sábado, 29 de octubre de 2011

SOMNAMBULISME/ SONAMBULISMO-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


Entre fanals de fred, burilles parpellejants, filera de silencis
a gotelleres: l'aigua caient en el taüt de la terra,
coordenades obertes, les finestres dels ulls, el tamborinet antic
a l'altura dels rats penats; a la meua manera, faig conjurs a l'endevinalla...
Imagen tomada de Miswallpapers.net





SOMNAMBULISME/ SONAMBULISMO-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ



[RENDIJA EN EL OJAL DEL DESPEÑADERO- CONTRAPOEMA A MANERA DE POSDATA]



Querido André:

Yo no soy sonámbulo, es verdad, pero sé lo que es el insomnio durante meses. Uno acaba haciéndolo productivo, pues pasa por diversas fases. Yo ya no fumo (he sido un fumador empedernido -me dicen que compulsivo- y por tanto ya no reafirmo mi forzada vigilia contemplando las volutas y jerigonzas del humo (tampoco me puedo permitir el cigarrillo del cumplimiento satisfecho del poema), pero puedo saborear el café bien cargado (sólo tras cada comida, aunque como podrás pensar acostumbro a saltar esa dieta); ordeno la mesa de trabajo, rompo papeles, aunque no demasiados, para mi pesar, pues siempre les encuentro acomodo; saco punta a los lápices de color; oteo algún libro que yace a la espera en el rincón de los privilegiados; reordeno los libros de las estantería; por enésima vez los recoloco por diversos conceptos, colecciones, temática e incluso tamaño; observo los que se hallan repetidos, pero tienen diversos estudios; los reparo si necesitan algún apaño doméstico, encolado, planchado, forrado o los preparo para la papelería en donde los llevan a una encuadernación de viejo; y, cuando todo eso no es suficiente para calmar el paso de las horas y ni siquiera una buena lectura me atrae y la necesidad de escribir se apura, me dejo llevar por el pensamiento de manera harto pendenciera, aunque pocas veces me llega el regocijo de las viejas querencias reverdecidas. Pocas veces las musas se sienten apiadadas o compadecidas por este ser en rastrojos de duermevela o en aparente ensoñación de alta madrugada. Y, como quiera que ni siquiera en la ensoñación el placer llega, no encumbro pensamientos del gozo, antes bien me viene todo un amasijo de objetos, recuerdos, ocasiones perdidas o malhalladas, circunstancias de toda índole y pesar, amores primeros o tardíos, festín de animalías en pesadillas de otrora, y es en esos territorios en los que lo mismo se me da nombrar plantas, pájaros, flores y arbustos que dejarme llevar por las enramadas de jazmín, murta o arrayán, dar nombre a lo perdido que bautizar las ausencias, encender candiles que mojar aceite del velón para tiznar la tristeza, recordar las ratas penadas -tus murciélagos- de mi infancia que guardar las cajas con las cabezuelas de las libélulas o las colas de lagartijas en el solar de la nostalgia, abrir los álbumes de sellos que guardar en infinitas carpetas la escritura del deseo, tomar una fruta que salir al balcón en busca del rocío que no ofrecen ingles de hembra sediciosa o las primeras gotas de lluvia temprana...

(Y a veces, sólo a veces, me pongo frente al ordenador y escribo.)
Un abrazo,
Pere




SOMNAMBULISME





en la tarde, qué espanto, se transforma
en el más agresivo, legañoso y cenizo
«disparate» goyesco.
ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN




En l'argent viu dels silencis, el laberint, la nit, els somnambulismes,
els armaris oblidats, els armaris de paret buits, el dia que perd la tendresa
de les seues mans, la veu en allò brusc de la saliva:
camine entre els noms defallents del paisatge,
res no són les murtres
acerbes a la boca, quan la nit és un bategament dessagnat.
Entre fanals de fred, burilles parpellejants, filera de silencis
a gotelleres: l'aigua caient en el taüt de la terra,
coordenades obertes, les finestres dels ulls, el tamborinet antic
a l'altura dels rats penats; a la meua manera, faig conjurs a l'endevinalla
al caníbal immund del sifó del pati de darrere
del calendari amb els dits senars del celler
que penja de les bigues: zumzumeja el rauquit de la nàusea
els modismes subterranis dels somnis, al voltant sord
de les prestatgeries, quasi impúdics davant de la pols abrasadora de certs
lleixes disposades per a les ombres,
de torrents clavats en el somnambulisme, divan de papers
als braços acostumats a les galteres de la nit,
a la pol•lució de les postals, a la inusitada rosa pornogràfica,
disfressada de paraigües d'èxtasi.

