sábado, 29 de mayo de 2010

ULLS CANSATS-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

"Lo demás es la fila india de siempre. El zarpazo de la mesa
En la Santísima Trinidad, los caracoles prendidos en las orejas
Para oír el mar, el pañuelo líquido en el patio de la espera."
Pintura del maestro Joan Miró








ULLS CANSATS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Si no puedo salvar todos mis sueños no salvaré ninguno
Que me despedacen sobre la hierba azul de una tierra que amo
Cuando me envuelva la increíble sombra que me aguarda
FERNANDO PALENZUELA








Ja l’hora llepa l’ocell sense plomes. Em crida la nit que emergeix
De les conques cegues del paisatge. Ningú no tornà a nàixer desfeta
La carn en la lluerna extinta de la respiració.
—Ningú ací, ni tu, finida de la respiració: mans, braços, llençols,
Fora de les serradores del meu llit.
Un dia el curullen uns altres daus amb noms i cognoms. —Tu, anònima
Damunt del granit relaxat de la memòria, afonada al vaixell
De la nit i el dubte, furtada de les meues mans callades i encallades
No en la llum, sinó en la fulla fosca de les meues mateixes vestimentes.
En el pati cancerós de l’efímer, el somni plagat de paraules
Suspeses, lianes d’estupefactes brúfols i paraigües.
Entre tanta tomba faig un torniquet a les meues temples, només així
Comence a desdibuixar les hores, la rònega llum del pit en la seua fugida.
Mire de trobar la levitat moradenca de la ferida, la paraula
No fendida de renills en la boca, no el periòdic amb paraigües
D’incertesa que mastegue el celiandre de desraons.
A gosades que cansa i mossega la pols de la fatiga: —els tants
Anys del rosegó, la pedra de la nit com un circ mut,
Els passamans lànguids de les pestanyes,
Aquesta mena de silenci amb cavalls grocs. Amb llibres fúnebres.
No espere massa en la meua mateixa gàbia, llevat d’un café i certa reverència
A les portes. A aqueixa llengua que drena la saliva.
La resta és la fila índia de sempre. L’arpada de la taula
En la Santísima Trinitat, els caragols penjats de les orelles
Per a sentir el mar, el mocador líquid al pati de l’espera.
Els peixos de les estrelles jugant en la memòria. La festa dels gats
Damunt dels cresols de les teules, la fusta de la carn en el xiprer.
Així i tot, ajunte llavors al pati posterior de les coordenades del meu país.
Pense en el sevitxe del teu melic. En l’orenga dels lòbuls.
Pense en el joc d’escacs dels teus porus.
En el llac dels cignes, tirats sense roba, empolsegats d’aigua
I gespa, mentre plou aromes i dubtes i arc del cel.
Pense en la costella obrint l’ultramar del basalt de la nit.
Pense en el cerç com un animalet caminant cap al centre
De la lluna creixent de la porta de colp de la sorpresa.
Pense, tanmateix, amb aquests ulls fatigats en el crisantem
De la faula, en els senyals despentinats que deixa el diccionari.
Pense, tanmateix, en les escales al fil de les llambordes:
—Alguna cosa, al capdavall, —encara que siguen bocinets de milotxa
En la memòria, —fragments de boirina en el quadern…
Baratària, 28.V.2010









OJOS FATIGADOS








Si no puedo salvar todos mis sueños no salvaré ninguno
Que me despedacen sobre la hierba azul de una tierra que amo
Cuando me envuelva la increíble sombra que me aguarda
FERNANDO PALENZUELA








