sábado, 14 de julio de 2012

PIRA AL LLINDAR/ PIRA EN EL UMBRAL-TRADUCCIÓN Y NOTA INTRODUCTORIA POR PERE BESSÓ

Imagen tomada de/imagenzone.net



PIRA AL LLINDAR/ PIRA EN EL UMBRAL-TRADUCCIÓN Y NOTA INTRODUCTORIA POR PERE BESSÓ




Querido André: De alguna manera temo repetirme a la hora de anotar alguna de lo que tú llamas ‘apostillas’ y que suelen acompañar mis traducciones a tus poemas. En efecto, como no es éste el lugar para realizar un estudio a fondo y pormenorizado de tu factura poética, las más de las veces sólo son aspectos generalistas, sin duda, rasgos de estilo. Y aun así, a veces, echo de menos la pizarra y la tiza para poder explicar bastante mejor qué deseo decir. Por ejemplo, tu manera de transcender la realidad propia de las metáforas que cultivas. Dicho de otro modo, cómo logras superar la barrera de ‘lo real’ y ‘lo real poético’.
Es un arduo trabajo el tuyo, por un lado, de depuración del proceso complejo de tus asociaciones hasta el devenir de la metáfora como desplazamientos de planos sucesivos y no pocas veces sobrentendidos (como su pudiéramos hablar de la propiedad sumativa de tus metáforas); por otro lado, y como compensación, la acumulación, como proceso retórico formal, tan tuya, como una incisión de relampagueo en la escritura de tus poemas.
Veamos el comienzo del poema Pira en el umbral. Toda una declaración de principio, la metáfora (A de B) la “sal de la almohada” que obligaría a mentar transposiciones asociativas de la sal y de base metonímica, la almohada. Tras ello, las estructuras sintagmáticas se enumeran, se suceden, se acumulan en una suerte de barroquismo surreal (a1…a2…a3) cuya extensión sintáctica es creciente y/o de mayor complejidad, lo que a su vez obliga a la lectura reposada, pausada y reflexiva del texto poético.




PIRA AL LLINDAR




Emergeix en la sal del coixí, allà on es guarda el llibre del temps i les estacions es tornen rajoles suburbanes, naips del soliloqui dels plats, camins cremats de l’armari de paret a punt de tornar-se cendra. Diàriament creme la vaixella del calendari com era costum als antics cantons del vertigen, en la bellesa impossible de les tomates. La foguera de la tinta em serveix per als meus mateixos sacrificis, els d’antany, els de hui, els de demà, el sarampió al penya-segat de les mans, de les set cabretes per la mel o el refilet o la pluja. En l’ona de la flama abatuda pel vent, el metall o la fusta amb els seus propis ídols a l’aguait de la saliva que brolla dels somnis devorats pels terribles pits embalsamats. Que siga al fons, que siga al llindar, el cavall de la sang mastega les portes, els ulls en la simetria de l’ham, la imminència fosa del tinter en el dia rere dia del fossador. Crema la carn del quadern al fil de l’espectador abstret, carn descreguda de les sabates velles, veu estancada en la polifonia dels moscots, hipotenusa del desllavatge de l’alba empunyada al setge del fum que brota dels fonaments trencadissos del pensament perdut en el dolor de les voreres violetes dels porus. En els dies malèvols de la Caixa de Pandora, la llegenda invisible del bon alé, el mal auguri regat pel bufament de la rotunditat de la cendra. Al capdavall, només ens resta l’almanac asclat dels pètals amb els vil•lans esgotats a les dents, el cos en la seua garjola cíclica.

Baratària, 14.VII.2012




PIRA EN EL UMBRAL




Emerge en la sal de la almohada, allí donde se guarda el libro del tiempo y las estaciones se vuelven baldosas suburbanas, barajas del soliloquio de los platos, caminos quemados de la alacena a punto de volverse ceniza. A diario quemo la vasija del calendario como era costumbre en las antiguas esquinas del vértigo, en la belleza imposible de los tomates. La hoguera de la tinta me sirve para mis propios sacrificios, los de antes, de hoy, mañana, el sarampión en el acantilado de las manos, de las siete cabritas por la miel o el trino o la lluvia. En la ola de la flama abatida por el viento, el metal o la madera con sus propios ídolos al acecho de la saliva que brota de los sueños devorados por los terribles pechos embalsamados. Ya sea que esté al fondo, ya sea en el umbral, el caballo de la sangre mastica las puertas, los ojos en la simetría del anzuelo, la inminencia derretida del tintero en el día a día del sepulturero. Arde la carne del cuaderno al filo del espectador ensimismado, carne descreída de los zapatos viejos, voz estancada en la polifonía de los moscardones, hipotenusa del deslave del alba empuñada al asedio del humo que brota de los cimientos quebradizos del pensamiento perdido en el dolor de las márgenes moradas de los poros. En los días aviesos de la Caja de Pandora, la leyenda invisible del buen aliento, el mal agüero regado por el soplo de la rotundidad de la ceniza. Al final, sólo nos queda el almanaque astillado de los pétalos con los vilanos agotados en los dientes, el cuerpo en su cárcel cíclica.

Barataria, 14.VII.2012