els gossos mosseguen el cor del matí.
Lladruga el clot de la cambra, salten l’estrep de les llànties apagades. Davanty de la llunyania,
El cor esberla la ventalla dels mesos, la molsa dels rierols,
I aquesta gota d’alfabet al·lucinada en la ferida del sospir.
Baratària, 09.IV.2010








COMO EL CORAZÓN DE NIEBLA DE LAS MAÑANAS








…véante mis ojos, muérame yo luego.
SANTA TERESA DE ÁVILA

Pasa un silencio por la línea exacta
donde termina el día,y la luz se deshace iluminando
pequeños universos interiores.
RAFAEL GUILLÉN







Como el Corazón de niebla de las mañanas, este río del cierzo en la garganta,
—el cuerpo de la niebla vuelta a mi rostro, el gris de las calles
Y las sombras de los gallos y las carretas amarillas del pulso.
Sobre las aceras hay tantos días acumulados de tristeza, días cansados de sal,
Deshabitados paraguas de soledad, números sin abrigo colgando de las pupilas.
El papel se convierte en un calendario fugitivo.
Historia hasta el cuello de los muebles, cuerpo en ciudades sin labios.
Cada mano parece un bostezo fiero del aliento, sombras clavadas en el cuello,
Libros que esperan la polilla del tiempo y mueren de fatiga.
Nos hemos convertido en el vertedero público de la noche, nos abriga la pústula
De la muerte, las fotografías movedizas de la mentira,
Ese cansancio poseso del pensamiento.
Nos volvimos de pronto el puerto anclado de la saliva en astilleros de herrumbre.
Nos volvimos el adjetivo en desuso, el árbol sin raíces del cielo,
La ciudad perdida en el albedrío del alfabeto. —Nos volvimos el vocabulario de otro cuerpo.
La telaraña del sueño en las paredes, el bisturí sin analgésicos, el sigilo del escalpelo,
El cenicero borroso de la conciencia.
Los ojos se cansan en los zapatos. Inútiles conversaciones en la mesa de la noche.
Parte de la memoria se ve en la serpiente de la piel, esa gastada música de la vida,
Esa herida profunda de las ventanas en el aire.
[Perdimos la brújula y la ropa interior de la hospitalidad. Perdimos las certezas, el aire
De la almohada, el mapamundi de los ojos. Perdimos la sonrisa y los días blancos
De los dientes. Extraviamos el presente en gotas de nitroglicerina.]
La herida muerde como peces los calcañales. Esta casa muerta del niño con caballos.
Estos apagados ojos de las hormigas. La boca en el gris de los gemidos.
Siempre frente a la transparencia, las horas fugaces de la escarcha, el fósforo cortado
De los anhelos, el eructo oscuro de los guijarros, —la hiel petrificada de la maleza.
Siempre en los lirios de las sienes, el filo de las mortajas, la piedra de los alfileres en la carne.
Frente a la pupila de los recuerdos, las escamas hundidas de las estrellas,
Esta sombra del sudario de los años. La inocencia socavada de los pétalos. El vestíbulo
De las ánforas quebradas. La momia de la angustia se ha vuelto pergamino de esqueletos.
Trinos fríos de la aurora donde se rompen las luciérnagas.
—No sé si un día seremos, después de esta severidad de crines, testigos de este sudor
Decrépito, o simple madera acumulada en el pecho. No sé si seremos, el mordisco del frío
En los sombreros del aire. —Este hilo ciego de caracoles desmayados.
En el almidón de los cuchillos, los perros muerden el corazón de la mañana.
Ladra el hoyo de la habitación, saltan el estribo de las lámparas apagadas. Frente a la lejanía,
El corazón quiebra la celosía de los meses, el musgo de los arroyos,
Y esta gota de alfabeto alucinada en la herida del suspiro.
Barataria, 09.IV.2010
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Querido Cru: Te devuelvo el poema que he recibido hoy mismo sábado. Es un poema en tu línea de investigación del comezón y desasosiego propios, en el que es difícil establecer las piedrahitas entre el territorio del alma y los terrenos del sentido. Permíteme, pues, que me quede en algo que siempre te apunto: la dislocación efectiva del código de la lengua, tan de esmero en el poema, lleva a la creación de un mundo muy marcado, y no me refiero sólo a la apropiación del lenguaje, sino en la línea del au-delà. Una realidad autónoma del poema que te transubstancia.
Veamos, ya desde el primer verso: "Como el Corazón de niebla de las mañanas, este río del cierzo en la garganta," y no tengo más remedio para explicar lo inefable que acudir a la retórica. Así pues, metido en harina, ese primer verso da para un capítulo de tesina. Y no te sonrojes. Sé lo que digo. Si establecemos niveles, el primero es la fijación de una estructura comparativa compleja: "Como B, A". Y desentrañemos elementos que interiorizan esta aparente comparación translógica, transracional, y no esencialmente postsurrealista: si en el plano A (pongamos que real) tenemos una estructura de base metafórica con "río de cierzo", en el plano B (pongamos que simbólico) tenemos su correspondiente "corazón de niebla". De entrada pues, en este desglose de chatarrero, el mío, advierto dos elementos de la naturaleza absolutamente necesarios para comprender la belleza dura del poema desde su inicio: la niebla y el cierzo. Curiosos estos dos referentes tan empáticos a tu poesía, y que se explican por sí mismos en su aparatosidad simbólica. Pero no menos curioso y atractivo resulta observar el otro polo de ambas metáforas insertas, me refiero al que forja la estructura que, en un principio, situaba: 'corazón' y 'garganta', las dos referencias del sentimiento (por sinécdoque) y, por ende, lo no tangible frente al sentido (por lo mismo). Pero aún hay mucho más, querido Cru: si en el plano B situamos el eje temporal (las mañanas), en el plano A queda (bien que como metonímia) la garganta seca [y la voz sigilosa] del poeta.
Pero en este entramado de isotopías, analogías y correspondencias, hay lugar para hablar de la necesidad del poeta de remarcar la expresividad con la falsa paradoja, la hipérbole o el quiasmo (lo que merecería mucha más extensión y dedicación a lo que ahora alcanza).
Y si para Verlaine -y remato- llovia en la villa como llovía/lloraba dentro del corazón, para ti poeta sirva su estructura y la lógica de la similitud y comparación de la estructura simbólica, a partir de la metáfora clásica y más que lexicalizada (y amortizada):

"lluvia de lágrimas":

Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville;

La diferencia esencial radica en tu trabajo de orfebre: Verlaine partía del hallazgo que suponía interiorizar para desvelar la naturaleza oculta (las correspondencias de Baudelaire). Y tú amigo Cruchaga, en el aspecto retórico-formal, te devaneas, agitas, corrompes, repedazas, descuartizas y recompones. Dicho de otro modo, el tuyo es un trabajo de filigranas: tratar de comprender, como primer paso, para reinventar el mundo. Afirmación que sólo es posible si matizamos: desde el poema. Eres de los que de matriz escéptica, creen, sin embargo, que sólo del mundo nos salva la poesía (sic).
Un abrazo.
Pere Bessó