Ya la hora lame al pájaro sin plumas. Me llama la noche que emerge
De las cuencas ciegas del paisaje. Nadie volvió a nacer deshecha
La carne en el tragaluz extinto de la respiración.
—Nadie aquí, ni vos, fenecida de la respiración: manos, brazos, sábanas,
Fuera de los aserraderos de mi cama.
Un día lo colman otros dados con nombres y apellidos. —Vos, anónima
Sobre el granito relajado de la memoria, hundida en el barco
De la noche y la duda, robada de mis manos calladas y encalladas
No en la luz, sino en la hoja oscura de mis propias vestimentas.
En el patio canceroso de lo efímero, el sueño plagado de palabras
Suspendidas, bejucos de estupefactos búhos y paraguas.
Entre tanta tumba le pongo un torniquete a mis sienes, sólo así
Empiezo a desdibujar las horas, la poca luz del pecho en su huída.
Trato de encontrar la levedad cárdena de la herida, la palabra
No hendida de relinchos en la boca, no el periódico con paraguas
De incertidumbre que mastique el cilantro de sinrazones.
Desde luego que cansa y muerde el polvo de la fatiga: —los tantos
Años del mendrugo, la piedra de la noche como un circo mudo,
Los barandales lánguidos de las pestañas,
Esta suerte de silencio con caballos amarillos. Con libros fúnebres.
Casi nada espero en mi propia jaula, salvo un café y cierta reverencia
A las puertas. A esa lengua que drena la saliva.
Lo demás es la fila india de siempre. El zarpazo de la mesa
En la Santísima Trinidad, los caracoles prendidos en las orejas
Para oir el mar, el pañuelo líquido en el patio de la espera.
Los peces de las estrellas jugando en la memoria. La fiesta de los gatos
Sobre los candiles de las tejas, la madera de la carne en el ciprés.
Aún así, junto semillas en el traspatio de las coordenadas de mi país.
Pienso en el cebiche de tu ombligo. En el orégano de los lóbulos.
Pienso en el ajedrez de tus poros.
En el lago de los cisnes, tirados sin ropa, empolvados de agua
Y césped, lloviendo aromas y dudas y arco iris.
Pienso en la costilla abriendo el ultramar del basalto de la noche.
Pienso en el cierzo como una animalito caminando hacia el centro
De la luna creciente de la puerta de golpe del asombro.
Pienso, sin embargo, con estos ojos fatigados en el crisantemo
De la fábula, en las señales despeinadas que deja el diccionario.
Pienso, sin embargo, en las escaleras al filo de los adoquines:
—Algo queda, después de todo, —aunque sean— pedacitos de piscucha
En la memoria, —fragmentos de neblina en el cuaderno…
Barataria, 28.V.2010


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Querido Cruchaga:

Ayer recibí el poema que me encantó pero, como sabes, apenas tengo un poco de tiempo sosegado para mí pues comenzaron los exámenes finales de bachillerato. Así que esta mañana de sábado me he relajado y tras leer correo y responder emilios (muy) atrasados, me he puesto contigo. Un poema, el de ojos cansados, que me ha agradado desde el principio, pues a partir del símbolo clásico del "ave desplumada" pasas a la lectura íntima enfrentada a la imposibilidad de "ave fénix", de esperanza bienintencionada. La espera de la hora postrera (Quevedo, por ejemplo) en un paisaje de cuencas vacías. Mayor desesperanza imposible: el paso de la subjetividad lírica plena (tu 'yo' que mira el paisaje y lo integra en su interior y en el seno del poema) al paisaje que mira (animación y objetividad lírica), pero con mirada ciega.

El resto del poema persiste en tus temas y claves: el humor negro autocomplaciente, la burla y parodia del paisaje sentimental, la presencia/ausencia de la amada (a través del falso diálogo y desdoblamiento de voces), que acá se llevara el varapalo correspondiente: tampoco ella se salvará del reniego ni del anonimato, que lo vaya asumiendo, ay. La cárcel del cuerpo platónica es la jaula doméstica -el circo cotidiano del poeta [la huella dadá de Arp es evidente]- desde la que atempera las horas y años ya no de vacas flacas y desvividos, sino del mero mendrugo. Y sin embargo, muy a pesar de la complacencia expresionista, el poema cobra momentos de belleza 'blanca' inusitada. En la mesa del Padre, tal cual liturgia oral cristiana, el lector puede encontrar alborozado la deconstrucción del mito homérico: la presencia del rumor del mar en la caracola, que acá, como nuevo Ulises, André Cruchaga trasciende:

"Lo demás es la fila india de siempre. El zarpazo de la mesa
En la Santísima Trinidad, los caracoles prendidos en las orejas
Para oír el mar, el pañuelo líquido en el patio de la espera."

Mi felicitación y saludo al poeta y al amigo.
Abrazo.
Pere Bessó
Valencia, 29.V.2010