sábado, 30 de junio de 2012

BALCÓ ADINS/ BALCÓN ADENTRO-INTRUDUCCIÓN Y TRADUCCIÓN DEL POEMA,PERE BESSÓ

Imagen tomada de: puertasconvivencias.blogspot.com




BALCÓ ADINS/ BALCÓN ADENTRO-INTRUDUCCIÓN Y TRADUCCIÓN DEL POEMA AL CATALÁN, PERE BESSÓ



De siempre, querido André, el poeta ha querido descubrir, de una manera u otra, la propia interioridad. Como un vate, ha sabido -o intuido- que en lo profundo de su ser hay huellas de divinidad; es decir, de trancendencia, de eternidad. O 'eternidades' (como quería en su pluralidad concretiva el maestro Juan Ramón). Tiempos aquellos en que los poetas, filósofos y sacerdotes sabían de ritos, arcanos, lenguajes mediales, sacros. Tiempos aquellos otros en que la mística se ocupaba de las moradas y la búsqueda, ay, del más profundo centro, para solaz de las almas (y goce de los cuerpos). Tiempos, en fin, de las galerías de don Antonio Machado. Y llegas tú y no te contentas con invertir los motivos del lenguaje, sino que además buscas la metáfora rompiente: balcón adentro, dices. Asomarse, pues, al interior para hallar no sólo la llama sino el oleaje del alto mar en el escupitajo pleno, como si del más escorrido semen escribieras. Sólo así, una vez más, las enseñanzas de los Maestros, se renuevan. Abriendo las ventanas interiores nos alcanza el Universo. Lo Uno y lo Diverso. La propia alteridad subsumida en la conciencia misma. Del poeta, de la escritura y su artificio, el poema. Precioso, de nuevo, el ensamblaje del acto de vivir, el acto de crear, el acto de soñar, que suponen escalas y eslabones abiertos a la realidad, la suprarrealidad, si se quiere, desde donde el poeta se prepara para celebrar su 'eu jaristós', su Buena Cena, sabiendo -intuyendo, dije al principio- que ha de aprestarse al sacrificio -la degolladura- para alcanzar los despojos de la luz que iluminen balcón adentro. El poeta lo sabe, como lo supieron Abraham de Ur e Isaac , Arquímedes de Siracusa, Juan el Profeta... La sangre refulge en la semilla del sacrificio. Balcón adentro, un canto de vela alumbra. La sangre enciende el poema:

"Habrá, sin duda, que sacudir de los poros las supersticiones y poner la mesa con tomates y cebolla, luego caminar sin pensar en las degolladuras. Seguramente, habremos de desembarcar en una carpintería y recobrado el ajo de la libertad tan necesaria como una caldera de trenes."

Pere Bessó,
MISLATA, VALENCIA, 30.VII.2012





BALCÓ ADINS



Per a entrar als balcons interiors de l'ànima, gemeguen els caragols freds del cerç, l'aigua carnívora als ulls, els fòssils despintats de les ones penjats de les enclaves o forcons del gran solar de les cordes de la guitarra: adins, el tinter i la demència, els objectes borrosos del pensament, les facultats prolixes de les escales en el focus subterrani de la llengua ensopida. Al llarg del coixí i els llençols hi ha també balcons d'espellifada nuesa, els hi ha com un silenci de roques com parets d'intimitat destruïda; cada paraula és un desguàs de paraigües gastats pel deliri pestilent de les hores: rostres com abans, camins d'ocells inservibles, penyals que pleguen al seu antull l'onada de l'escopinada del vent. Balcó adins, tota la gravidesa de les ombres, xiuxiueig trastornat de realitat que enfolleix l'alé: un dia haurem de desabraçar tot el reremón dels cràters i la por enfurida a la saliva. (Al capdavall, quan l'alé s'ha ignificat, només hem d'esperar que el foc òbriga les finestres en bocins de llum, en mans de llum, en pluja de llum. Al nostre voltant, el temps ens espera. Sí, la sang amb la seua matèria terrestre, les bagues transitives de l'univers.) S'haurà, sense dubte, de fer fora dels porus les supersticions i parar taula amb tomates i ceba, en acabant caminar sense pensar en les degolladures. Possiblement, haurem de desembarcar en una fusteria i recobrar l'all de la llibertat tan necessària com ara una caldera de trens.


Baratària, 29.VI.2012





BALCÓN ADENTRO




Para entrar a los balcones interiores del alma, gimen los caracoles fríos del cierzo, el agua carnívora en los ojos, los fósiles despeinados de las olas colgados de las mochetas u horcones del gran solar de las cuerdas de la guitarra: adentro, el tintero y la demencia, los objetos borrosos del pensamiento, las facultades prolijas de las escaleras en el foco subterráneo de la lengua aletargada. A lo largo de la almohada y las sábanas, hay también balcones de desvencijada desnudez, los hay como un silencio de rocas como paredes de destruida intimidad; cada palabra es un desagüe de paraguas gastados por el delirio pestilente de las horas: rostros como antes, caminos de inservibles pájaros, peñascos que doblan a su antojo el oleaje del escupitajo del viento. Balcón adentro, toda la preñez de las sombras, murmullo trastornado de realidad que enloquece el aliento: un día habremos de desabrazar todo el trasmundo de los cráteres y el miedo enfurecido a la saliva. (Después de todo, cuando el aliento se ha vuelto ígneo, sólo hay que esperar que el fuego abra las ventanas en pedazos de luz, en manos de luz, en lluvia de luz. Alrededor nuestro, el tiempo nos espera. Sí, la sangre con su materia terrestre, los eslabones transitivos del universo.) Habrá, sin duda, que sacudir de los poros las supersticiones y poner la mesa con tomates y cebolla, luego caminar sin pensar en las degolladuras. Seguramente, habremos de desembarcar en una carpintería y recobrado el ajo de la libertad tan necesaria como una caldera de trenes.

Barataria, 29.VI.2012