sábado, 25 de diciembre de 2010

SAINT GEORGE: DARRERA ESCALA/ SAINT GEORGE: ÚLTIMA ESCALA, COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ


Lluny del centre ja de Salt Lake City, al sud, entre els congostos.
La carretera 15 com un vell dromedari, les viles disfressades
de postals, la respiració inflada i els ulls en el seu resplendor
desbordant: l'aurora es disfressa de menta inefable, tremola
el rostre damunt dels pergamins estesos dels estreps.
Carretera central de Saint George






SAINT GEORGE: DARRERA ESCALA/ SAINT GEORGE: ÚLTIMA ESCALA, COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ



Querido André:

Mi presente de Navidad: tu poema de San Jorge a la gringa, a despecho de la vieja mitología. Un nuevo caballero de la poesía con las nuevas armaduras y el nuevo caballo metálico y su mesnada siguiéndole. Un nuevo San Jorge o San Andrés, si quieres, cabalgando hacia el bosque y las montañas desnudas a la búsqueda del nuevo dragón con su cola de pipas de petróleo. O los escorpiones con su veneno de oro negro. Y los nuevos peligros de siempre, los desfiladeros, las nieves o la soledad misma. Y el tiempo del frío para recordar o sumarse al paisaje. Un paisaje resucitado, soñado, digno de la visión. Un paisaje que a mí me hace recordar la noche lorquiana de Poeta en Nueva York, pero que acá con la misma intención de dimensión épica, Andrés, recuperas. Para Lorca la ciudad de neón y el puente de Brooklyn, para tí, amigo, lejos de la megaurbe, el paisaje abierto y desolado -la soledad de nuevo- en el que tampoco nadie duerme, pero acá como allá una última estación, una última escala, la frontera última.
[On the road again i back home, dos modos de cante jondo a la gringa, que en ti suponen el border line, las tierras fronterizas y la vuelta a casa no sólo junto a os tuyos, sino más interiorizada: la vuelta a la lengua de la madre, mujer y hermanos y a la escritura propia]
Alegra ver, hermano, cómo, pese al frío interior y el de las afueras, sigues, tal canned heat, de nuevo en la carretera de las grandes convenciones líricas del amor y desamor, paisaje, soledad, tiempo, muerte y trascendencia... Pero alegra aun más comprobar cómo en el poeta Cruchaga el tránsito de los días cuentan con ciudades y calendarios, santorales con hojas de poemas curtidos a la sazón, como éste:



SAINT GEORGE: DARRERA ESCALA





Lluny del centre ja de Salt Lake City, al sud, entre els congostos.
La carretera 15 com un vell dromedari, les viles disfressades
de postals, la respiració inflada i els ulls en el seu resplendor
desbordant: l'aurora es disfressa de menta inefable, tremola
el rostre damunt dels pergamins estesos dels estreps.
Cases de fusta i sostres de fantasia, escorpions petris
travessant el desert: el fred entumeix el meu alé, encara que semble
paradoxa aquesta gota d'univers al meu pit.
Aleteja un vent lleuger de tempesta: en les àrees de descans fume
un cigarret, mentre d'altres caminants passen amb l'insomni
en el volant. L'armari de paret de l'albor no cap en les meues mans,
ni jo em puc contindre la joia.
Famolencs, la nit ens devora amb astorament oceànic. Sí, és espessa
la nit i aqueixa lluerna que entrelluquem de penes en les fronteres.
El fred no cessa encara al desert. És com anar descalços i en secret
travessant les Muntanyes Rocoses i part dels Apalatxes.
Res no defugeix la set de la foguera, ni la foguera apaga el vol:
—Beatriu, Alfons, Roser i jo, escrivim en el quadern del paisatge;
Abriguem el palpebreig del temps amb les hores familiars;
Pugem a la targeta postal de la fantasia, mentre aprenem
Dels ocells, mentre la sendera ens cura com a casa.
Passem ciutats i ciutats en desvetlament amb un tràfic esclarit
Fins a l'alba: —no veierem a ningú eixint d'amagat del bosc,
Ni desconeguts amb un punyal en les mans.
Las Vegas a la nit és una festa irreal imaginada o ressuscitada:
Ací ningú no dorm amb el seu verdor de llums, —ningú no resta, tampoc,
Arran de les finestres, ningú no desperta de la seua nit íntima
De jocs i apostes.
Al capdavall, posàrem les estovalles dasmunt de la taula i menjàrem: afora un altre
Paisatge ja: verd i fred i uns altres roquissars grocs,
com els de Pasadena i Palmdale a California…

(Escrit en el camí a California des de (West Valley, Salt Lake City, en vehicle, --14 horas--11 de desembre de 2010.)




SAINT GEORGE: ÚLTIMA ESCALA





Lejos del centro ya de Salt Lake City, al sur, entre los desfiladeros.
La carretera 15 como un viejo dromedario, las aldeas disfrazadas
de postales, la respiración henchida y los ojos en su esplendor
desbordante: la aurora se disfraza de hierbabuena inefable, tiembla
el rostro sobre los pergaminos tendidos de las estribaciones.
Casas de madera y techos de fantasía, escorpiones pétreos
atravesando el desierto: el frío entumece mi aliento, aunque parezca
paradoja esta gota de universo en mi pecho.
Aletea un leve viento de tormenta: en las áreas de descanso fumo
un cigarrillo, mientras otros caminantes pasan con el insomnio
en el volante. La alacena del albor no cabe en mis manos,
ni yo puedo contener mi regocijo.
Hambrientos, la noche nos devora con oceánico azoro. Sí, es espesa
la noche y ese tragaluz que apenas divisamos en las fronteras.
El frío no cesa aún en el desierto. Es como ir descalzos y en sigilo
atravesando las montañas Rocosas y parte de los Apalaches.
Nada esquiva la sed de la hoguera, ni la hoguera apaga el vuelo:
—Beatriz, Alfonso, Rosario y yo, escribimos en el cuaderno del paisaje;
Abrigamos el parpadeo del tiempo con las horas familiares;
subimos a la tarjeta postal de la fantasía, mientras aprendemos
de los pájaros, mientras el sendero nos cuide como en casa.
Pasamos ciudades y ciudades en desvelo con un tráfico despejado
hasta el alba: —no vimos a nadie saliendo a hurtadillas del bosque,
ni desconocidos con un puñal en las manos.
Las Vegas en la noche, es una fiesta irreal imaginada o resucitada:
ahí nadie duerme con su verdor de luces, —nadie permanece, tampoco,
al pie de las ventanas, nadie despierta de su íntima noche
de juegos y apuestas.
Al final, pusimos el mantel sobre la mesa y comimos: afuera otro
paisaje ya: verde y frío y otros roquedales amarillos,
como los de Pasadena y Palmdale en California…

(Escrito en el camino a California desde (West Valley, Salt Lake City, UTA en vehículo, --14 horas--11 de diciembre de 2010.)

jueves, 23 de diciembre de 2010

L’OFICI DE LES PARAULES / EL OFICIO DE LAS PALABRAS-TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR EL POETA PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta, académico y traductor, España





L’OFICI DE LES PARAULES / EL OFICIO DE LAS PALABRAS-TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR EL POETA PERE BESSÓ


Querido poeta:


