lunes, 25 de julio de 2011

RENÚNCIA/RENUNCIA, TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PEREBESSÓ


Hui renuncie a tot: a allò que tenia en les meues mans; a allò que tu tenies
de mi guardat en l’armari de cada matí. Perquè l’alé
no pot ser llum envellida, perquè la il·lusió no pot ser lament
de tots els dies, perquè la vida es lliura, en certa manera,
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RENÚNCIA/RENUNCIA, TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PEREBESSÓ






Hui renuncie a tot: a allò que tenia en les meues mans; a allò que tu tenies
de mi guardat en l’armari de cada matí. Perquè l’alé
no pot ser llum envellida, perquè la il•lusió no pot ser lament
de tots els dies, perquè la vida es lliura, en certa manera,
amb ingenuïtat pura, amb llibertat de vent i vivacitat.
Renuncie a les bugaderies fosques del destí i al niu de cendra,
renuncie als balcons tancats, sense somriures, a la alforja buida,
renuncie als visos que capturaren les ombres,
Renuncie a tot, perquè aqueix tot és desvalguda taula sense estovalles.
De sobte el calendari és volta on no maduren les violes,
ni les branques del cel converteixen en ombra
tota la nuesa acumulada en el dia: (per cert que la penombra
s’ha fet present; el migdia, un carrer on es perd
la mirada, cossos vessats en la llengua del cel.
Entre tantes telles i bigues, el sutze com una nineta rotant
en cada rampa de fondàries.
Com tota llum, la llum ens arriba també de la nostra mateixa matèria:
sense endevinar l’avenir, renunciem a aquesta luxúria de rellotges
cremats, a la pluja que temps ha girà en la medul•la del gaudi;
sorolls puixants envairen els nostres lòbuls, ardors travessaren
la boca fins a humidir-la de focs corporis.)
Però es l’hora en què sense guanyar ni perdre, renunciem a l’aleteig;
és millor així abans que les campanes es tornen fosques,
abans de fer del sospir una fusteria de làpides,
una embasta de reprotxes amb randes pel tremolor de la penombra.
Renuncie, doncs, a la decrepitud que es tornà arna;
renuncie al brufol penjat de la paret de la marinada de l’ona,
a la contemplació del baf quan el fum forada les ninetes,
al relleu llostrejat sense crisàlides.
(Ja no calen tantes explicacions quan la temperatura
de la vesprada baixa i s’esbargeix en la foscor del paisatge.)
Com no hi ha cap fruit miraculós, m’estime més partir d’allò real a l’oblit.



Baratària, juliol de 2011




RENUNCIA






Hoy renuncio a todo: a lo que tenía en mis manos; a lo que vos tenías
de mí guardado en el armario de cada mañana. Porque el aliento
no puede ser luz envejecida, porque la ilusión no puede ser lamento
de todos los días, porque la vida se entrega, en cierto modo,
con ingenuidad pura, con libertad de viento y vivacidad.
Renuncio a las lavanderías oscuras del destino y al nido de ceniza,
renuncio a los balcones cerrados, sin sonrisas, a la alforja vacía,
renuncio a los tornillos que aprehendieron las sombras,
Renuncio a todo, porque ese todo es desvalida mesa sin mantel.
De pronto el calendario es bóveda donde no maduran los alelíes,
ni las ramas del cielo convierten en sombra
toda la desnudez acumulada en el día: (por cierto que la penumbra
se ha hecho presente; el mediodía, una calle donde se pierde
la mirada, cuerpos derramados en la lengua del cielo.
Entre tantas tejas y vigas, el hollín como una pupila rotando
en cada calambre de hondonadas.
Como toda luz, la luz nos viene también de nuestra propia materia:
sin adivinar el futuro, renunciamos a esta lujuria de quemados
relojes, a la lluvia que una vez giró en el tuétano del gozo;
ruidos pujantes invadieron nuestros lóbulos, ardores atravesaron
la boca hasta humedecerla de fuegos corpóreos.)
Pero es la hora en que sin ganar ni perder, renunciamos al aleteo;
es mejor así antes de que las campanas se tornen oscuras,
antes de hacer del suspiro una carpintería de lápidas,
un hilván de reproches con encajes por el temblor de la penumbra.
Renuncio, pues, a la decrepitud que se volvió polilla;
renuncio al búho colgado de la pared de la marea de la ola,
a la contemplación del vaho cuando el humo horada las pupilas,
al relieve amanecido sin crisálidas.
(Ya no son necesarias tantas explicaciones cuando la temperatura
de la tarde baja y se dispersa en la oscuridad del paisaje.)
Como no hay frutos milagrosos, prefiero partir de lo real al olvido.

Barataria, julio de 2011



Hay momentos en la vida en la que el poeta cobra su dimensión, es señor de las cosas y su mundo ilimitado, ofrenda del Universo. Suele coincidir esta plenitud guilleniana con una máxima humildad no exenta del orgullo de la diferencia, una diferencia substancial que deriva en opinión acertada o al menos aceptable de la propia condición del poeta. Cito a Guillén por ser uno de los poetas más estudiados desde esta perspectiva: un beato sillón, las doce en el rejo y el mundo está bien hecho.

Por el contrario, hay momentos en que en el mundo interior del poeta aparecen los signos evidentes de la escritura de la renuncia. La renuncia no al poder, a la gloria, a la corte, que de eso de Horacio a Fray de León o el mismo Cernuda ya dejaron sus alegatos. André Cruchaga retoma desde los gnósticos o el cristianimo más arcano, e incluso más herético -los albigenses o cátaros- la renuncia como la otra cara del saber o el camino a la endura. André Cruchaga renuncia: es decir, anuncia expresamente que desestima y se desase de los atributos que forjan la querencia, la ilusión... desde el propio aliento. Es un poema, pues, donde el tono confesional recupera el sentido de la sabiduría última.

Eso explica la contundente dejación de la voluntad hacia. Sabe que toda cosa se torna sombra, cenizas, muerte. De nuevo, volvemos a resaltar la personal automoribundia del poeta.

Y todo ello con el punto expresionista derivado hacia el humor negro y la paradoja o el absurdo. Sólo destacaré dos metáforas que explicitan mucho mejor lo que avanzo: la lujuria de los relojes quemados (eros y tiempo); la carpintería de lápidas (creación y muerte). Y, sin demasiado esfuerzo, aun podemos entrever que en la carpintería del poeta se simbolizan donde antes el fuste y los artilugios de vida, ahora las tablas para la caja zaguera.

En tal sentido, de nuevo André Cruchaga nos demuestra su enorme armazón asociativo a la hora de provocarnos en el lenguaje cerrado de círculos y sus contrarios. Que no es sino otra manera de señalar que nos encontramos ante el peculiar pensamiento translógico del maestro.
Pere Bessó