martes, 16 de noviembre de 2010

OFICI DE L’ESTRANYESA / OFICIO DE LA EXTRAÑEZA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor





OFICI DE L’ESTRANYESA / OFICIO DE LA EXTRAÑEZA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ


Querido Cru:

Me gusta el poema por su oficio. Un oficio de vivir, de escribir, de amar o de compartir la soledad. De cualesquiera de las maneras, a rebufo de anteriores referencias explícitas y de la propia cita en que incardinar la ironía de los cabezas cuadradas, hete acá con un poema que da el salto desde lo erótico a la actitud reflexiva que se abre en abanico, procedimiento tan frecuente en tu escritura poética.
Ya los primeros versos ubican al lector o lectora en el instante de la desnudez de los cuerpos, en la culminación del trayecto vital que es la senda de la puerta al lecho (en realidad la doble madera, como el doble espejo, o la doble agua [la recta doblez del principio de vida y muerte]), en el roce de la luz al amanecer, en la consciencia de que se es parte del fuego frente a la hoguera. El lector o lectora descubre en estos primeros versos que sólo desde el fuego de los cuerpos escrito en el libro de las sábanas (qué metáfora más deliciosa e ilustrativa la del amigo Cruchaga!) se puede reavivar la llama del recuerdo o de las memorias poco antes sólo cenizas.
La escritura del cuerpo como antesala de la muerte. No es nueva la idea, pero Cruchaga le da una nueva proyección al situarse en el ombligo exacto que señala los umbrales del cuerpo deseado entre sombras frente al horizonte de la ficción, que es escritura:

El mayor oficio de la extrañeza es escribir en tu ombligo palabras
No dichas.
Palabras, digamos, que nos advierten umbrales.

No es nuevo este decir de André Cruchaga, pero sí lo es esta suerte de dialéctica en que el par cuerpo/alma se ampara y subsume en un discurso radical la sumativo contrastiva de apariencias irreconciliables en la lectura tradicional: el más añejo idealismo de la sombra en el jardín y el más crudo realismo de la carne transpirada en cuchitril:

Dos cuerpos desnudos constituyen una sombra obstinada: sombra
De un jardín espeso de saliva, alcobas del tacto.
Escribir un poema siempre es una forma de morir: cada palabra
Nos libera de los cuchitriles y de las asas rotas de los significados.
Cuando dos almas se miran, es una sola lágrima de azúcar la que brota
De todo el firmamento de la ficción.
No hay nada más frágil que la irrealidad del arcoíris, en los ojos
De la espera, en ese otro mar que la piel transpira en sal.

Pere Bessó



OFICI DE L’ESTRANYESA



Los racionalistas, con sombreros cuadrados,
Piensan, en estancias cuadradas…
WALLACE STEVENS



Després de la nuesa resten les paraules i les postals.
La història que transcorre de la porta al llit, el paisatge viscut
—Reduït a la memòria, l’escala dels records.
Hi ha instants de benaventurança per a respirar la llum de trenc d’alba.
Cada dia, assetjats per la foguera, fem el foc: és dir,
Ens gaudim, bateguem i freguem les mans com un feix d’orenga.
El major ofici de l’estranyesa és escriure en el teu melic paraules
No dites. Paraules, diguem-ne, que ens adverteixen llindars.
Davant del fred, busque el llibre dels llençols.
Quan desitge escriure un poema, m’assec a mirar fixament
L’horitzó, —el principi de la idea està en la nuesa del verd.
Sovint el silenci es torna eco de cendres i, fins i tot, obert
Equilibri en la doble aigua de l’espill.
Quan hi ha boirina, el cel baixa als carrers a realitzar els seus quefers
De transeünt domèstic.
Dos cossos nus constitueixen una ombra obstinada: ombra
D’un jardí espés de saliva, alcoves del tacte.
Escriure un poema sempre és una mena de morir: cada paraula
Ens allibera dels enfonys i de les anses trencades dels significats.
Quan dues ànimes es miren, és una sola llàgrima de sucre la que brolla
De tot el firmament de la ficció.
Res no hi ha més fràgil que la irrealitat de l’arc del cel als ulls
De l’espera, en aqueix altre mar que la pell transpira en sal.
Diguem que la respiració és l’aleteig suprem de la vida.
Quan arriba el crepuscle a les meues mans, impera la tinta blanca de la llum
Amb tots els seus ocells d’amorosa tinta.
Quan les sabates es cansen de caminar, pose a descansar
Els meus calcetins: allò benigne sempre és lleu. Allò benigne és inamobible.
Per molt que l’huracà cresca en les temples, l’audàcia és un atifell
Infal•lible. No hi ha puny que enrune les paraules, ni ràbia que arrase
El bon pensar i sentir.
(Ah, però quan et pressent, m’és suficient l’olfacte; entren
Per la finestra les violes; en les ninetes, les ones de la respiració.
L’alegria de les portes acumulades, obri la fusta i comença
La força de la ràfega a pujar l’escala del bosc.
Quan estàs, estem en aqueix estranyament de la ranera: la remor
Sempre és una tasca difícil d’amagar,
Quan color i llum comencen a canviar de llenguatge.
Quan estàs, estem assaborint l’obscé laberint de la sendera.
Quan estàs, estem, visibles, irreconoscibles: és l’exercici de llibertat
Decantant, indispensable, davant de la hipocresia…)
Baratària, 15.XI.2010




