jueves, 8 de abril de 2021

DANSA DE PELL DE L’ONATGE│ DANZA DE PIEL DEL OLEAJE

 

Imagen FB de Pere Bessó




DANSA DE PELL DE L’ONATGE

 

 

un bote de remos vacío se golpeaba contra el muelle,

tú cerrabas puertas, te asustabas del viento

Johanna Venho

 

 

Què ens en queda després de cremar en un territori de molls i vent,

d’aquesta dansa de pell de l’onatge, avui sordes violes enmig de la barbàrie.

Potser només la pel•lícula arrugada de les ombres en una nit

agitada o lenta d’insomnis, entre miratges i fulles que cauen

damunt de les aigües del cel invertit de la nostra geografia.

Un creu que tot es troba dit o escrit a la sorra o l’argila:

més enllà de les raneres bellugadisses del vent, està el riure de l’aigua,

i el peix que juga a les llunyanies entre els dits de l’escuma.

De vegades, el cor desperta per a esperar, tot i que ningú no parle.

Darrere del trafec, els ulls que callen, però sempre miren

aquesta olor de gebrada explosiva als braços.

Sempre hi són per a bressolar l’amuntegada sufocació dels batecs,

el panteix vermell dels panys, el sucre, sobtat, de la fusta salada.

Després de tot, res no roman buit quan el temps cavalca

i delata, al peu de l’alba de cada dia, el torrent de la sang.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

DANZA DE PIEL DEL OLEAJE

 

 

un bote de remos vacío se golpeaba contra el muelle,

tú cerrabas puertas, te asustabas del viento

Johanna Venho

 

 

Qué nos queda después de arder en un territorio de muelles y viento,

de esa danza de piel del oleaje, hoy sordos alhelíes entre barbarie.

Quizás solo la película arrugada de las sombras en una noche

agitada o lenta de insomnios, entre espejismos y hojas que caen

sobre las aguas del cielo invertido de la geografía nuestra.

Uno cree que todo está dicho o escrito en la arena o la arcilla:

más allá de los estertores movedizos del viento, está la risa del agua,

y el pez que juega a las lejanías entre los dedos de la espuma.

A veces, el corazón despierta para esperar, aunque nadie hable.

Detrás del tráfago, los ojos que callan, pero siempre miran

ese olor de escarcha explosiva en los brazos.

Siempre están ahí para acunar el agolpado sofoco de los pálpitos,

el jadeo rojo de las cerraduras, el azúcar, de pronto, de la madera salada.

Después de todo, nada permanece vacío cuando el tiempo cabalga

y delata, al pie del alba de cada día, el torrente de la sangre.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


A MERCÈ DE CAMINS DE FUM│ A MERCED DE CAMINOS DE HUMO

 

Imagen FB de Pere Bessó




A MERCÈ DE CAMINS DE FUM

 

 

A lo largo de los caminos de la noche avanza la cohorte

de aquellos que tienen países y como último recurso

los abandonan dejando atrás sus rostros.

Sylvie Fabre G.

 

 

Estem a mercè dels camins costeruts del fum, ja sense país, només mirant passar els somnis, enfonsats en carrers desabrigats, suspesos d’un bull immòbil i insomne. A estones només ens salva el llindar dels records, encara que persistesca el pupitre de la boira i l’olor de virolla desdibuixada per ràfegues de fullaraca. Aquells sense orfandat no conviuen amb la nit, ni coneixen la tova amortallada de l’esperança, ni la gatzara de la fam que corroeix despietadament les sabates. Negres llampecs s’acosten; i no són justament ocells, sinó la calavera de la rosa en el cuir de l’enderroc dels canelobres.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

A MERCED DE CAMINOS DE HUMO

 

 

A lo largo de los caminos de la noche avanza la cohorte

de aquellos que tienen países y como último recurso

los abandonan dejando atrás sus rostros.

Sylvie Fabre G.

 

 

Estamos a merced de los caminos empinados del humo, ya sin país, solo mirando pasar los sueños, hundidos en calles desabrigadas, suspendidos de un hervor inmóvil e insomne. A ratos únicamente nos salva el umbral de los recuerdos, aunque persista el pupitre de la bruma y el olor a trompo desdibujado por ráfagas de hojarasca. Aquellos sin orfandad no conviven con la noche, ni conocen el adobe amortajado de la esperanza, ni el bullicio del hambre que corroe despiadadamente los zapatos. Negros relámpagos se avecinan; y no son precisamente pájaros, sino la calavera de la rosa en el cuero de la ruina de los candelabros.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga