martes, 9 de noviembre de 2010

LLUM RESTITUÏDA/LUZ RESTITUIDA: TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DEL POETA PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español





LLUM RESTITUÏDA/LUZ RESTITUIDA: TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DEL POETA PERE BESSÓ




Querido Cru:

No es demasiado aconsejable coger el rábano por las hojas dice la sabiduría popular, pero no es menos cierto que las ramas pueden definir el árbol y dejar en tentempié la razón de los bosques. Algo así me sucede hoy a la hora de hablarte del poema que he traducido. Como que hablar de la luz restituida, devuelta, renovada pareciera que tuviera poco que ver con el mundo y trasmundo del tren. Pero, amigo, es que en la poesía de André Cruchaga el tren es más que elemento decorativo o figurativista, es un referente y recurrente con todas sus asociaciones y conflictos simbólicos: pues que el tren es velocidad nos acerca o nos aleja. Vamos a o huimos de. Esa consideración trajo al menos a Unamuno y a don Antonio de cabeza. Ambos se entregaron, a filo de siglo, a disquisiciones nada perentorias, aunque lo que a uno le sobraba de topofobia a otro le alentaba la filotopía. Desde el tren. Para Unamuno, el sueño de lo práctico junto al absurdo, como el paraguas cuyo sentido paradójico se perdía al abrirse. Para don Antonio el ensueño a lomos del caballo de hierro.

Pero es que ambos habían vivido con todo lujo de detalles el tren hispánico y vaya que lo había celebrado la sociedad bienpensante y ociosa. Sin embargo, junto a Azorín, los tres conocían el significado del tren futurista e incluso, allá de Marinetti, el tren de Mayakovsky riéndose de su desdicha de cuento y bailarina de affiche, frente a los trenes de la revolución. Y, sin embargo, en el amigo Cruchaga, un siglo después, hay un caleidoscopio de trenes de la infancia, con sus trenzas y todo, trenes a destripar en busca de la añoranza de los Reyes Magos, hay trenes peripatéticos, casi con alma de bestiario, son los trenes cánidos, los trenes moviendo la cola a nuestro encuentro y, cómo no, los trenes jamelgos y los trenes líricos y, hasta cierto punto, metafísicos. Los trenes de la luz y de las sombras. Los trenes, ay, de la noche. Y, así, si a Antonio Colinas se le abrían los caballos a la noche, André no le va zaguero: en sus poemas casi cotidianamente se le abren los trenes a la madrugada hasta el amanecer. Y, de nuevo ay, trenes con su carga de eros y tragedia: trenes rigurosamente vigilados. Trenes en blanco y negro, como la película homónima. Trenes de mercancías cuyo humo sueña. Son trenes abandonados en estaciones del recuerdo, a los que sólo acudimos en el duermevela los paisanos que leemos desde el mejor de los andenes los poemas viajeros del poeta, y es que, como el eslogan paranomásico: "André, ven en tren"...

Un abrazo.
Pere.




LLUM RESTITUÏDA





…i la volta del cel era una foradada
sense llums als vagons:
i he fet un foc d'estelles dins la gola del llop.
JOAN SALVAT-PAPASSEIT




