viernes, 21 de julio de 2017

“CALLES│CARRERS” DE ANDRÉ CRUCHAGA

César Ramírez Caralvá




“CALLESCARRERS” DE ANDRÉ CRUCHAGA



César Ramírez Caralvá




CallesCarrers de  André Cruchaga; traducción al catalán Pere Bessó – 1ª ed – San Salv.: (s.n) 2017. (Imprenta y Offset Ricaldone) 229 p.  con prólogo de Gregorio Muelas Bermúdez. 



Es un libro alegre, desenfadado, cordialmente disperso y fotografía el alma del mundo en el caos de nuestra civilidad. He detallado en mis notas marginales las emociones y asombros de las 229 páginas, aunque en algunas guardo silencios respetuosos a su obra. Es un documento desde mi punto de vista de ultraficción, si el término no existe mejor; contiene ráfagas de instantáneas personales, el absurdo con valor metálico, otro alfabeto metafórico, otra vida, etc. esta obra me parece un rudo trabajo del oficio de colocar piedras sobre palabras que edifican edificios gramaticales. Existe amor en la desesperanza, casi el grito de las sombras urbanas. En realidad celebro este complejo mundo auxiliar de nueva sintaxis. Me causa mucha alegría el horizonte “no pensado” donde el lector incursiona en lo novedoso, si acaso el inconsciente colectivo lo es, puesto que en esta época pocas personas pueden leer esas vertientes de otras formas bizarras en su sistema conceptual programado, este libro es lo contrario de la normalidad aparente, me parece es una des-programación del ordinariato.

El lector aferrado al cielo o la tierra, puede sufrir heridas intelectuales entre verso y verso.

Alegre es la mejor palabra que puedo expresar, porque invita al sentido lúdico del poeta con sus construcciones versificadas, pueden ser mil palabras y una sola estalla en la galería inconsciente del lector, casi una fotografía del Parnaso. Si tienen miedos de los límites, es posible que Calles│Carrers les provoque vértigos, puesto que es un silabario para atravesar los muros invisibles que nos provoca la prisión cotidiana. André Cruchaga en sus versos recuerda imágenes de cuadros en movimiento: Bansky irreverente y provocador callejero, Vicente Aleixandre con su efecto sonoro, en algunas líneas encontramos las veredas del Nuevo Testamento, en otras Octavio Paz en un colorido cóctel escrito en el mural de nuestro pensamiento.

Es extraordinario el recurso de la poesía fractal, compleja, aleatoria, acústica, la cual contiene rasgos del dadaísmo y la aliteratura donde se ejerce dominio de una nueva gramática y sintaxis con argumentos lúcidos que provocan a la lógica como tangencialmente a la filosofía.

El libro Calles posee la disección de la palabra, en ocasiones refleja el desamparo del mundo que se considera ordenado, pulcro, pero somos ciegos a los rayos x del poeta, ese es el grafitti del creador.

Calles es rutilante en ironías, colmado de figuras donde el poeta desnuda su espíritu al mundo.

Es una obra innovadora, no leí un libro similar en nuestra literatura, no es un documento de fácil lectura, se requiere mucha imaginación para observar el sistema conceptual que propone André, pero al entender sus propuestas nuestro universo se enriquece, construye nuevas calles para superar el horizonte de la desesperanza, delata el invisible caos que nos rodea, destruye el orden que creemos.

Ahora cuando veo el libro Calles sonrío, en algunas calles uno debe caminar con cuidado a ciertas horas de la noche, porque de pronto te asalta una figura literaria cuchillo en mano o un golpe te derriba: “allí en las axilas de las aceras”. 

San Salvador, 20 de 2017.