OFICIO DE LA EXTRAÑEZA




Los racionalistas, con sombreros cuadrados,
Piensan, en estancias cuadradas…
WALLACE STEVENS




Después de la desnudez quedan las palabras y las postales.
La historia que transcurre de la puerta a la cama, el paisaje vivido
—Reducido a la memoria, la escalera de los recuerdos.
Hay instantes de bienaventuranza para respirar la luz del amanecer.
Cada día, sitiados por la hoguera, hacemos el fuego: es decir,
Nos gozamos palpitamos y frotando las manos como un haz de orégano.
El mayor oficio de la extrañeza es escribir en tu ombligo palabras
No dichas. Palabras, digamos, que nos advierten umbrales.
Ante el frío, busco el libro de las sábanas.
Cuando deseo escribir un poema, me siento a mirar fijamente
El horizonte, —el principio de la idea está en la desnudez del verde.
A menudo el silencio se vuelve eco de cenizas e incluso, abierto
Equilibrio en la doble agua del espejo.
Cuando hay neblina, el cielo baja a las calles a realizar sus quehaceres
De transeúnte doméstico.
Dos cuerpos desnudos constituyen una sombra obstinada: sombra
De un jardín espeso de saliva, alcobas del tacto.
Escribir un poema siempre es una forma de morir: cada palabra
Nos libera de los cuchitriles y de las asas rotas de los significados.
Cuando dos almas se miran, es una sola lágrima de azúcar la que brota
De todo el firmamento de la ficción.
No hay nada más frágil que la irrealidad del arcoíris, en los ojos
De la espera, en ese otro mar que la piel transpira en sal.
Digamos que la respiración es el aleteo supremo de la vida.
Cuando llega el crepúsculo a mis manos, impera la tinta blanca de la luz
Con todos sus pájaros de amorosa tinta.
Cuando los zapatos se cansan de caminar, pongo a descansar
Mis calcetines: lo benigno siempre es leve. Lo benigno es inamovible.
Por más que el huracán arrecie en las sienes, la audacia es un apero
Infalible. No hay puño que derribe las palabras, ni saña que arrase
El buen pensar y sentir.
(Ah, pero cuando te presiento, me es suficiente el olfato; entran
Por la ventana los alelíes; en las pupilas, las olas de la respiración.
La alegría de las puertas acumuladas, abre la madera y empieza
La fuerza de la ráfaga a subir la escalera del bosque.
Cuando estás, estamos, en ese extrañamiento del estertor: el murmullo
Siempre es una tarea difícil de ocultar,
Cuando color y luz empiezan a cambiar de lenguaje.
Cuando estás, estamos, paladeando el obsceno laberinto del sendero.
Cuando estás, estamos, visibles, irreconocibles: es el ejercicio de libertad
Decantando, indispensable frente a la hipocresía…)

Barataria, 15.XI.2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

SAL ANUNCIADA DEL VERTIGEN EN LA BOIRA / SAL ANUNCIADA DEL VÉRTIGO EN LA NIEBLA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor





SAL ANUNCIADA DEL VERTIGEN EN LA BOIRA / SAL ANUNCIADA DEL VÉRTIGO EN LA NIEBLA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ

Querido André:


Otro de los poemas que hay que señalar como muestra de tu buen saber hacer. Pocos autores he leído que hayan poetizado el rompimiento del alba y la llegada de las primeras luces del día como tú. Y, antes de seguir, he de afirmarte sin rubor alguno que el tema de la albada es uno de los informantes de mi escritura. Efectivamente, el amanecer –o la amanecida, sea el matiz- es recurrente en la buena poesía de todos los tiempos, y lugares. E innúmeros poetas se han dejado llevar –seducir- por la impronta de la lírica paisajística o la amorosa. Otros han preferido el brote expresionista o incluso metafísico. Y los ha habido, en fin, que se reclamaron del pesimismo existencial: cualquier noche pasada fue mejor. Y así, alba tras alba, a lo largo de la Tradición. Sin embargo, con tu poema me acerco al Alba feminizada que desde el bosque toma el lindero hacia las primeras casas de la villa, en donde humea el claror en los pucheros de las buenas humildes gentes. Sí, hablo de Rimbaud, pero también de Francis Jammes y, a mucho estirar, de Paul Claudel, quien pese a su cristianismo narcotizante nunca dejó de lado el albatros baudelaireano …
Y, aunque es cierto que todos los poetas que he citado son de expresión francesa (aube, aube!), tiene su razón: la cultura anglosajona, desde mis lecturas, se entrega más al juego de entreluces, atardecer o anochecer. El twilight. Son los franceses –también los catalanes o los poetas arabigoandalusíes- quienes entretejen versos que clarean. E iluminan. Ésa es la palabra justa para el péndulo de la poesía que también hoy encuentro a la manera de la huella necesaria [Y habrás de perdonarme mi eurocentrismo en esta nota a picado de dedos entumecidos]. No luz de vaivén. Trasluz. Luz en la trastienda del ser que contempla el orbe desde esa persiana y ventana de pájaros delgados –ocells prims, amigo, fíjate qué belleza sonora, pero también cuánta luz en su fonética lírica- No es ocioso ni incidental que des el salto apropiado, ordenado hacia la luz maestra. Y que sea Guillén, el beato Guillén quien te alumbre en la unidad del ser frente al mundo. El desasosiego del cuerpo y la mente ensoñados, adormilados, cabeceantes frente al universo camino del esplendor. Tu poema en búsqueda de la armonía…
Aun sabiendo, justamente por eso, que la tierra de la piel está quemada por la sal, una alta sal que anuncia el vértigo de la bruma. El vértigo de las apariencias que se bate en las barricadas alzadas a la luz de los ojos insomnes. Dicho a tu manera, Cru, del desasosiego de la noche, la ruptura y la fiebre, a la unidad del cuerpo y la mente. Si no gozo de amanecida, quede al menos la aceptación del propio vivir y la carne –los huesos- de su memoria desperezada:

Amanece en mis bolsillos la ventana de la niebla. Crece la garganta
Entre el filo de las persianas, pájaros delgados en la sonrisa de las manos.
Dobla el campanario en la taberna del alma. Voces pululantes
En el vértigo sobre la nube oscura del pájaro. Pasa el afiche del viento
En medio de las pupilas como una barricada de esquinas grises.
La sal se eterniza en los hombros; la flor del beso en los poros
Camina descalza hasta convertirse en césped.
—Cada mañana trae mojados alelíes. Mapas pintados de confecciones
Absurdas, y péndulos sin desplazamiento de hipotenusas.
Ya no hay apariencias, sino el reposo de la materia, los pies sobre
La tierra, el rumbo entero de lo que fueron los desasosiegos.
Ahora es una sola unidad el cuerpo y la mente.

Pere Bessó, Valencia, 13 Noviembre 2010.



SAL ANUNCIADA DEL VERTIGEN EN LA BOIRA




Mi memoria ya es carne, ya un placer
-soñado- resucita,
ya la verdad de mi vivir da cita.
¿Alma, cuerpo? Mi ser.
JORGE GUILLÉN




