viernes, 3 de julio de 2015

BOCA DE L'ASFÍXIA

Imagen cogida del FB de Pere Bessó




BOCA DE L'ASFÍXIA




Recién llegado por definición es: aquella diferente persona notada en seguida portodos, que llegado recién a un país de la clase de los diferentes, tiene el aire digno de un hombre que no sabe si se ha puesto los pantalones al revés, o el sombrero derecho en la cabeza izquierda, y no se decide a cerciorarse del desperfecto en público, sino que se concentra en una meditación sobre eclipses, ceguera de los transeúntes, huelga de los repartidores de luz, invisibilidad de los átomos y del dinero de papá, y así logra no ser visto.
Macedonio Fernández




M’ofegues de genolls en el buit. Ací un colp rere un altre on només van quedant ruïnes. On només els masegaments queden impregnats en la flaçada. El pany és la caixa negra de ls meues pors, ¿què lluny visc de la mà del dia? En les mans creixen sigilosos els dies dolents de la setmana i la seua retòrica, els silencis apagats de les parets. Fa mal el trau de la fam al capciró dels dits quan aquests pugen a la taula; fa mal l’avui en despertar en l’ahir de les andròmines metàl·liques penjant de la gola; fa mal l’alé tallat del pany i la collita de molsa en la fullaraca del teulat; crema l’albarda o l’ormeig en l’ull de llum després d’un tragí i un altre, sense parar. Sent foc en el crespó de l’alé; en les teues aigües, el filó del sexe amb el seu eixovar ciclònic. Les dues ombres de cendra mentre dormim. Les dues nits damunt de les rajoles i la seua tossuderia galopant. Al front els via crucis de granit com un altre estrany riu de silencis desmembrats. Sobre el vent maduren els ulls la seua innocència de records. ¿Qui és l’ heroi o l’anti-heroi en aquest renill desencaixat de l’entranya? El calendari ens fa naufragar, obert, en el costat de les aigües, lent com una entranya adolorida, erm en el caragol de l’asfalt, roí com el fullatge en els engolidors. En la cova de l’asfíxia, toquem la serpent de la misèria i aqueix oblit que tant delege, després d’abandonar el mercat de la nostàlgia. (Sempre foren desesperants les paraules quan li castrem els ocells i de penes deixem, els pellingots. Cada sufocament fou una fuetada fúnebre com l’ull gastat a la vora de les voravies. Hui són irreals tots els litorals del gemec, les solapes de la ferida, la redona flor del tacte, la veu retuda davant de les ninetes. Avui la garrotxa ens despulla i queden impunes les punyalades i queda al descobert el semen espars. ¿És brasa tota aquesta foscor que ens mata? ¿Quan, fins quan la disfressa apropiant-se de la consciència?) Mentre que se’ns trenquen les ungles dels dits, ¿on reposa la humitat que acumulem? Tota la boca en el degoteig del moltó. Tot el passa-muntanyes per a caminar o llevar-li la clau al país. Tot el sanglot en la imatge macabra, en la carassa de la infància o l’adultesa. Sempre vast d’incendis al voltant de les rugues, sempre mortal el paradís i els adams i les eves i les pomes i les serps i els ulls en tu dansant en el tabernacle absurd de l’ombra. En realitat el temps és absurd: senzillament s’ha de veure a l’espill on descansa la set o el misteri i el seu bisturí terrible. Al capdavall, ja no sé si estic boig o m’he tornat un imbècil, el fum desespera amb els seus sarcasmes; davant de certes notícies, amague els forats de l’insult, aquesta dolor d’animal engangrenat, i les tornades del drama nacional. A la llum de tanta sordidesa em torne incomprensible: jo i la merda de la meua mortalitat. A les cantonades del deliri, sempre hi ha aqueixa sensació de malestar despert, sempre el dubte com l’única adreça postal per a lliurar els solatges de l’absurd. Des de hui avorresc els diversos noms que té l’arna. Ah, les teues cuixes per a començar a pujar el món…