He acá el poema que trasviste el propio oficio del poeta y su material. Un metapoema a la carta, si no fuera porque te pierde el lirismo. Mejor, te gana. Pierdes en la vivisección, acaso. Ganas –y mucho- en el desbordamiento meticuloso del oficio. No podrías empezar más fuerte: ninguna palabra deja de serlo, tal cual, en el círculo de los siglos. Y, como quien no quiere la cosa, encierras la palabra en su redonda perfección y sin desgaste por mor del tiempo. Lo sabían los presocráticos y lo sabía Eliot, aunque éstas navegasen en paisaje yermo. También lo sabe la autora que te sirve de perfume en el vestíbulo: frente al tedio de la tarde el cuerpo de la vida, o el eco de las voces que el poeta lanza en la montaña. Y no se vale que juegues, como un niño, a la acumulación de autores en el patio interior del poema. No hay quiasmo, no hay duda, no hay preterición de la alquimia ni del vuelo del Otro: no name, no face, no number. Tu taxonomía de las palabras es rica, polimórfica y, sin embargo, ajustada en sí misma. Palabras blancas de nieve; palabras foscas de ala de búho; palabras carnales de sábana y lienzo; palabras que cabalgan en estrofas, aguas y cuerpos; palabras vísceras y palabras sed o comestibles… Pero todas y cada una como las mujeres que amamos una vez, con su específico y unívoco aroma. Palabras, sagradas palabras en cuya busca dejamos la piel, como el Otro dejó delicadeza, árbol de mar y vida. Y tú dejas no salvas sino la pólvora íntima de este siglo que te yergue. Palabras que escuchas en el trino de los pájaros descalzos y que meticulosamente reescribes de madrugada, palabras de azúcar, de volcán o indigestas, de vigilia o de exilios de sueños…




L’OFICI DE LES PARAULES



Ahora decido recrear el cuerpo de la vida
sin que dejen de oírse en el tedio de las tardes
las extrañas palabras de este siglo.
LOURDES GONZÁLEZ


Cap paraula no deixa de ser tal en el cercle dels segles;
totes són vísceres, cavalcadures, batalles de cos i llit.
A voltes són aqueixa nit habitada pel brufol i els rats penats,
a voltes fosques com l’horitzó que es perd en la malesa:
—sense dubte tenen massa ales per a la meua set nua:
llunes i universos comestibles.
No hi ha camins que prescindisquen de la seua flaire,
ni setmanes sense escopinades, ni parets sense oblits.
Si bé són innecessàries al llit, sovintegen en el mercat,
albirant la seua boca d’orquestra.
Per a aquest món de pólvora i plors, val la seua humida flaçada,
els ocells descalços damunt de l’herba,
el mapa blau del somrís amb el seu volcà de sucre.
Existesc i després les perpetue en cada pàgina que es fon
en les meues ninetes; davallen a les meues mans amb la seua camisa redona;
filen els tramvies del fum fins a soscavar la tristesa.
—quant pesaven en la valisa de Vallejo,
en el Ciudadano del olvido d’Huidobro, en La espada encendida,
de Neruda, en els Mal de amores d’Óscar Hahn?
Quant pesaven en els Diàlegs de Plató, o en Sòcrates, Heràclit,
En Descartes, Goethe, Góngora, Quevedo,
l’abís amb rostre d’arbre, els discursos cecs dels objectes,
l’home arrossegant les paraules imprescindibles,
—les de sempre, sense vacil•lacions, suportant la llum de l’aigua?
Hi ha paraules comestibles: primer es balbuceja l’escriptura;
Hi ha paraules que és precís tirar-les en paracaigudes;
Unes altres haurem d’engolir-les com l’oli de bacallà,
I d’altres, no menys importants, es fornegen al tinter de l’infinit.
Hi ha paraules per a tots els gustos:
depén una mica de les flaires que estiguen en la balança;
sense dubte hi ha paraules coentes: inodores i incolores,
i hi ha intermedis per a evitar les ensopegades en dejú
i la mala digestió.
amb la meua miopia, em proposí emprar les dels ocells. A ells els dec
el monòleg amb les estrelles, els dies de matinada,
l’aire fresc que s’amuntega en les meues esquerdes.
Descarte les paraules suspicaces per allò d’una indigestió:
a voltes només són ombra o espill del meu rostre;
hi ha moments que es converteixen en exili dels somnis…

Baratària, 21.XII.2010


EL OFICIO DE LAS PALABRAS




Ahora decido recrear el cuerpo de la vida
sin que dejen de oírse en el tedio de las tardes
las extrañas palabras de este siglo.
LOURDES GONZÁLEZ



Ninguna palabra deja de ser tal en el círculo de los siglos;
todas son vísceras, cabalgaduras, batallas de cuerpo y lecho.
A veces son esa noche habitada por el búho y los murciélagos,
a veces oscuras como el horizonte que se pierde en la maleza:
—sin duda tienen demasiadas alas para mi sed desnuda:
lunas y universos comestibles.
No hay caminos que prescindan de su aroma,
ni semanas sin escupitajos, ni paredes sin olvidos.
Si bien son innecesarias en la cama, abundan en el mercado,
asomando su boca de orquesta.
Para este mundo de pólvora y sollozos, vale su húmeda cobija,
los pájaros descalzos sobre la hierba,
el mapa azul de la sonrisa con su volcán de azúcar.
Existo y luego las perpetúo en cada página que se derrite
en mis pupilas; descienden a mis manos con su camisa redonda;
hilan los tranvías del humo hasta socavar la tristeza.
—¿cuánto pesaban en la valija de Vallejo,
en el Ciudadano del olvido de Huidobro, en La espada encendida,
de Neruda, en los Mal de amores de Óscar Hahn?
¿Cuánto pesaban en los Diálogos de Platón, o en Sócrates, Heráclito,
En descartes, Goethe, Góngora, Quevedo,
el abismo con rostro de árbol, los discursos ciegos de los objetos,
el hombre arrastrando las palabras imprescindibles,
—las de siempre, sin titubeos, soportando la luz del agua?
Hay palabras comestibles: primero se balbucea la escritura;
Hay palabras que es preciso tirarlas en paracaídas;
Otras habrá que ingerirlas como el aceite de bacalao,
Y otras, no menos importantes, se hornean en el tintero del infinito.
Hay palabras para todos los gustos:
depende un poco de las fragancias que estén en la balanza;
sin duda hay palabras cursi: inodoras e incoloras,
y hay intermedios para evitar los tropezones en ayunas
y la mala digestión.
con mi miopía, me propuse usar las de los pájaros. A ellos les debo
el monólogo con las estrellas, los días de madrugada,
el aire fresco que se amontona en mis grietas.
Descarto las palabras suspicaces por aquello de una indigestión:
a veces sólo son sombra o espejo de mi rostro;
hay momentos que se convierten en exilio de los sueños…

Barataria, 21.XII.2010

domingo, 19 de diciembre de 2010

ACUSE DE RECIBO* POR DANIÈLLE TROTTIER

Danièlle Trottier, Canadá






ACUSE DE RECIBO* POR DANIÈLLE TROTTIER



Mi estimado André,

Grata sorpresa me dio recibir tu último libro de hermosa portada. Realmente un sacro regalo que asocio a las fiestas navideñas que se avecinan. Me tomé estos días para echarle una mirada e intentar elegir los poemas que más me gustaban. Te cuento que estoy asombrada de lo activo que sigues siendo en la producción literaria y poética, y mi admiración por eso. Sin conocer mucho de catalán, intuyo que el traductor hizo un muy buen trabajo, y todo ello va merecido a la Gran Obra que vas edificando a lo largo de los años y lazos que vas tejiendo por el mundo.

Noté, con cierto asombro, una poesía amorosa, levemente erótica, en tu poemario, cosa nueva para mis conocimientos de tu obra. Me gustó, la verdad. También acerté a ver, a intuir, una retórica diferente en ciertos poemas, de lo que te conocía. Me refiero por ejemplo a este poema, IMAGINO ESPECTROS, que me llamó mucho la atención. Hay imágenes ahí que me atrajeron mucho, como La violencia colma el calendario y no hay puerta ilesa. O: Vagas calles donde el alba ha perdido toda fantasía. / Cada día las aldabas de la noche nos quitan el aire;

Tenía razón la Dra. Madera cuando menciona los binarismos, y de hecho me sedujeron los destellos de DÍAS CON ALTARES DESCOLORIDOS. En especial, el inicio de tu texto: Hay días donde los teléfonos no sirven para las emociones. ¡Me parece audaz como arranque! Pero cuán cierto, como el impulso de la cerbatana (Tarda el agua en su cósmica travesía, presiento la alacena / Del invierno con su confesa eucaristía.) ¡Nunca antes había percibido la “eucaristía” en ese entorno textual!