Cada nineta neta, a trenc d’alba, les teranyines de la nit.
En la unitat de l’equilibri només hi ha les paraules blanques.
El sol dels trens penja de les temples, l’univers dels noms
Amb els seus ardents vagons líquids.
Cada dia s’il•lumina amb la campana del gall que aleteja en el traspati
Del calendari, en l’aigua reflectida de l’aire,
El crisantem que la memòria guarda per a incorporar-lo a les vocals.
Damunt de la pedra el cos devers l’horitzó.
Entre les ombres, m’acompanya la llum restituïda: —la branca del somni
Que llostreja en l’alba, el nom cert dels llençols,
El lloc de les certeses que és sense fronteres, la porta naixent,
Fonda, que assisteix la pluvia transparent del camí, —carrers caminats
Que poden ser oblit, mentre s’escole la treva amb les ombres.
—Hem caminat enmig de la multiplicació del tedi.
Hem estat suspesos en el vagó rectangular de la foscor;
Però també, hui, somorgollem la fusta:
Inscrivim els ulls a un altre llindar de cresols. Sortim il•lesos del fil.
El vaixell dels sentits amb nosaltres.
L’oblit amb nosaltres.
El cos sense plagues amb nosaltres.
L’infant de l’arc del cel amb nosaltres.
El món pols a pols amb nosaltres.
—La vida està oberta a l’aurora de sí mateixa. I, encara que continuem
Essent pelegrins, trenca l’alba la pedra amb nou cerç: alguna cosa desperta
En cada cos succeït, en els porus esclarits de l’aigua.
Alguna cosa ens reinventa els sentits, —la fam del tacte, potser porta
De la llum, ulls ascendits de la nit, verd quadern de l’horòscop.
Traiem de cada colp, el sucre circular dels ocells.
La llum reunida és possible. Pugem en clau l’òrbita de les ninetes,
I desamarrem les gotes de nostàlgia, la multitud de fèretres,
La batalla inversa de la sang,
Els números cecs de l’afany.
Ara entrem transparents al pol•len. A aqueix altre ponent sense agulles de cap;
De front madura la transparència del foc, ací,
on arribats, —nosaltres— els grisos es desplomen.
Els braços tenen presència de ferrocarrils: cada cos tangible
En el so; els punts cardinals ens encarnen: cada llum és la quietud
De sí mateixa, —la flama aspirada pel subconscient.
Cadascú recull segons allò pensat: açò és més que un designi
De renovades aigües. És el temps restituït del dia.

Baratària, 08.XI.2010



LUZ RESTITUIDA




…i la volta del cel era una foradada
sense llums als vagons:
i he fet un foc d'estelles dins la gola del llop.
JOAN SALVAT-PAPASSEIT




Cada pupila limpia, al amanecer, las telarañas de la noche.
En la unidad del equilibrio sólo existen las palabras blancas.
El sol de los trenes cuelga de las sienes, el universo de los nombres
Con sus ardientes vagones líquidos.
Cada día se ilumina con la campana del gallo que aletea en el traspatio
Del calendario, en el agua reflejada del aire,
El crisantemo que la memoria guarda para incorporarlo a las vocales.
Sobre la piedra el cuerpo en dirección del horizonte.
Entre las sombras, me acompaña la luz restituida: —la rama del sueño
Que amanece en el alba, el nombre cierto de las sábanas,
El lugar de las certezas que existe sin fronteras, la puerta naciente,
Honda, que asiste a la lluvia transparente del camino, —calles andadas
Que pueden ser olvido, mientras fluya la tregua con las sombras.
—Hemos caminado en medio de la multiplicación del tedio.
Hemos estado suspendidos en el vagón rectangular de la oscuridad;
Pero también, hoy, sumergimos la madera:
Inscribimos los ojos a otro umbral de candiles. Salimos ilesos del filo.
El barco de los sentidos con nosotros.
El olvido con nosotros.
El cuerpo sin llagas con nosotros.
El niño del arcoíris con nosotros.
El mundo pulso a pulso con nosotros.
—La vida está abierta a la aurora de sí misma. Y, aunque sigamos
Siendo peregrinos, amanece la piedra con nuevo cierzo: algo despierta
En cada cuerpo sucedido, en los poros despejados del agua.
Algo nos reinventa lo sentidos, —el hambre del tacto, acaso puerta
De la luz, ojos ascendidos de la noche, verde cuaderno del horóscopo.
Sacamos de cada golpe, el azúcar circular de los pájaros.
La luz reunida es posible. Subimos en clave la órbita de las pupilas,
Y desamarramos las gotas de nostalgia, la multitud de féretros,
La batalla inversa de la sangre,
Los números ciegos del afán.
Ahora entramos transparentes al polen. A ese otro poniente sin alfileres;
De frente madura la transparencia del fuego, aquí,
Donde llegados, —nosotros— los grises se desploman.
Los brazos tienen presencia de ferrocarriles: cada cuerpo tangible
En el sonido; los puntos cardinales nos encarnan: cada luz es la quietud
De sí misma, —la llama aspirada por el subconsciente.
Cada quien cosecha según lo pensado: esto es más que un designio
De renovadas aguas. Es el tiempo restituido del día.

Barataria, 08.XI.2010