Trenca l’alba en les meues butxaques la finestra de la boira. Creix la gola
Entre el fil de les persianes, ocells prims en el somriure de les mans.
Dobla el campanari en la taverna de l’ànima. Veus pul•lulants
En el vertigen damunt del núvol fosc de l’ocell. Passa l’afixat del vent
Enmig de les ninetes com una barricada de cantons grisos.
La sal s’eternitza en els muscles; la flor del bes en els porus
Camina descalça fins a tornar-se gespa.
—Cada matí porta violes mullades. Mapes pintats de confeccions
Absurdes, i pèndols sense desplaçament d’hipotenuses.
Ja no hi ha aparences, sinó el repòs de la matèria, els peus damunt
De la terra, el rumb sencer d’allò que foren els desassosecs.
Ara és una sola unitat el cos i la ment.
En quins carrers tristos té lluïssor la boca, el cos esquinçat, nu
Dels dies nascuts al buit dels ulls?
—La sal és un confús martiri de llençols: ens corca i preserva;
Ens buida el cossí dels ulls,
Es farta en la cara com un sol blanc, com premut paraigües.
D’ençà aquesta perennor pressentida: ací es nodreixen les branques de la vida,
El sentit de la vida, el litoral del destí amb les seues ungles.
És un morir diari aquesta acumulació d’equipatges;
Ens desvivim cada volta que els minuts, redons, giren sense encert
Damunt l’ossada del deliri.
La sal anunciada, pressentida, ens aventa cap al crit on s’alça
El cos i entra de seguida a la boca amarga de la boira.
De sobte es perd la certesa de la transparència, el món objectiu
De les sabates, el tràfic mut de les voravies.
Mai no ha sigut fàcil entendre les aigües inefables que corren sort
Estranya en els braços grocs de la fullaraca. Sempre és així per a pujar
Les escales de la molsa, el pis de sorra dels litorals
Un día o un altre, el capell fosc del vertigen: l’argent viu de la sal
En vaixells estranys, l’ofeg mastegat com residu d’esquerdes,
—demència repetida en l’ombra del reble.
Al capdavall, la sal ens mossega les dents i trenca el fil de les ungles;
I fumeja en la seua dissonància de badall,
I crema en la inclemència la seua mateixa paradoxa: el rictus d’anunciar
La gota de sang que flueix del no-res a la boira.
Un dia tindré només memòria: ací els escaldums en el paladar,
Batalla guanyada pel silenci, per l’ala cremada de la pira…

Baratària, 11.XI.2010

SAL ANUNCIADA DEL VÉRTIGO EN LA NIEBLA




Mi memoria ya es carne, ya un placer
-soñado- resucita,
ya la verdad de mi vivir da cita.
¿Alma, cuerpo ? Mi ser.
JORGE GUILLÉN




Amanece en mis bolsillos la ventana de la niebla. Crece la garganta
Entre el filo de las persianas, pájaros delgados en la sonrisa de las manos.
Dobla el campanario en la taberna del alma. Voces pululantes
En el vértigo sobre la nube oscura del pájaro. Pasa el afiche del viento
En medio de las pupilas como una barricada de esquinas grises.
La sal se eterniza en los hombros; la flor del beso en los poros
Camina descalza hasta convertirse en césped.
—Cada mañana trae mojados alelíes. Mapas pintados de confecciones
Absurdas, y péndulos sin desplazamiento de hipotenusas.
Ya no hay apariencias, sino el reposo de la materia, los pies sobre
La tierra, el rumbo entero de lo que fueron los desasosiegos.
Ahora es una sola unidad el cuerpo y la mente.
¿En qué calles tristes tiene brillo la boca, el cuerpo rasgado, desnudo
De los días nacidos en la oquedad de los ojos?
—La sal es un confuso martirio de sábanas: nos corroe y preserva;
Nos vacía el cuenco de los ojos,
Se harta en la cara como un sol blanco, como apretado paraguas.
De ahí esta perennidad presentida: aquí se nutren las ramas de la vida,
El sentido de la vida, el litoral del destino con sus uñas.
Es un morir diario esta acumulación de equipajes;
Nos desvivimos cada vez que los minutos, redondos, giran sin atino
Sobre la cárcava del delirio.
La sal anunciada, presentida, nos avienta hacia el grito donde se alza
El cuerpo y entra en seguida, a la boca amarga de la niebla.
De pronto se pierde la certeza de la transparencia, el mundo objetivo
De los zapatos, el tráfico mudo de las aceras.
Nunca ha sido fácil entender las aguas inefables que corren suerte
Extraña en los brazos amarillos de la hojarasca. Siempre es así para subir
Las escaleras del musgo, el piso de arena de los litorales.
Un día u otro, el sombrero oscuro del vértigo: el azogue de la sal
En vasijas extrañas, el ahogo masticado como residuo de grietas,
—demencia repetida en la sombra del cascajo.
Después de todo, la sal nos muerde los dientes y rompe el filo de las uñas;
Y humea en su disonancia de badajo,
Y quema en la inclemencia su propia paradoja: el rictus de anunciar
La gota de sangre que fluye de la nada a la niebla.
Un día tendré sólo memoria: ahí la pepitoria en el paladar,
Batalla ganada por el silencio, por el ala ardida de la pira…