Me dejó intrigada ASONANCIAS por el tono y el tema. Sin olvidar la cita introductoria, que deslumbra por su ingenio, presagiando lo que el lector va a leer (injurias hechas a nuestras comunidades). Mientras el hambre parpadea / En las losas babélicas de la ideología. Esa estrofa vale por todo el poema (¡!)
Interesante también el recurso de las cursivas insertas en el texto poético: dos niveles de lectura y un dejo de no sé qué de saudade…

Te reconocí en ANDRAJO DE LA HORA…pensé en el libro que habíamos traducido Valérie y yo, el dedicado por entero a tu madre. Una pesadumbre en el diario vivir, una cierta oscuridad, pensamientos sombríos… Esperar hasta envejecer innecesariamente. Me quedé atónita leyendo este verso. Todavía sigo bajo el impacto de tu palabra. No hay idioma / Que abarque esta demencia de ausencias y harapos. Otro verso de choque, que rompe todos mis meridianos…

Me detengo aquí no sin agregar que siento en tu escritura un gran dolor – más fuerte que nunca – por tu patria.

Un gran abrazo, y gracias por haberme incluido entre tus cómplices poéticos,
daniela


*La poeta, novelista y traductora canadiense Danièlle Trottier se refiere a la obra recientemente publicada por André Cruchaga: Sublimación de la noche, en edición bilingüe: español-catalán.

sábado, 18 de diciembre de 2010

WEST JORDAN-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN AL CATALÁN POR PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español






COMENTARIO Y TRADUCCIÓN- PERE BESSÓ



Querido André:

Tu poema, “una hoja del periódico inédito para escribir los sueños”...

Estas vacaciones han debido de serte provechosas, pues no sólo te habrán proporcionado un respiro, que siempre se agradece sino que, demás, te has traído material que ahora, poco a poco, va dando sus frutos. Como este poema en donde la descripción de la Naturaleza tan distinta a la de San Salvador invita al recogimiento y la reflexión, sí, pero también al destello visionario del paisaje total, en que integras el encuentro con la oculta anatomía espiritual de los seres anónimos, pero hermandos en ese frío, helor. nieve y café negro hirviendo. Resulta, pues, curioso, cómo en la cuna de los mormones y de un capitalismo casi casi calvinista, pasado por la lluvia y el aguanieve en los ojos, puedas haber tenido todavía tiempo para seguir manteniendo tus constantes líricas: has visto ciervos, cuervos, gaviotas, bosques, iceberg y granizos, sí, pero también has visto -desde el sueño o la vigilia- los pechos entelados de vida de las muchachas mientras los perros le lamen los guantes a la nieve...
Un poema cruchaguiano donde el descriptivismo visionario incita a detener el tiempo por breves instantes, invita a la danza de las cucharas en la taza o vaso de café humeante y a cerrar los ojos e imaginarse en el paseo por esas calles con animales gélidos, con paso perezoso o a todo pasto, pero en silencio, como embebiéndose del perfume abrigado del aliento. Un poema cuya altura, en suma, lleva a las colinas armoniosas de las hojas de hierba del frondoso bosque de Walt Whitman...
Un abrazo, amigo, junto a mi felicitación (y envidia).
A las puertas de unas Navidades mediterráneas, pero con el frío que llegó como un zumbido del Norte.
Pere Bessó.

18 Diciembre 2010



WEST JORDAN



Huésped es el que ha de partir, al alba.
FINA GARCÍA MARRUZ


Tot sembla harmonia a South Valley, Best Buy, Kohl's,
Lowe's, Ross, Sam's Club, Sears Grand i Target, —cada dia ha sigut
Un periòdic inèdit per a escriure els somnis.
(Algú podrà dir que són somnambulismes del consum,
Dimonis del capitalisme),
Però passa que sóc viatger de búfals sense fatiga: irremeiable
Ràfega de pergamins i poeta d'estranyeses.
Així que el meu sossec es troba en la pell eriçada de les paraules,
En la calabruixa i en l'iceberg; en l'ebullició de les voravies.
De sobte em recolze en el coixí de l'aurora. La llanterna
Del xiuxueig reconstrueix la memòria,
En la roda inconclusa del sol, en el dia nocturn del cel.
En creuar el carrer, he d'afonar les meues sabates als promontoris
De neu, en aqueix blanc espés de gavines.
Ací em deixaria créixer la barba fins als genolls per a suportar
El fred sense esbargir d'escriure en el meu quadern de notes.
L'aigua forma parets on no es banyen els ànecs ni les burilles
Queden a mercé en les voravies. Aquesta part de la ciutat sembla
Una molsa blanca als meus ulls.
He vist animals gèlids caminant pels carrers
I vellards prenent café negre cremats per llençols muts.
Pose els meus ulls en els corbs: i llardegen els estaules i formigues
Devoren el pixum de la lluna,
Punxen amb el ventall de les seues ales negres, en contrast amb els arbres
Dentats de blanc. De sobte al lluny un cèrvol,
batega als armaris blancs dels canons.
De sobte tremolen les dents davant de tanta església enlairant-se
Fins al cel dels mormons, amb mestissatge i sincretisme.
Allà el dia trencat per les faules. El dia sense anatomies certes.
El dia sense fulles i els gossos llepant els guants de la neu.
Només en les xemeneies resten els mocadors. Vacil•la el somriure
Davant de les parpelles gelades, —davant de la saliva patinant
En la llengua. Queden intactes els predis erms de l'herba,
I la dansa de les culleres dins del got bullint de café.
Mentre els esquirols fugen a través del fil de les branques sense fulles,
Els semàfors omplin de llums la fila de carros.
A ningú no li resulta cridanera aquesta penombra quotidiana. A ningú no li fa
Que les noies entelen els seus pits amb aquest paisatge
Enfarinat. A ningú no li fa la lluna subterrània penjada de la finestra.
A ningú no li fa entrar i eixir dels inodors,
I mastegar l'insomni sense llevar-se els guants i l'alfabet
En gotes de fred. A ningú no li fa ja creuar el somni en gòndoles
I menjar abrigats de cap a peus.

West Jordan, Utah, diciembre de 2010




WEST JORDAN




Huésped es el que ha de partir, al alba.
FINA GARCÍA MARRUZ



Todo parece armonía en South Valley, Best Buy, Kohl's,
Lowe's, Ross, Sam's Club, Sears Grand y Target, —cada día ha sido
Un periódico inétido para escribir los sueños.
(Alguien podrá decir que son sonambulismos del consumo,
Demonios del capitalismo),
Pero sucede que soy viajero de búfalos sin fatiga: irremediable
Ráfaga de pergaminos y poeta de extrañezas.
Así que mi sosiego está en la piel erizada de las palabras,
En el granizo y en el iceberg; en la ebullición de las aceras.
De pronto me recuesto en la almohada de la aurora. La linterna
Del susurro reconstruye la memoria,
En la rueda inconclusa del sol, en el día nocturno del cielo.
Al cruzar la calle, debo hundir mis zapatos en los promontorios
De nieve, en ese blanco espeso de gaviotas.
Aquí dejaría crecer mi barba hasta las rodillas para soportar
El frío sin derramar de escribir en mi cuaderno de notas.
El agua forma paredes donde no se bañan los patos ni las colillas
Quedan a merced en las aceras. Esta parte de la ciudad, parece
Un musgo blanco en mis ojos.
He visto animales gélidos caminando por las calles
Y ancianos tomando café negro quemados por sábanas mudas.
Pongo mis ojos sobre los cuervos: merodean los establos y hormigas,
Devoran la orina de la luna,
Punzan con el abanico de sus alas negras, en contraste con los árboles
Dentados de blanco. De pronto en la distancia un ciervo,
Late en los armarios blancos de los cañones.
De pronto tiritan los dientes frente a tanta iglesia elevándose
Hasta el cielo de los mormones, con mestizaje y sincretismo.
Allá el día roto por las fábulas. El día sin anatomías ciertas.
El día sin hojas y los perros lamiendo los guantes de la nieve.
Sólo en las chimeneas se quedan los pañuelos. Vacila la sonrisa
Frente a los párpados helados, —frente a la saliva patinando
En la lengua. Quedan intactos los predios baldíos de la yerba,
Y la danza de las cucharas dentro del vaso hirviente de café.
Mientras las ardillas huyen a través del filo de las ramas sin hojas,
Los semáforos llenan de luces la fila de carros.
A nadie le es extraña esta penumbra cotidiana. A nadie le importa
Que las muchachas empañen sus senos con este enharinado
Paisaje. A nadie le importa la luna subterránea colgada de la ventana.
A nadie le importa entrar y salir de los inodoros,
Y masticar el insomnio sin quitarse los guantes y el alfabeto
En gotas de frío. A nadie le importa ya, cruzar el sueño en góndolas
Y comer abrigados de pies a cabeza.