(Hi ha abrics planyívols com heretgies paral•leles als ocells,
ritus agredolços, riure desgastat en la camisa líquida de l'aigua,
un jazz pansit, mèdiums explorant
la diadema dels cementeris, la ganyota degollada dels colors,
la braga llimant els èlitres del coixí, colosal apoteca on
pedreguen els escapularis el setí de les escales.
És interminable el ferment de la sal, les hores carnívores
irrompent al llit amb cuqleig metàl•lic, sense més flauta
que aquest hivern tranuitat
de la matinada, de les vesprades, de les parpelles sagnants.)

Porte dies pensant en el cigarret dels segles:el combat és dur
quan no s'esperen miracles, l'atzar fantasmal
de les possibilitats, l'ull prohibit discorreguent en la llimonada,
creus i llums acompanyen en els ascensors,
aires grisos en el cos dels hisops, llàgrimes rovellades,
llençols en vendaval lliurats a estufes de llenya, al carbó
disposat com un centpeus al tarquim ebriac de la llengua.
És un anar i tornar enmig del fang apegalós, al•luvions arquejats
en la foscor: sulfúriques bastides del somnambulisme,
ventalls jugant a l'acord infinit, gargots en la travessia
inaccesible de la tendresa: dies on l'únic arsenal és el desvetlament.
Dies inajornables com la fruta madura sense consumir-se: passat
el temps, cau el darrer ocell de la tempesta…

Baratària, octubre de 2011





SONAMBULISMO




en la tarde, qué espanto, se transforma
en el más agresivo, legañoso y cenizo
«disparate» goyesco.
ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN




En el azogue de los silencios, el laberinto, la noche, los sonambulismos,
los armarios olvidados, las alacenas vacías, el día que pierde las ternura
de sus manos, la voz en lo brusco de la saliva:
camino entre los nombres desfallecidos del paisaje,
nada son los arrayanes
acerbos en la boca, cuando la noche es una palpitación desangrada.
Entre faroles de frío, colillas parpadeantes, fila de silencios
a goterones: el agua cayendo en el ataúd de la tierra,
abiertas coordenadas, las ventanas de los ojos, el taburete antiguo
a la altura de los murciélagos; a mi modo, hago conjuros al acertijo
al caníbal inmundo del sifón del traspatio
del calendario con los dedos impares del tabanco
que cuelga de las vigas: zumba el ronquido de la náusea
los modismos subterráneos de los sueños, alrededor sordo
de los estantes, casi impúdicos ante el polvo abrasador de ciertos
anaqueles dispuestos para las sombras,
de torrentes clavados en el sonambulismo, diván de papeles
en los brazos acostumbrados a las paperas de la noche,
a la polución de las postales, a la inusitada rosa pornográfica,
disfrazada de paraguas de éxtasis.

(Hay abrigos quejumbrosos como herejías paralelas a los pájaros,
ritos agridulces, risas desgastadas en la camisa líquida del agua,
un jazz trasnochado, médiums explorando
la diadema de los cementerios, la mueca degollada de los colores,
la braga limando los élitros de la almohada, colosal bodega donde
granizan los escapularios el satín de las escaleras.
Es interminable el fermento de la sal, las horas carnívoras
irrumpiendo en la cama con graznido metálico, sin más flauta
que este invierno trasnochado
de la madrugada, de las tardes, de los párpados sangrantes.)

Llevo días pensando en el cigarro de los siglos: el combate es duro
cuando no se esperan milagros, el azar fantasmal
de las posibilidades, el ojo prohibido discurriendo en la limonada,
cruces y luces acompañan en los ascensores,
aires grises en el cuerpo de los hisopos, lágrimas oxidadas,
sábanas en vendaval entregadas a estufas de leña, al carbón
dispuesto como un ciempiés en el légamo embriagado de le lengua.
Es un ir y venir en medio del barro pegajoso, aluviones arqueados
en la oscuridad: sulfúricos andamios del sonambulismo,
abanicos jugando al acorde infinito, garabatos en la travesía
inaccesible de la ternura: días donde el único arsenal es el desvelo.
Días inaplazables como la fruta madura sin consumirse: pasado
el tiempo, cae el último pájaro de la tormenta…

Barataria, octubre de 2011