Barataria, 11.XI.2010

martes, 9 de noviembre de 2010

LLUM RESTITUÏDA/LUZ RESTITUIDA: TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DEL POETA PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español





LLUM RESTITUÏDA/LUZ RESTITUIDA: TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DEL POETA PERE BESSÓ




Querido Cru:

No es demasiado aconsejable coger el rábano por las hojas dice la sabiduría popular, pero no es menos cierto que las ramas pueden definir el árbol y dejar en tentempié la razón de los bosques. Algo así me sucede hoy a la hora de hablarte del poema que he traducido. Como que hablar de la luz restituida, devuelta, renovada pareciera que tuviera poco que ver con el mundo y trasmundo del tren. Pero, amigo, es que en la poesía de André Cruchaga el tren es más que elemento decorativo o figurativista, es un referente y recurrente con todas sus asociaciones y conflictos simbólicos: pues que el tren es velocidad nos acerca o nos aleja. Vamos a o huimos de. Esa consideración trajo al menos a Unamuno y a don Antonio de cabeza. Ambos se entregaron, a filo de siglo, a disquisiciones nada perentorias, aunque lo que a uno le sobraba de topofobia a otro le alentaba la filotopía. Desde el tren. Para Unamuno, el sueño de lo práctico junto al absurdo, como el paraguas cuyo sentido paradójico se perdía al abrirse. Para don Antonio el ensueño a lomos del caballo de hierro.

Pero es que ambos habían vivido con todo lujo de detalles el tren hispánico y vaya que lo había celebrado la sociedad bienpensante y ociosa. Sin embargo, junto a Azorín, los tres conocían el significado del tren futurista e incluso, allá de Marinetti, el tren de Mayakovsky riéndose de su desdicha de cuento y bailarina de affiche, frente a los trenes de la revolución. Y, sin embargo, en el amigo Cruchaga, un siglo después, hay un caleidoscopio de trenes de la infancia, con sus trenzas y todo, trenes a destripar en busca de la añoranza de los Reyes Magos, hay trenes peripatéticos, casi con alma de bestiario, son los trenes cánidos, los trenes moviendo la cola a nuestro encuentro y, cómo no, los trenes jamelgos y los trenes líricos y, hasta cierto punto, metafísicos. Los trenes de la luz y de las sombras. Los trenes, ay, de la noche. Y, así, si a Antonio Colinas se le abrían los caballos a la noche, André no le va zaguero: en sus poemas casi cotidianamente se le abren los trenes a la madrugada hasta el amanecer. Y, de nuevo ay, trenes con su carga de eros y tragedia: trenes rigurosamente vigilados. Trenes en blanco y negro, como la película homónima. Trenes de mercancías cuyo humo sueña. Son trenes abandonados en estaciones del recuerdo, a los que sólo acudimos en el duermevela los paisanos que leemos desde el mejor de los andenes los poemas viajeros del poeta, y es que, como el eslogan paranomásico: "André, ven en tren"...

Un abrazo.
Pere.




LLUM RESTITUÏDA





…i la volta del cel era una foradada
sense llums als vagons:
i he fet un foc d'estelles dins la gola del llop.
JOAN SALVAT-PAPASSEIT