West Jordan, Utah, diciembre de 2010

martes, 14 de diciembre de 2010

ANDRÉ CRUCHAGA EN LA POESÍA SALVADOREÑA-POR MIGUEL FAJARDO KOREA

Miguel Fajardo Korea, Educador, Poeta y Ensayista Costarricense





ANDRÉ CRUCHAGA EN LA POESÍA SALVADOREÑA


POR MIGUEL FAJARDO KOREA,
EDUCADOR, POETA, ENSAYISTA COSTARRICENSE



(Costa Rica). La poesía tiene una virtud: es un encuentro y un desencuentro. Las posibilidades de convergencia desde la poesía son múltiples. En este caso, internet fue el acercamiento; los libros, su fortaleza. Una tercera fase, será conocernos personalmente, en el momento oportuno, en algunos de nuestros países centroamericanos.
El trabajo de difusión de André Cruchaga (1957) es excepcional. Sus páginas Web están al servicio de la extensión cultural sin distingos de nacionalidad e ideologías. Se esmera, cada día por ofrecer los mejores y más exquisitos portales a la luz intensa de la poesía. Muchísimas gracias, André Cruchaga, por ofrecernos espacios de conocimiento tan frescos y caminos humanos y literarios, tan vastos y reconfortantes para el espíritu.
El Lic. André Cruchaga es profesor de humanidades y Ciencias de la Educación. Ha sido académico en enseñanza media y universitaria. Su bibliografía es extensa, con 19 libros desde 1992 hasta la fecha, a saber: Alegoría de la palabra, Fantasía del agua, Fuego de la intimidad, Espejo de invierno, Memoria de Marylhurts, Visión de la muerte, Antigua soledad, Insomnio divagante, viento, Césped sobre el fuego, Fugitiva luz de los espejos, Fantasía del bosque, Enigma del tiempo, Roja vigilia, Querencia del follaje, Rumor de pájaros, Oscuridad sin fecha, Pie en tierra y Viajar de la ceniza —hasta ahora—.
De su sostenida producción literaria, me interesa centrar mi abordaje lírico, entres de su más reciente producción, a saber: “Oscuridad sin fecha”, 2006; “Pie en tierra”, 2007 y “Viajar de la ceniza”, 2010.
Su obra poética ha sido traducida al francés por Danièlle Trottier y Valèrie St Germain; al vasco por Miren Eukene Lizeaga; al griego por Lía Karavia; al holandés por Michel Krott; al rumano por Liliana Popescu y al catalán por Pere Bessó. Fungió como jurado en la bienal literaria “José Antonio Ramos Sucre”, Venezuela, 2007. Ha obtenido diversos premios.
“Oscuridad sin fecha” contiene un orientador prólogo del escritor David escobar Galindo —a quien conoicí en Costa Rica hace muchos años—. Es una edición bilingüe español/vasco.
En la poesía de Cruchaga existe un dossier de antifaces, aunque al hablar de la vida no se debe tener miedo a los fantasmas. Sin embargo, las hormigas se mueren al ver los espejos. La vida nocturnal es un horizonte de soledad, verjas y sombras en la luna. Es decir, en el mapa lírico de Cruchaga campea una honda preocupación por la nostalgia de los espejos, lo inanimado es una respuesta donde “El silencio nos arroja rostros reales”.
El ánimo del cansancio es un desgarramiento en el espacio corporal. Mares y noches, bocanadas y desgarramientos. Sus preocupaciones estelares son el silencio que habla y ve, porque “Nos toca morir en un país de gritos”. Es el grito humano como un vector semiótico de repercusiones en el atardecer de la sonrisa, en el círculo cabalístico, o bien, en las tumbas hambrientas.
La ubicuidad es otro de los rasgos de este mapa lírico “Uno se da cuenta de que ya no se es de aquí ni de allá”. La mirada se comporta, entonces, como uno de los signos del futuro en el ayer, es decir, siempre. “Un corazón donde latía el río” es una imagen plurisignificativa de hondo arraigo expresivo, en el trópico del oleaje, en la hierbabuena del tiempo.
Existe un acendrado espíritu de búsqueda por los desaparecidos, por sus olvidos “Tan atroces como hablar con las sombras”. Dice Benedetti que “el olvido está lleno de memoria” y, en esa dimensión, el autor salvadoreño expresa “la tempestad de la ciudad y sus desaparecidos”. El tópico central de la ciudad, con todos sus contornos y expresiones desangeladas. “Este país fue hecho prohibido para el olvido”, es un verso contundente, restallante. Es una incisiva reflexión para todos.
Ironiza cuando aduce “Sé que la vida, de vez en cuando, es un manicomio”. La vida, el mundo mismo se comportan de esa manera. Los actos coyunturales son problemáticos, hoy. A veces, “La vida es un viaje a cero. En otro momento discursivo remarca “Me duele saber que la vida encarna oscuridades”, a pesar de ello, “Su sombra es mi ser. Mi compañía. El centro de mí”. Es decir, la fuerza humana es un sujeto activo en este mapa lírico. Esa condición actancial le permite decir “Un segundo en un vaso es la vida”.
“Pie en tierra” incursiona en un dualismo de entrada “Contemplar es vivir. Vivir es despertar”. Es como si el río de la irrealidades sujetaran al poeta y le indicaran otras rutas, aunque “De nada sirve abrir los ojos: todo es sombra”. Y en esa vastedad de la sombra distinta “La noche tiene un solo ojo ciego”. La ceguedad del mundo es asombrosa. Tenemos tanta capacidad para destruir, que se debe “Descubrir los pasos desgastados en los espejos”.
Los poemas de este poemario de Cruchaga son más extensos, como si quisiera expresarnos todo su dolor, su angustia existencial ante los avatares del mundo, ante los quehaceres de las fronteras, aunque “Aunque nada es posible con ellos para que no se pudran las palabras”.
El sujeto lírico aboga por los desaparecidos “Luego sobrevienen los exterminios selectivos”. Las estadísticas planetarias, en ese sentido, son apabullantes. Uno se queda incrédulo ante tanta barbarie y eso que estamos en el Siglo XXI “Sólo me queda esperar noticias/Y asumir la culpa/Y recoger el espejo de mí mismo en pedazos”. Los poetas no renunciaremos a seguir denunciando ese Apocalipsis.
“Ahora nadie ve y nadie ha visto”(…) “Comiéndose la vida”. El dolor como comida es un signo devorador “Por mucho tiempo a los vivos nos come el luto”. Sus doloridos acentos singularizan una especie de esquema recolectivo de la angustia y los traumas humanos más evidentes, porque “Vivir aquí es una aventura de la sed”.
En el universo poético de André Cruchaga “Jamás regresaremos al mismo sitio/de donde partimos”, porque “Todos no somos los mismos”. En ese encontrarse y desencontrarse que es la vida, la voz de Cruchaga es un resquicio para reflexionar sobre la condición vital “Por eso la mayor fatalidad es estar vivo, seguir vivo”. Las herencias le preocupan al poeta “Partir dejando a otros, espectros de sí mismo”.
“Viajar de la ceniza” (2010) es una hermosa edición bilingüe español-francés, con un prólogo de María Eugenia Caseiro. Deseo compartir con los lectores del periódico AEXIÓN-COSTA RICA, exquisitos versos del más reciente poemario de André Cruchaga, para ello, para ello, transcribiré una muestra selecta de su poesía, con honda calidad reflexiva, a saber:
¿Acaso el olvido borra la historia?
¿Quién nos mordió la existencia?
¿Alguien puede quitar las piedras sobre la aurora?
“Ni los verdugos socavaron el umbral de la esperanza”
“La eternidad solo es posible a través de la memoria”
“Toda la vida ha estado llena de ti”
“Un día abrazamos el cuerpo desvelado”
“Hemos aprendido a vivir en el patio de la historia”
“La vida, es decir, la huella digital de ser de mi alma”
En las lecturas de André se advierte una fortaleza que afirma su concepción cosmovisionaria. Puede observarse en ellas, epígrafes testimoniales de figuras tan relevantes como Antonio Gamoneda, Pablo Neruda, Andrés Sabella, Roque Dalton, Manuel Altolaguirre, Luis Cardoza y Aragón, Jorge Luis Borges, Gabriela Mistral, Juan Antonio Massone, César Vallejo, Bertolt Brecht o Juan Ramón Jiménez, entre otros.
Saludamos al maestro André Cruchaga y a los dilectos poetas y amigos Carmen González Huguet y Jorge Galán, porque sabemos que sus esfuerzos por mejorar el mundo son recurrentes, a pesar de todas las insanias y velocidades que nos asedian cada día de la tierra.