INFINIT DE L’ALAMBÍ

Imagen cogida del FB de Pere Bessó





INFINIT DE L’ALAMBÍ




Ni tan sols sé cap a on camina la meua consciència sovint encallada en els excusats: hi ha plagues i vells dolors com si fos una pedra perenne d’èbries fermentacions: ni tan sols dol ja el tràgic de la tendresa i el passadís secret dels espills el pellingot nu dels braços el fil trencat del tabac que corcat de ninetes fa de l’ert una altra penombra mentre camine la memòria de trens s’endreda en aqueixes ascles que ens deixen els comiats em fa por irrompre en les mortalles en els flàccids pixums de l’alba o en l’assaig i error de la gota d’infinit de l’alambí abstret de grisos per a les meues mans és suficient un crit de cementeris un rostre mort de miratges un almanac de boques funerals ja he perdut el compte dels tants taüts finits en el meu fàstic de l’altaveu mordaç dels comiats de cada colp fet pols i circumscrit en les portes una a una s’obri la proclivitat de les voravies les arrugues que de sobte capitulen en la seua pròpia gàbia immòbil l’avidesa de l’impassible respira en els meus ossos fins al petri del lliri somort —sempre em desdejune amb els morts que ha arrossegat la llengua durant tota la nit i ací hi ha gotasses de cendra de l’amic o adversari o senzillament de veí sempre hi ha la possibilitat de morir i continuar veient aquest més ençà disseminat del foc per a què més la democràcia és un escarniment del tamany del cap d’una agulla i així s’ha de viure fent certa reverència a la imatge santa i apostòlica dels nous temps: en algun lloc s’ha tornat luctuosa o delictuosa la virginitat de les butxaques per això el país es troba com es troba: el desig no pot ser trencadís ni subjecte de càrcer ni extinció de domini en tot cas d’ànsies quan s’emmudeix per indulgència (en un altre temps m’embrutava d’orgasmes davant de la república mentre que l’ànim s’afonava ací en el precipici amb el susdit goteig de les canonades clar molt de l’esbarriament era confús i ella sempre portava avantatge amb la seua audàcia d’allau) no es pot oblidar el gargamell de les lletres majúscules ni l’alé descurat de la porfídia…

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





INFINITO DEL ALAMBIQUE




Ni siquiera sé para dónde camina mi conciencia a menudo encallada en los retretes: en ella hay llagas y ancianos dolores como si fuese una piedra perenne de ebrias fermentaciones: ni siquiera duele ya lo trágico de la ternura y el pasadizo secreto de los espejos el andrajo desnudo de los brazos el hilo roto del tabaco que carcomido de pupilas hace de lo yerto otra penumbra mientras camino la memoria de trenes se enreda en esas astillas que nos dejan los adioses me da miedo irrumpir en las mortajas en los flácidos orines del alba o en el ensayo y error de la gota de infinito del alambique ensimismado de grises para mis manos es suficiente un grito de cementerios un rostro muerto de espejismos un almanaque de bocas funerales ya he perdido la cuenta de los tantos ataúdes fenecidos en mi hastío del altavoz mordaz de los adioses de cada golpe hecho polvo y circunscrito en las puertas una a una se abre la proclividad de las aceras las arrugas que de pronto capitulan en su propia jaula inmóvil la avidez de lo impasible respira en mis huesos hasta lo pétreo del lirio mortecino —siempre me desayuno con los muertos que ha arrastrado la lengua durante toda la noche y ahí hay goterones de ceniza del amigo o adversario o simplemente de vecino siempre cabe la posibilidad de morir y seguir viendo este más acá diseminado del fuego para colmo de males la democracia es un remedo del tamaño de la cabeza de un alfiler y así hay que vivir haciéndole cierta reverencia a la imagen santa y apostólica de los nuevos tiempos: en algún lugar se ha vuelto luctuosa o delictiva la virginidad de los bolsillos por eso el país está como está: el deseo no puede ser deleznable ni sujeto de cárcel ni extinción de dominio si acaso de desvelos cuando se enmudece por indulgencia (en otro tiempo me ensuciaba de orgasmos frente a la república mientras el ánimo se hundía ahí en el precipicio con el susodicho goteo de los cañonazos claro mucho del extravío era confuso y ella siempre llevaba las de ganar con su audacia de alud) uno no puede olvidar las fauces de las letras mayúsculas ni el aliento descuidado de la porfía…
Barataria, 2017