lunes, 21 de mayo de 2018

DESCREENÇA

Imagen cogida del FB de Pere Bessó





DESCREENÇA




D’aquestes llunes mudes, les parets cegues o el cigne de paper dels antifaços, els forats esdevinguts de la tardor. 

Al fons de les oïdes plouen ciutats velles i ferides al davant de les quals no m’agenolle: he de partir abans que l’arravatament no em crucifique.

Mai no sabí purificar les aigües clavades del desempar. Mai la ruïna no fou alba: la ferida em semblà l’extermini de la rosada.

Després he marxat nu, —no ho negue— pel respons de les meues cicatrius. Adins del cos segat no hi ha mel per a beure, sinó aquests ulls enterbolits de la misèria.

—A un li toca ser caçador solitari entre multituds malèvoles.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





DESCREIMIENTO




De estas mudas lunas, las paredes ciegas o el cisne de papel de los antifaces, los agujeros acaecidos del otoño. 

Al fondo de los oídos llueven ciudades viejas y heridas a las cuales no me arodillo: debo partir antes de que la saña me crucifique.

Nunca supe purificar las aguas hincadas del desamparo. Jamás la ruina fue alba: la herida me pareció el exterminio del rocío.

Después he andado desnudo, —no lo niego— entre el responso de mis cicatrices. Adentro del cuerpo segado no hay miel para beberse, sino esos ojos enturbiados de la miseria.

—A uno le toca ser cazador solitario entre multitudes aviesas.

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga

NOIZBAIT

Imagen Pinterest





NOIZBAIT




Noizbait leku berezi batean, aingerua eta bere zauriak, haizearen ikus ezin zuhaitza, loaren ispilu ezaxolek betazal azpian desagertu ziren.

Atean edo urruntzean, nire ametsek ez diren besterik ez ditut itxarongo, baina nire behatzekin jakin naiz.

Txori bat bezala, beti saihestu izan dut hegan ez zegoen guztia.

Ahaztearen azalean nire gorputza bermatzen duen odolaren adarrak mugitzen ditu eta, eulien zentzugabea.

Norbait, berezko soinekoan askotan taupadetan dagoena.

Traducción al euskera, Eukene Lizeaga.





ALGUNA VEZ




Alguna vez, en algún sitio, el ángel y sus heridas, el árbol invisible del viento, los diversos espejos del sueño hundidos en sus párpados.

En la puerta o las ausencias, nunca esperé otra cosa que no fueran mis sueños, pero caminé descarnado con mis dedos.

Como un pájaro siempre huí de lo que no fuera vuelo.

Sobre la piel del olvido anidan las ramas de la sangre que me sostienen y el absurdo de las moscas.

Alguien, a menudo, duerme en la flor de sus cachivaches

De “Poemas del descreimiento”, 2018
© André Cruchaga