El presente artículo escrito por Miguel Fajardo Korea, fue publicado en el Periódico ANEXIÓN de Costa Rica, año 18, Número 208 octubre-noviembre de 2010.

lunes, 13 de diciembre de 2010

CORC INNAVEGABLE/CARCOMA INNAVEGABLE-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español






CORC INNAVEGABLE / CARCOMA INNAVEGABLE, COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


Eso es, querido André, al menos nos queda un mismo cielo –amante y amada, o el yo desdoblado- que hunde las más profundas raíces en el seno o umbral de nosotros mismos. Eso ya lo dijo de otro modo, pero por ahí andaba César Vallejo. Y tienes no poca razón: el mediocre no puede aceptar el fulgor ajeno. Demasiado a menudo el mediocre no es mediocritas aureas sino mezquino. Como el trapisonda que no llega a gozque de visita dominguera.

Me gusta tu poema a dos voces, en realidad una con desdoble aparente. Y me gusta cómo acudes a la metáfora clásica de la carcoma para describir la jauría de la noche. Como me gusta sobremanera tu particular homenaje al maestro Canales. Uno de los poetas de la Generación de Medio Siglo más interesantes de las sucesivas hornadas andaluzas. Y si el amigo Canales encontró su abadía de Port-Royal como un jansenista de la poesía, el André Cruchaga no le va a la zaga desde su particular ermita oculta que sólo resplandece en la vigilia iluminada de los grandes.
Un poeta capaz de encender su boca con la fuerza seminal de los flujos más íntimos y hospitalarios es un poeta mayor, asciende y desciende el haz y envés de la luz primera:

--Déjame cantar
Sobre la palmera del pubis y enharinar el terciopelo de la luna.


Un jilguero selenita o un cuco travieso que sabe conjugar la voz del trovador, la qasida andalusí y la virtud de las telas simbolistas en el justo centro. De ahí la raíz más enrevesada de la lírica en el amigo poeta que sabe pocear, como un buen blues, en las muddy waters de peces más sabrosos.
Lo diré una vez más: disfruto con y de tu poesía.
A veces, duende, a veces trasgo, a veces genio.
Pere Bessó



CORC INNAVEGABLE



Cuando en el río de soledad que, a veces, nos recorre,
un álveo seco, piedras
con huella de lavados imposibles,…
ALFONSO CANALES



El corc de la nit té cambres fosques. Dents hostils
Per a morir lentament en la panaderia de les paraules.
Encara no s’ha cansat l’enveja de la seua desventura: Mossega
Trens en el seu amarg aprenentatge. Passa que al treball
El nomenen sort,
I al corc pa diví. A l’oci, desventura; a les portes, falsos
Murs. Costa entendre els éssers derrotats per la mediocritat.
Viuen en el rectangle del sofriment.
Dessagnen les seues vèrtebres i les seues genives. El temps no els abasta
Per a doldre’s i culpar uns altres dels seus mals.
(Tu i jo sabem d’aquestes nits de cendra que pillardegen
Les temples damunt de la polseguera de les ones, d’un mar glacial
De sentiments recorregut per alacrans innecessaris. Sé que ens
Colpegen el somni, però en bescanvi, nosaltres sí sabem el rumb
De les nostres sabates, les escoles d’estàtues que ens envolten,
L’anilina de gos que llepa els turmells, els ulls cansats que cauen
Damunt de nosaltres sense transparència.
Sabem que cantem i volem. Sabem el lloc precís
Destinat als bornis, l’escarabat d’escuma enganyosa damunt de
La taula, la puntuació inexacta dels incestos.
Hem hagut d’aprendre a caminar amb la butxaca plena d’espines,
Nadar en la piscina de l’enveja, menjar entre l’alumini
De les boques falses, descobrir els lingots de metzina
En el calendari. Hem sigut pacients davant l’asserradura de l’odi;
Sota el fum hem sigut abatuts.
Ja volgueren tindre la felicitat nostra, tindre també el nostre odi.
Però ni això els donem. Els deixem els carrers perquè hi cremen
Com éssers somnàmbuls, les voravies, els aliments.
Tant de bo aprenguen a mastegar allò necessari. Tant de bo un dia els abaste
La felicitat. Tant de bo un dia, almenys muiren amb elegància,
I no dediquen les seues dents a la ignomínia.
Tu i jo, que ho sabem, donem-los síl•labes de sucre perquè les seues vides
Siguen menys fosques, menys virulentes, menys inexactes.
Donem-los tasses de llampecs cristal•lins, rosada amb mel
I fins i tot una porga perquè llaven els seus budells. Donem-los tancs
D’oxígen; no poden respirar a soles, necessiten de la nostra
Ombra. Els dol la nostra felicitat. Els dol la nostra fosforescència.
Deixem-los que s’escorren pertorbats pels seus somnis maniqueus.
Tal vegada un dia troben la seua mateixa felicitat i masteguen formigues
D’un altre planeta, d’uns altres matolls amb lluernes.)
Nosaltres, gaudim de l’amor que ens tenim. Gaudim-nos
Cada dia en els kilómetres de llum que tenim. Nosaltres mosseguem
La boca blava dels porus, la boca de la rosada: —Deixa’m cantar
Damunt de la palmera del pubis i enfarinar el vellut de la lluna.
Deixem que els nostres enemics cremen en el seu mateix foc; nosaltres
Al capdavall, tenim el nostre mateix cel amb arrels pregones.