Cada nineta neta, a trenc d’alba, les teranyines de la nit.
En la unitat de l’equilibri només hi ha les paraules blanques.
El sol dels trens penja de les temples, l’univers dels noms
Amb els seus ardents vagons líquids.
Cada dia s’il•lumina amb la campana del gall que aleteja en el traspati
Del calendari, en l’aigua reflectida de l’aire,
El crisantem que la memòria guarda per a incorporar-lo a les vocals.
Damunt de la pedra el cos devers l’horitzó.
Entre les ombres, m’acompanya la llum restituïda: —la branca del somni
Que llostreja en l’alba, el nom cert dels llençols,
El lloc de les certeses que és sense fronteres, la porta naixent,
Fonda, que assisteix la pluvia transparent del camí, —carrers caminats
Que poden ser oblit, mentre s’escole la treva amb les ombres.
—Hem caminat enmig de la multiplicació del tedi.
Hem estat suspesos en el vagó rectangular de la foscor;
Però també, hui, somorgollem la fusta:
Inscrivim els ulls a un altre llindar de cresols. Sortim il•lesos del fil.
El vaixell dels sentits amb nosaltres.
L’oblit amb nosaltres.
El cos sense plagues amb nosaltres.
L’infant de l’arc del cel amb nosaltres.
El món pols a pols amb nosaltres.
—La vida està oberta a l’aurora de sí mateixa. I, encara que continuem
Essent pelegrins, trenca l’alba la pedra amb nou cerç: alguna cosa desperta
En cada cos succeït, en els porus esclarits de l’aigua.
Alguna cosa ens reinventa els sentits, —la fam del tacte, potser porta
De la llum, ulls ascendits de la nit, verd quadern de l’horòscop.
Traiem de cada colp, el sucre circular dels ocells.
La llum reunida és possible. Pugem en clau l’òrbita de les ninetes,
I desamarrem les gotes de nostàlgia, la multitud de fèretres,
La batalla inversa de la sang,
Els números cecs de l’afany.
Ara entrem transparents al pol•len. A aqueix altre ponent sense agulles de cap;
De front madura la transparència del foc, ací,
on arribats, —nosaltres— els grisos es desplomen.
Els braços tenen presència de ferrocarrils: cada cos tangible
En el so; els punts cardinals ens encarnen: cada llum és la quietud
De sí mateixa, —la flama aspirada pel subconscient.
Cadascú recull segons allò pensat: açò és més que un designi
De renovades aigües. És el temps restituït del dia.

Baratària, 08.XI.2010



LUZ RESTITUIDA




…i la volta del cel era una foradada
sense llums als vagons:
i he fet un foc d'estelles dins la gola del llop.
JOAN SALVAT-PAPASSEIT




Cada pupila limpia, al amanecer, las telarañas de la noche.
En la unidad del equilibrio sólo existen las palabras blancas.
El sol de los trenes cuelga de las sienes, el universo de los nombres
Con sus ardientes vagones líquidos.
Cada día se ilumina con la campana del gallo que aletea en el traspatio
Del calendario, en el agua reflejada del aire,
El crisantemo que la memoria guarda para incorporarlo a las vocales.
Sobre la piedra el cuerpo en dirección del horizonte.
Entre las sombras, me acompaña la luz restituida: —la rama del sueño
Que amanece en el alba, el nombre cierto de las sábanas,
El lugar de las certezas que existe sin fronteras, la puerta naciente,
Honda, que asiste a la lluvia transparente del camino, —calles andadas
Que pueden ser olvido, mientras fluya la tregua con las sombras.
—Hemos caminado en medio de la multiplicación del tedio.
Hemos estado suspendidos en el vagón rectangular de la oscuridad;
Pero también, hoy, sumergimos la madera:
Inscribimos los ojos a otro umbral de candiles. Salimos ilesos del filo.
El barco de los sentidos con nosotros.
El olvido con nosotros.
El cuerpo sin llagas con nosotros.
El niño del arcoíris con nosotros.
El mundo pulso a pulso con nosotros.
—La vida está abierta a la aurora de sí misma. Y, aunque sigamos
Siendo peregrinos, amanece la piedra con nuevo cierzo: algo despierta
En cada cuerpo sucedido, en los poros despejados del agua.
Algo nos reinventa lo sentidos, —el hambre del tacto, acaso puerta
De la luz, ojos ascendidos de la noche, verde cuaderno del horóscopo.
Sacamos de cada golpe, el azúcar circular de los pájaros.
La luz reunida es posible. Subimos en clave la órbita de las pupilas,
Y desamarramos las gotas de nostalgia, la multitud de féretros,
La batalla inversa de la sangre,
Los números ciegos del afán.
Ahora entramos transparentes al polen. A ese otro poniente sin alfileres;
De frente madura la transparencia del fuego, aquí,
Donde llegados, —nosotros— los grises se desploman.
Los brazos tienen presencia de ferrocarriles: cada cuerpo tangible
En el sonido; los puntos cardinales nos encarnan: cada luz es la quietud
De sí misma, —la llama aspirada por el subconsciente.
Cada quien cosecha según lo pensado: esto es más que un designio
De renovadas aguas. Es el tiempo restituido del día.

Barataria, 08.XI.2010