sábado, 13 de junio de 2015

INÚTIL TEMPS

Imagen cogida de la red




INÚTIL TEMPS




Si de cas, el record de les ales i aqueixos retrats llunyans de la infantesa.
Ara sé que el temps mata, no només és un mostrari d’adéus i fangs.
Tota la veu s’ha tornat inútil en l’ortopèdia dels mocadors.
Crema a destemps l’oli, les falses històries subhastades en terrats. 
Res no resta més que l’horror i l’estufament al fons de l’alé.
Perquè tot fineix, exhaust, en la gola.
El temps l’únic que fa sovint és allargar la cendra en els sentits.
Tot el somni erràtil, com l’aire nasal al mig de l’enderroc.
Un instant resulta ser un designi en l’amarga matèria de les lluernes.
Al cap i a la fi, el temps ens canvia l’ungüent i el rostre.
Davall de la pedra esclata el submón de les dents de les ombres.
Juguem al calfred de l’esperança, però és castrada.
Damunt del brunzir dels raïls, el meu cos fosc de teranyines: (Finalment, tot
s’esdevé inútil, de poca importància, insignificant, —un desfet en la duresa
de la pols, entre bestioles i gàbies d’un altre món.
A cada pas, el fil del temps, aqueix riu de la consciència a la deriva, aqueix no ser res 
és un espai negre o blanc.)
Davant del designi del No-res, la veu, el cos: no es guarda la ferida ni el bony,
ni la petitesa o grandària de l’abisme. Per a què llavors els dies
i l’ensopiment, si estem destinats a ser No-res? A ser no-res, o història 
d’uns altres: a no ser falda, si de cas, ombra…
Barataria, 11.VI.2015

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ



INÚTIL TIEMPO




Si acaso, el recuerdo de las alas y esos retratos lejanos de la infancia.
Ahora sé que el tiempo mata, no solo es un muestrario de adioses y fangos.
Toda la voz se ha vuelto inútil en la ortopedia de los pañuelos.
Arde a destiempo el aceite, las falsas historias subastadas en azoteas. 
Nada queda sino el horror y lo ahuecado en el trasfondo del aliento.
Porque todo fenece, exhausto, en la garganta.
El tiempo lo único que hace a menudo es alargar la ceniza en los sentidos.
Todo el sueño errátil, como el aire gangoso en medio del escombro.
Un instante resulta ser un designio en la amarga materia de las luciérnagas.
Después de todo, el tiempo nos cambia de ungüento y rostro.
Debajo de la piedra estalla el submundo de los dientes de las sombras.
Jugamos al escalofrío de la esperanza, pero está castrada.
Sobre el ronquido de los rieles, mi cuerpo oscuro de telarañas: (Al final, todo
resulta inútil, de poca importancia, insignificante, —uno deshecho en la dureza
del polvo, entre bichos y jaulas de otro mundo.
En cada paso, el filo del tiempo, ese río de la conciencia a la deriva, ese no ser
nada es un espacio negro o blanco.)

Ante el designio de la Nada, la voz, el cuerpo: no se guarda la herida ni el bulto,
ni la pequeñez o grandeza del abismo. ¿Para qué entonces los días
y la modorra, si estamos destinados a ser Nada? A ser nada, o historia 
de otros: a no ser regazo, si acaso, sombra…
Barataria, 11.VI.2015

ANDRÉ CRUCHAGA, POETA

Balcón del vértigo, 2014 (DPI)




ANDRÉ CRUCHAGA, POETA




Ricardo Llopesa




Dice Elisabeta Botan que “André Cruchaga es uno de los poetas que viven con claridad la conciencia”. Yo diría con ella que la poesía de Cruchaga es la conciencia de su tiempo. Su poesía representa la fugacidad de la existencia, la fuga del vivir cotidiano en las cosas, en el cielo, en el vuelo del pájaro. Es la mirada que rapta lo efímero para quedar petrificada en las palabras. Ese destino de su poesía bien podría ser otro, pero el poeta eligió el ritmo del universo para plasmar la mirada. Esa que nace del ojo, y otra que nace de la conciencia.
            El compromiso de todo poeta es dejar testimonio de su tiempo, de la época que le toca vivir. El conflicto de la realidad es un conflicto interior del poeta. Roque Dalton tuvo el genio de percibir la transformación que vivió El Salvador en los años de la guerrilla y, mucho antes, en los albores del modernismo, Francisco Gavidia percibió los cambios que se avecinaban, descubriendo la fragmentación del verso alejandrino francés. En ambos casos, la visión del poeta es la del iluminado que percibe el espíritu que le ha tocado vivir. Ahora, en otro tiempo, nuevo porque las claves son distintas, la poesía de Cruchaga pretende aprehender el maremagnum que vivimos, donde todo parece confuso, pero no lo es. La poesía de Cruchaga es esa interpretación de nuestra época. Es la poesía en estado caótico, pero donde todo está ordenado, como el caos urbano de la ciudad.
            Los poemas de “Balcón del vértigo” siguen la técnica del verso largo y libre, intenso y vertiginoso a imagen y semejanza de nuestras vidas. Aunque Cruchaga está clasificado entre los poetas surrealistas contemporáneos, pienso que la poesía de Cruchaga parece surrealista, porque sus poemas están escritos desde la mirada del hombre moderno que rompe las huellas gramaticales del pasado, convirtiendo la escritura en zigzagueante y hasta irracional, porque es una interpretación del razonamiento moderno. Decía Lemmonier, durante los años locos de la bohemia francesa del fin de siglo, que sólo era posible alcanzar la reforma de la poesía utilizando palabras nuevas. Darío siguió ese camino, por eso sus palabras tienen un brillo diferente a sus contemporáneos. Pienso que la poesía de nuestro tiempo sólo se explica a través del atropello de las palabras, con la finalidad de alterar la semántica de la idea, que es la esencia del caos ordenado que vivimos.
            Vivimos el imperio de lo efímero, para decirlo con palabras de Lipovetsky. Es la cultura de la fragmentación y lo esporádico, de lo que pasa como el viento, con el día, como el calendario. La cultura es una negación de la cultura, porque el poeta está en busca de su propio presente. Cruchaga, en “Balcón del Vértigo” se hace eco de este vivir agitado en un mundo convulsionado, donde todo da la sensación de vértigo. Caminar a la hora del mercado por cualquier calle salvadoreña produce, irremediablemente, esa sensación de caos absoluto, que es el vértigo. No me voy muy lejos. Tomo de ejemplo los primeros versos del primer poema, titulado “Señuelo del dintel”, donde dice:

            Con mis ojos de autista juego eternamente a la respiración
            de los instantes. Los dos colores del arco iris musitan
            en mi herida, Así veo los cuervos sobre el tapete de las nubes.

            No necesitamos más para comprender que su poesía se construye con un material muy distinto a la tradición. Pareciera que la poesía de Cruchaga no tuviera precedentes en su país, si tenemos en cuenta que el abrazo del modernismo fue un apretón tan fuerte que duró mucho tiempo, como dijo Anderson Imbert.

Post scriptum (edición castellano-rumano)

            Yo pienso que el poeta escribe un libro en su vida, que es la suma de todos. Eso me ocurre cada vez que entro en las páginas de un nuevo libro de Cruchaga, como es el caso de “Postscriptum”, que junto al antes citado data de 2014. Por supuesto, que me refiero a la forma y el estilo, que son el mayor logro del poeta. Y Cruchaga es poeta.