Baratària, 23.XI.2010



CARCOMA INNAVEGABLE




Cuando en el río de soledad que, a veces, nos recorre,
un álveo seco, piedras
con huella de lavados imposibles,…
ALFONSO CANALES




La carcoma de la noche tiene cuartos oscuros. Dientes hostiles
Para morir lentamente en la panadería de las palabras.
Todavía no se ha cansado la envidia de su desventura: Muerde
Trenes en su amargo aprendizaje. Resulta que al trabajo
Se le llama suerte,
Y a la carcoma pan divino. Al ocio, desventura; a las puertas, falsos
Muros. Cuesta entender a los seres derrotados por la mediocridad.
Viven en el rectángulo del sufrimiento.
Desangran sus vértebras y sus encías. El tiempo no les alcanza
Para dolerse y culpar a otros de sus males.
(Vos y yo sabemos de estas noches de ceniza que merodean
Las sienes sobre la polvareda de las olas, de un mar glacial
De sentimientos recorrido por escorpiones innecesarios. Sé que nos
Golpean el sueño, pero a cambio, nosotros sí sabemos el rumbo
De nuestros zapatos, las escuelas de estatuas que nos rodean,
La anilina de perro que lame los tobillos, los fatigados ojos que caen
Sobre nosotros sin transparencia.
Sabemos que cantamos y volamos. Sabemos el lugar preciso
Destinado a los tuertos, el escarabajo de espuma engañosa sobre
La mesa, la puntuación inexacta de los incestos.
Hemos tenido que aprender a caminar con el bolsillo lleno de espinas,
Nadar en la piscina de la envidia, comer entre el aluminio
De las bocas falsas, descubrir los lingotes de ponzoña
En el calendario. Hemos sido pacientes ante el aserrín del odio;
Bajo el humo hemos sido abatidos.
Ya quisieran tener la felicidad nuestra, tener también nuestro odio.
Pero ni eso les damos. Les dejamos las calles para que ardan en ellas
Como seres sonámbulos, las aceras, los alimentos.
Ojalá aprendan a masticar lo necesario. Ojalá un día los alcance
La felicidad. Ojalá un día, al menos mueran con elegancia,
Y no dediquen sus dientes a la ignominia.
Vos y yo, que lo sabemos, démosles sílabas de azúcar para que sus vidas
Sean menos hoscas, menos virulentas, menos inexactas.
Démosles tazas de relámpagos cristalinos, rocío con miel
Y hasta una purga para que laven sus intestinos. Démosles tanques
De oxígeno; no pueden respirar por sí solos, necesitan de nuestra
Sombra. Les duele nuestra felicidad. Les duele nuestra fosforescencia.
Dejémoslos que fluyan perturbados por sus sueños maniqueos.
Tal vez un día encuentren su propia felicidad y mastiquen hormigas
De otro planeta, de otros matorrales con luciérnagas.)

Nosotros, gocémonos con el amor que nos tenemos. Gocémonos
Cada día en los kilómetros de luz que tenemos. Nosotros mordamos
La boca azul de los poros, la boca del rocío: —Déjame cantar
Sobre la palmera del pubis y enharinar el terciopelo de la luna.
Dejemos que nuestros enemigos ardan en su propio fuego; nosotros
Al fin y al cabo, tenemos nuestro propio cielo con raíces profundas.

Barataria, 23.XI.2010

martes, 16 de noviembre de 2010

OFICI DE L’ESTRANYESA / OFICIO DE LA EXTRAÑEZA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor





OFICI DE L’ESTRANYESA / OFICIO DE LA EXTRAÑEZA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ


Querido Cru:

Me gusta el poema por su oficio. Un oficio de vivir, de escribir, de amar o de compartir la soledad. De cualesquiera de las maneras, a rebufo de anteriores referencias explícitas y de la propia cita en que incardinar la ironía de los cabezas cuadradas, hete acá con un poema que da el salto desde lo erótico a la actitud reflexiva que se abre en abanico, procedimiento tan frecuente en tu escritura poética.
Ya los primeros versos ubican al lector o lectora en el instante de la desnudez de los cuerpos, en la culminación del trayecto vital que es la senda de la puerta al lecho (en realidad la doble madera, como el doble espejo, o la doble agua [la recta doblez del principio de vida y muerte]), en el roce de la luz al amanecer, en la consciencia de que se es parte del fuego frente a la hoguera. El lector o lectora descubre en estos primeros versos que sólo desde el fuego de los cuerpos escrito en el libro de las sábanas (qué metáfora más deliciosa e ilustrativa la del amigo Cruchaga!) se puede reavivar la llama del recuerdo o de las memorias poco antes sólo cenizas.
La escritura del cuerpo como antesala de la muerte. No es nueva la idea, pero Cruchaga le da una nueva proyección al situarse en el ombligo exacto que señala los umbrales del cuerpo deseado entre sombras frente al horizonte de la ficción, que es escritura:

El mayor oficio de la extrañeza es escribir en tu ombligo palabras
No dichas.
Palabras, digamos, que nos advierten umbrales.

No es nuevo este decir de André Cruchaga, pero sí lo es esta suerte de dialéctica en que el par cuerpo/alma se ampara y subsume en un discurso radical la sumativo contrastiva de apariencias irreconciliables en la lectura tradicional: el más añejo idealismo de la sombra en el jardín y el más crudo realismo de la carne transpirada en cuchitril:

Dos cuerpos desnudos constituyen una sombra obstinada: sombra
De un jardín espeso de saliva, alcobas del tacto.
Escribir un poema siempre es una forma de morir: cada palabra
Nos libera de los cuchitriles y de las asas rotas de los significados.
Cuando dos almas se miran, es una sola lágrima de azúcar la que brota
De todo el firmamento de la ficción.
No hay nada más frágil que la irrealidad del arcoíris, en los ojos
De la espera, en ese otro mar que la piel transpira en sal.

Pere Bessó



OFICI DE L’ESTRANYESA



Los racionalistas, con sombreros cuadrados,
Piensan, en estancias cuadradas…
WALLACE STEVENS



Després de la nuesa resten les paraules i les postals.
La història que transcorre de la porta al llit, el paisatge viscut
—Reduït a la memòria, l’escala dels records.
Hi ha instants de benaventurança per a respirar la llum de trenc d’alba.
Cada dia, assetjats per la foguera, fem el foc: és dir,
Ens gaudim, bateguem i freguem les mans com un feix d’orenga.
El major ofici de l’estranyesa és escriure en el teu melic paraules
No dites. Paraules, diguem-ne, que ens adverteixen llindars.
Davant del fred, busque el llibre dels llençols.
Quan desitge escriure un poema, m’assec a mirar fixament
L’horitzó, —el principi de la idea està en la nuesa del verd.
Sovint el silenci es torna eco de cendres i, fins i tot, obert
Equilibri en la doble aigua de l’espill.
Quan hi ha boirina, el cel baixa als carrers a realitzar els seus quefers
De transeünt domèstic.
Dos cossos nus constitueixen una ombra obstinada: ombra
D’un jardí espés de saliva, alcoves del tacte.
Escriure un poema sempre és una mena de morir: cada paraula
Ens allibera dels enfonys i de les anses trencades dels significats.
Quan dues ànimes es miren, és una sola llàgrima de sucre la que brolla
De tot el firmament de la ficció.
Res no hi ha més fràgil que la irrealitat de l’arc del cel als ulls
De l’espera, en aqueix altre mar que la pell transpira en sal.
Diguem que la respiració és l’aleteig suprem de la vida.
Quan arriba el crepuscle a les meues mans, impera la tinta blanca de la llum
Amb tots els seus ocells d’amorosa tinta.
Quan les sabates es cansen de caminar, pose a descansar
Els meus calcetins: allò benigne sempre és lleu. Allò benigne és inamobible.
Per molt que l’huracà cresca en les temples, l’audàcia és un atifell
Infal•lible. No hi ha puny que enrune les paraules, ni ràbia que arrase
El bon pensar i sentir.
(Ah, però quan et pressent, m’és suficient l’olfacte; entren
Per la finestra les violes; en les ninetes, les ones de la respiració.
L’alegria de les portes acumulades, obri la fusta i comença
La força de la ràfega a pujar l’escala del bosc.
Quan estàs, estem en aqueix estranyament de la ranera: la remor
Sempre és una tasca difícil d’amagar,
Quan color i llum comencen a canviar de llenguatge.
Quan estàs, estem assaborint l’obscé laberint de la sendera.
Quan estàs, estem, visibles, irreconoscibles: és l’exercici de llibertat
Decantant, indispensable, davant de la hipocresia…)
Baratària, 15.XI.2010




OFICIO DE LA EXTRAÑEZA




Los racionalistas, con sombreros cuadrados,
Piensan, en estancias cuadradas…
WALLACE STEVENS