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït al català per PERE BESSÓ




BOCA DE LA ASFIXIA




Recién llegado por definición es: aquella diferente persona notada en seguida por todos, que llegado recién a un país de la clase de los diferentes, tiene el aire digno de un hombre que no sabe si se ha puesto los pantalones al revés, o el sombrero derecho en la cabeza izquierda, y no se decide a cerciorarse del desperfecto en público, sino que se concentra en una meditación sobre eclipses, ceguera de los transeúntes, huelga de los repartidores de luz, invisibilidad de los átomos y del dinero de papá, y así logra no ser visto.
Macedonio Fernández




Me ahogas de rodillas en el vacío. Aquí un golpe tras otro donde sólo van quedando ruinas. Donde sólo las magulladuras quedan impregnadas en la cobija. La cerradura es la caja negra de mis miedos, ¿qué lejos vivo de la mano del día? En las manos crecen sigilosos los días dolientes de la semana y su retórica, los silencios apagados de las paredes. Duele el ojal del hambre en la yema de los dedos cuando éstos suben a la mesa; duele el hoy al despertar en el ayer de los trastos metálicos colgando de la garganta; duele el aliento sajado del postigo y la cosecha de musgo en la hojarasca del tejado; arde la albarda o el aparejo en el ojo de luz después de un trajín y otro, sin parar. Siento fuego en el crespón del aliento; en tus aguas, el filón del sexo con su ajuar ciclónico. Las dos sombras de ceniza mientras dormimos. Las dos noches sobre las baldosas y su terquedad galopante. En la frente los vía crucis de granito como otro extraño río de silencios desmembrados. Sobre el viento maduran los ojos su inocencia de recuerdos. ¿Quién es el héroe o el antihéroe en este relincho desencajado de la entraña? El calendario nos hace naufragar, abierto, en el costado de las aguas, lento como una entraña dolorida, páramo en el caracol del asfalto, ruin tal el follaje en los tragantes. En la cueva de la asfixia, tocamos la serpiente de la miseria y ese olvido al que tanto aspiro, después de abandonar el mercado de la nostalgia. (Siempre fueron desesperantes las palabras cuando le castramos los pájaros y dejamos, apenas, los harapos. Cada sofoco fue un latigazo fúnebre como el ojo gastado al borde de las aceras. Hoy son irreales todos los litorales del gemido, las solapas de la herida, la redonda flor del tacto, la voz rendida ante las pupilas. Hoy, la breña nos desnuda y quedan impunes las puñaladas y queda al descubierto el semen derramado. ¿Es brasa toda esta oscuridad que nos desvive? ¿Cuándo, hasta cuándo el disfraz apropiándose de la conciencia?) Mientras se nos rompen las uñas de los dedos, ¿dónde reposa la humedad que acumulamos? Toda la boca en el goteo del cordero. Todo el pasamontañas para andar o quitarle llave al país. Todo el sollozo en la imagen macabra, en la mueca de la infancia o la adultez. Siempre vasto de incendios alrededor de las arrugas, siempre mortal el paraíso y los adanes y las evas y las manzanas y las serpientes y los ojos en vos danzando en el sagrario absurdo de la sombra. En realidad el tiempo es absurdo: simplemente hay que ver al espejo donde descansa la sed o el misterio y su horrendo bisturí. Después de todo, ya ni se si estoy loco o me he convertido en imbécil, el humo desespera con sus sarcasmos; ante ciertas noticias, tapo los agujeros del insulto, este dolor de animal engangrenado, y los estribillos del drama nacional. A la luz de tanta sordidez me torno incomprensible: yo y la mierda de mi mortalidad. En las esquinas del delirio, siempre hay esa sensación de malestar despierto, siempre la duda como única dirección postal para enviar las haces del absurdo. Desde hoy aborrezco los diversos nombres que tiene la polilla. Ah, tus muslos para empezar a subir el mundo…
Barataria, 30.VI.2015