sábado, 15 de septiembre de 2012

FACCIÓ DE L’ESPERA/ FACCIÓN DE LA ESPERA-TRADUCCIÓN DEL POEMA: PERE BESSÓ

Imagen tomada de rostrosescondidos.com






FACCIÓ DE L’ESPERA/ FACCIÓN DE LA ESPERA-TRADUCCIÓN DEL POEMA: PERE BESSÓ



Querido André:

Imaginemos detenidamente este diálogo del poeta con su alter ego:

—¿En qué conciencia cabe un pedazo del delirio?
—Nunca hubo respuestas, ni palabras. Únicamente la espera ruidosa, que una vez más se emparenta con el olvido.

O por decirlo a la manera del poeta, sin mayores estragos, qué frío cuando el perro sólo ladra para reafirmarse ante la presencia del gentío. ¿Para quién escribe el poeta? O la realidad es que tan sólo prueba a ladrar, como poetizaba D.H. Lawrence…

(El poeta conoce, ay, su engaño: sólo así se hace más soportable la espera…)

Pere Bessó



FACCIÓ DE L’ESPERA



Estamos bloqueados por los remordimientos.
VICENTE HUIDOBRO



Com ritme d’ocells morts fugen els tamborinets de les aranyes
famolenques del reremón de l’espera; els ecos absorbents
de l’esser ací, dissecant tota la respiració dels dies fèrtils,
els dies a cel obert de la gespa i el tronc del desassossec reptant
damunt de la roca silenciosa, terrible quietesa d’ombra,
absència total des del llindar que llostreja, quasibé orfe
de repòs i llum.
El suïcidi s’encarrega de la sequera,
del formigueig que creix la reserva, encreuament de braços entre grillons,
aiguamoll de salmorra on beuen el temps els corbs,
la cendra enfonsada en el jade, amarrada al baf de l’espera.
—Mai no arriba. Mai no arribes al brancatge de la menta.
Ben al contrari:
fosc és aquest estoig de la paciència, les esquerdes intransitives
de la sang, la complexitat de pelegrinar sense déus,
ni promeses, ni gaubança.

(En cada dit s’apaguen els dits dels fòsfors; davant de l’entranya inútil:
la fullaraca, els ganivets eterns de l’horitzó.
L’afany del brufol és una realitat incessant, una estampa de prurits,
un udol de dents,
i no un raget d’aigua entrant al bullent de l’alé.)

En cada facció del vol, la sordidesa enroscada en la fullaraca,
el guacal del desig dels ulls, eixint-se de la seua concavitat,
fluctuant en el dromedari del dubte, en aqueix va de l’espasme.
De prompte dolen els bocins de cràter de la gola, el saldo
sempre en roig dels malls,
el sabor innavegable de les aigües estanques,
el pur ranci entre les genives,
com un desencontre de fantasmes estèrils, com el penediment
de les ungles mastegades, en plena guillotina del sonambulisme.
En quin tros de camí la metamorfosi esdevé clandestina?
En quina consciència cap un bocí del deliri,
les fotografies els miralls de les quals
es furten de sobte els colors?
—Mai no hi hagué respostes, ni paraules. Només l’espera sorollosa,
que una vegada més se emparenta amb l’oblit.
Quin fred fa quan només el gos es reafirma en el seu lladruc,
i no la presència
de la fronda! Un mateix s’esvaneix al bell mig de la gentada,
en els nus de la història del foc…
el guany, al capdavall, l’obté la indiferència:
hui, he de tornar a replantejar-me l’horitzó, i retornar al vell
costum de contemplar la boirina; al cap i a la fi,
els nàufrags també sobreviuen als caragols, i al soroll
que produeix el sonambulisme en les altes esferes de la nit.
“L’espera és la més refinada forma de tortura.”
Baratària, 13.IX.2012




FACCIÓN DE LA ESPERA




Estamos bloqueados por los remordimientos.
VICENTE HUIDOBRO




Como ritmo de pájaros muertos huyen los taburetes de las arañas
hambrientas del trasmundo de la espera; los ecos absorbentes
del estar aquí, disecando toda la respiración de los días fértiles,
los días a cielorraso del césped y el tronco del desasosiego reptando
sobre la roca silenciosa, terrible quietud de sombra,
ausencia total desde el umbral que amanece, casi huérfano
de reposo y luz.
El suicidio se encarga de la sequía,
del hormigueo que cunde el sigilo, cruce de brazos entre grilletes,
pantano de salmuera donde beben el tiempo los cuervos,
la ceniza hundida en el jade, amarrada al vaho de la espera.
—Nunca llega. Nunca llegas al ramaje de la hierbabuena.
Todo lo contrario:
hosco es este estuche de la paciencia, las grietas intransitivas
de la sangre, la complejidad de peregrinar sin dioses,
ni promesas, ni júbilo.

(En cada dedo se apagan los dedos de los fósforos; ante la entraña inútil:
la hojarasca, los cuchillos eternos del horizonte.
El afán del búho es una realidad incesante, una estampa de pruritos,
un aullido de dientes,
y no un chorrito de agua entrando al fervor del aliento.)

En cada facción del vuelo, la sordidez enroscada en la hojarasca,
el guacal del deseo de los ojos, saliéndose de su concavidad,
fluctuando en el dromedario de la duda, en ese hueco del espasmo.
De pronto duelen los pedazos de cráter de la garganta, el saldo
siempre en rojo de las almádanas,
el sabor innavegable de las aguas estancadas,
el puro rancio entre las encías,
como un desencuentro de fantasmas estériles, como el remordimiento
de las uñas masticadas, en plena guillotina del sonambulismo.
¿En qué pedazo de camino la metamorfosis se vuelve clandestina?
¿En qué conciencia cabe un pedazo del delirio,
las fotografías cuyo espejismo
se roban de pronto los colores?
—Nunca hubo respuestas, ni palabras. Únicamente la espera ruidosa,
que una vez más se emparenta con el olvido.
¡Qué frío hace cuando sólo el perro se reafirma en su ladrido,
y no la presencia
de la fronda! Uno mismo se desvanece en medio del gentío,
en los nudos de la historia del fuego…
la ganancia, después de todo, la obtiene la indiferencia:
hoy, debo volver a replantearme el horizonte, y retornar a la vieja
costumbre de contemplar la neblina; a fin de cuentas,
los náufragos también sobreviven a los caracoles, y al ruido
que produce el sonambulismo en las altas esferas de la noche.
“La espera es la más refinada forma de tortura.”

Barataria, 13.IX.2012