Después de la desnudez quedan las palabras y las postales.
La historia que transcurre de la puerta a la cama, el paisaje vivido
—Reducido a la memoria, la escalera de los recuerdos.
Hay instantes de bienaventuranza para respirar la luz del amanecer.
Cada día, sitiados por la hoguera, hacemos el fuego: es decir,
Nos gozamos palpitamos y frotando las manos como un haz de orégano.
El mayor oficio de la extrañeza es escribir en tu ombligo palabras
No dichas. Palabras, digamos, que nos advierten umbrales.
Ante el frío, busco el libro de las sábanas.
Cuando deseo escribir un poema, me siento a mirar fijamente
El horizonte, —el principio de la idea está en la desnudez del verde.
A menudo el silencio se vuelve eco de cenizas e incluso, abierto
Equilibrio en la doble agua del espejo.
Cuando hay neblina, el cielo baja a las calles a realizar sus quehaceres
De transeúnte doméstico.
Dos cuerpos desnudos constituyen una sombra obstinada: sombra
De un jardín espeso de saliva, alcobas del tacto.
Escribir un poema siempre es una forma de morir: cada palabra
Nos libera de los cuchitriles y de las asas rotas de los significados.
Cuando dos almas se miran, es una sola lágrima de azúcar la que brota
De todo el firmamento de la ficción.
No hay nada más frágil que la irrealidad del arcoíris, en los ojos
De la espera, en ese otro mar que la piel transpira en sal.
Digamos que la respiración es el aleteo supremo de la vida.
Cuando llega el crepúsculo a mis manos, impera la tinta blanca de la luz
Con todos sus pájaros de amorosa tinta.
Cuando los zapatos se cansan de caminar, pongo a descansar
Mis calcetines: lo benigno siempre es leve. Lo benigno es inamovible.
Por más que el huracán arrecie en las sienes, la audacia es un apero
Infalible. No hay puño que derribe las palabras, ni saña que arrase
El buen pensar y sentir.
(Ah, pero cuando te presiento, me es suficiente el olfato; entran
Por la ventana los alelíes; en las pupilas, las olas de la respiración.
La alegría de las puertas acumuladas, abre la madera y empieza
La fuerza de la ráfaga a subir la escalera del bosque.
Cuando estás, estamos, en ese extrañamiento del estertor: el murmullo
Siempre es una tarea difícil de ocultar,
Cuando color y luz empiezan a cambiar de lenguaje.
Cuando estás, estamos, paladeando el obsceno laberinto del sendero.
Cuando estás, estamos, visibles, irreconocibles: es el ejercicio de libertad
Decantando, indispensable frente a la hipocresía…)

Barataria, 15.XI.2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

SAL ANUNCIADA DEL VERTIGEN EN LA BOIRA / SAL ANUNCIADA DEL VÉRTIGO EN LA NIEBLA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor





SAL ANUNCIADA DEL VERTIGEN EN LA BOIRA / SAL ANUNCIADA DEL VÉRTIGO EN LA NIEBLA - COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ

Querido André:


Otro de los poemas que hay que señalar como muestra de tu buen saber hacer. Pocos autores he leído que hayan poetizado el rompimiento del alba y la llegada de las primeras luces del día como tú. Y, antes de seguir, he de afirmarte sin rubor alguno que el tema de la albada es uno de los informantes de mi escritura. Efectivamente, el amanecer –o la amanecida, sea el matiz- es recurrente en la buena poesía de todos los tiempos, y lugares. E innúmeros poetas se han dejado llevar –seducir- por la impronta de la lírica paisajística o la amorosa. Otros han preferido el brote expresionista o incluso metafísico. Y los ha habido, en fin, que se reclamaron del pesimismo existencial: cualquier noche pasada fue mejor. Y así, alba tras alba, a lo largo de la Tradición. Sin embargo, con tu poema me acerco al Alba feminizada que desde el bosque toma el lindero hacia las primeras casas de la villa, en donde humea el claror en los pucheros de las buenas humildes gentes. Sí, hablo de Rimbaud, pero también de Francis Jammes y, a mucho estirar, de Paul Claudel, quien pese a su cristianismo narcotizante nunca dejó de lado el albatros baudelaireano …
Y, aunque es cierto que todos los poetas que he citado son de expresión francesa (aube, aube!), tiene su razón: la cultura anglosajona, desde mis lecturas, se entrega más al juego de entreluces, atardecer o anochecer. El twilight. Son los franceses –también los catalanes o los poetas arabigoandalusíes- quienes entretejen versos que clarean. E iluminan. Ésa es la palabra justa para el péndulo de la poesía que también hoy encuentro a la manera de la huella necesaria [Y habrás de perdonarme mi eurocentrismo en esta nota a picado de dedos entumecidos]. No luz de vaivén. Trasluz. Luz en la trastienda del ser que contempla el orbe desde esa persiana y ventana de pájaros delgados –ocells prims, amigo, fíjate qué belleza sonora, pero también cuánta luz en su fonética lírica- No es ocioso ni incidental que des el salto apropiado, ordenado hacia la luz maestra. Y que sea Guillén, el beato Guillén quien te alumbre en la unidad del ser frente al mundo. El desasosiego del cuerpo y la mente ensoñados, adormilados, cabeceantes frente al universo camino del esplendor. Tu poema en búsqueda de la armonía…
Aun sabiendo, justamente por eso, que la tierra de la piel está quemada por la sal, una alta sal que anuncia el vértigo de la bruma. El vértigo de las apariencias que se bate en las barricadas alzadas a la luz de los ojos insomnes. Dicho a tu manera, Cru, del desasosiego de la noche, la ruptura y la fiebre, a la unidad del cuerpo y la mente. Si no gozo de amanecida, quede al menos la aceptación del propio vivir y la carne –los huesos- de su memoria desperezada:

Amanece en mis bolsillos la ventana de la niebla. Crece la garganta
Entre el filo de las persianas, pájaros delgados en la sonrisa de las manos.
Dobla el campanario en la taberna del alma. Voces pululantes
En el vértigo sobre la nube oscura del pájaro. Pasa el afiche del viento
En medio de las pupilas como una barricada de esquinas grises.
La sal se eterniza en los hombros; la flor del beso en los poros
Camina descalza hasta convertirse en césped.
—Cada mañana trae mojados alelíes. Mapas pintados de confecciones
Absurdas, y péndulos sin desplazamiento de hipotenusas.
Ya no hay apariencias, sino el reposo de la materia, los pies sobre
La tierra, el rumbo entero de lo que fueron los desasosiegos.
Ahora es una sola unidad el cuerpo y la mente.

Pere Bessó, Valencia, 13 Noviembre 2010.



SAL ANUNCIADA DEL VERTIGEN EN LA BOIRA




Mi memoria ya es carne, ya un placer
-soñado- resucita,
ya la verdad de mi vivir da cita.
¿Alma, cuerpo? Mi ser.
JORGE GUILLÉN




Trenca l’alba en les meues butxaques la finestra de la boira. Creix la gola
Entre el fil de les persianes, ocells prims en el somriure de les mans.
Dobla el campanari en la taverna de l’ànima. Veus pul•lulants
En el vertigen damunt del núvol fosc de l’ocell. Passa l’afixat del vent
Enmig de les ninetes com una barricada de cantons grisos.
La sal s’eternitza en els muscles; la flor del bes en els porus
Camina descalça fins a tornar-se gespa.
—Cada matí porta violes mullades. Mapes pintats de confeccions
Absurdes, i pèndols sense desplaçament d’hipotenuses.
Ja no hi ha aparences, sinó el repòs de la matèria, els peus damunt
De la terra, el rumb sencer d’allò que foren els desassosecs.
Ara és una sola unitat el cos i la ment.
En quins carrers tristos té lluïssor la boca, el cos esquinçat, nu
Dels dies nascuts al buit dels ulls?
—La sal és un confús martiri de llençols: ens corca i preserva;
Ens buida el cossí dels ulls,
Es farta en la cara com un sol blanc, com premut paraigües.
D’ençà aquesta perennor pressentida: ací es nodreixen les branques de la vida,
El sentit de la vida, el litoral del destí amb les seues ungles.
És un morir diari aquesta acumulació d’equipatges;
Ens desvivim cada volta que els minuts, redons, giren sense encert
Damunt l’ossada del deliri.
La sal anunciada, pressentida, ens aventa cap al crit on s’alça
El cos i entra de seguida a la boca amarga de la boira.
De sobte es perd la certesa de la transparència, el món objectiu
De les sabates, el tràfic mut de les voravies.
Mai no ha sigut fàcil entendre les aigües inefables que corren sort
Estranya en els braços grocs de la fullaraca. Sempre és així per a pujar
Les escales de la molsa, el pis de sorra dels litorals
Un día o un altre, el capell fosc del vertigen: l’argent viu de la sal
En vaixells estranys, l’ofeg mastegat com residu d’esquerdes,
—demència repetida en l’ombra del reble.
Al capdavall, la sal ens mossega les dents i trenca el fil de les ungles;
I fumeja en la seua dissonància de badall,
I crema en la inclemència la seua mateixa paradoxa: el rictus d’anunciar
La gota de sang que flueix del no-res a la boira.
Un dia tindré només memòria: ací els escaldums en el paladar,
Batalla guanyada pel silenci, per l’ala cremada de la pira…

Baratària, 11.XI.2010

SAL ANUNCIADA DEL VÉRTIGO EN LA NIEBLA




Mi memoria ya es carne, ya un placer
-soñado- resucita,
ya la verdad de mi vivir da cita.
¿Alma, cuerpo ? Mi ser.
JORGE GUILLÉN




Amanece en mis bolsillos la ventana de la niebla. Crece la garganta
Entre el filo de las persianas, pájaros delgados en la sonrisa de las manos.
Dobla el campanario en la taberna del alma. Voces pululantes
En el vértigo sobre la nube oscura del pájaro. Pasa el afiche del viento
En medio de las pupilas como una barricada de esquinas grises.
La sal se eterniza en los hombros; la flor del beso en los poros
Camina descalza hasta convertirse en césped.
—Cada mañana trae mojados alelíes. Mapas pintados de confecciones
Absurdas, y péndulos sin desplazamiento de hipotenusas.
Ya no hay apariencias, sino el reposo de la materia, los pies sobre
La tierra, el rumbo entero de lo que fueron los desasosiegos.
Ahora es una sola unidad el cuerpo y la mente.
¿En qué calles tristes tiene brillo la boca, el cuerpo rasgado, desnudo
De los días nacidos en la oquedad de los ojos?
—La sal es un confuso martirio de sábanas: nos corroe y preserva;
Nos vacía el cuenco de los ojos,
Se harta en la cara como un sol blanco, como apretado paraguas.
De ahí esta perennidad presentida: aquí se nutren las ramas de la vida,
El sentido de la vida, el litoral del destino con sus uñas.
Es un morir diario esta acumulación de equipajes;
Nos desvivimos cada vez que los minutos, redondos, giran sin atino
Sobre la cárcava del delirio.
La sal anunciada, presentida, nos avienta hacia el grito donde se alza
El cuerpo y entra en seguida, a la boca amarga de la niebla.
De pronto se pierde la certeza de la transparencia, el mundo objetivo
De los zapatos, el tráfico mudo de las aceras.
Nunca ha sido fácil entender las aguas inefables que corren suerte
Extraña en los brazos amarillos de la hojarasca. Siempre es así para subir
Las escaleras del musgo, el piso de arena de los litorales.
Un día u otro, el sombrero oscuro del vértigo: el azogue de la sal
En vasijas extrañas, el ahogo masticado como residuo de grietas,
—demencia repetida en la sombra del cascajo.
Después de todo, la sal nos muerde los dientes y rompe el filo de las uñas;
Y humea en su disonancia de badajo,
Y quema en la inclemencia su propia paradoja: el rictus de anunciar
La gota de sangre que fluye de la nada a la niebla.
Un día tendré sólo memoria: ahí la pepitoria en el paladar,
Batalla ganada por el silencio, por el ala ardida de la pira…

Barataria, 11.XI.2010

martes, 9 de noviembre de 2010

LLUM RESTITUÏDA/LUZ RESTITUIDA: TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DEL POETA PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español





LLUM RESTITUÏDA/LUZ RESTITUIDA: TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DEL POETA PERE BESSÓ




Querido Cru:

No es demasiado aconsejable coger el rábano por las hojas dice la sabiduría popular, pero no es menos cierto que las ramas pueden definir el árbol y dejar en tentempié la razón de los bosques. Algo así me sucede hoy a la hora de hablarte del poema que he traducido. Como que hablar de la luz restituida, devuelta, renovada pareciera que tuviera poco que ver con el mundo y trasmundo del tren. Pero, amigo, es que en la poesía de André Cruchaga el tren es más que elemento decorativo o figurativista, es un referente y recurrente con todas sus asociaciones y conflictos simbólicos: pues que el tren es velocidad nos acerca o nos aleja. Vamos a o huimos de. Esa consideración trajo al menos a Unamuno y a don Antonio de cabeza. Ambos se entregaron, a filo de siglo, a disquisiciones nada perentorias, aunque lo que a uno le sobraba de topofobia a otro le alentaba la filotopía. Desde el tren. Para Unamuno, el sueño de lo práctico junto al absurdo, como el paraguas cuyo sentido paradójico se perdía al abrirse. Para don Antonio el ensueño a lomos del caballo de hierro.

Pero es que ambos habían vivido con todo lujo de detalles el tren hispánico y vaya que lo había celebrado la sociedad bienpensante y ociosa. Sin embargo, junto a Azorín, los tres conocían el significado del tren futurista e incluso, allá de Marinetti, el tren de Mayakovsky riéndose de su desdicha de cuento y bailarina de affiche, frente a los trenes de la revolución. Y, sin embargo, en el amigo Cruchaga, un siglo después, hay un caleidoscopio de trenes de la infancia, con sus trenzas y todo, trenes a destripar en busca de la añoranza de los Reyes Magos, hay trenes peripatéticos, casi con alma de bestiario, son los trenes cánidos, los trenes moviendo la cola a nuestro encuentro y, cómo no, los trenes jamelgos y los trenes líricos y, hasta cierto punto, metafísicos. Los trenes de la luz y de las sombras. Los trenes, ay, de la noche. Y, así, si a Antonio Colinas se le abrían los caballos a la noche, André no le va zaguero: en sus poemas casi cotidianamente se le abren los trenes a la madrugada hasta el amanecer. Y, de nuevo ay, trenes con su carga de eros y tragedia: trenes rigurosamente vigilados. Trenes en blanco y negro, como la película homónima. Trenes de mercancías cuyo humo sueña. Son trenes abandonados en estaciones del recuerdo, a los que sólo acudimos en el duermevela los paisanos que leemos desde el mejor de los andenes los poemas viajeros del poeta, y es que, como el eslogan paranomásico: "André, ven en tren"...

Un abrazo.
Pere.




LLUM RESTITUÏDA





…i la volta del cel era una foradada
sense llums als vagons:
i he fet un foc d'estelles dins la gola del llop.
JOAN SALVAT-PAPASSEIT




Cada nineta neta, a trenc d’alba, les teranyines de la nit.
En la unitat de l’equilibri només hi ha les paraules blanques.
El sol dels trens penja de les temples, l’univers dels noms
Amb els seus ardents vagons líquids.
Cada dia s’il•lumina amb la campana del gall que aleteja en el traspati
Del calendari, en l’aigua reflectida de l’aire,
El crisantem que la memòria guarda per a incorporar-lo a les vocals.
Damunt de la pedra el cos devers l’horitzó.
Entre les ombres, m’acompanya la llum restituïda: —la branca del somni
Que llostreja en l’alba, el nom cert dels llençols,
El lloc de les certeses que és sense fronteres, la porta naixent,
Fonda, que assisteix la pluvia transparent del camí, —carrers caminats
Que poden ser oblit, mentre s’escole la treva amb les ombres.
—Hem caminat enmig de la multiplicació del tedi.
Hem estat suspesos en el vagó rectangular de la foscor;
Però també, hui, somorgollem la fusta:
Inscrivim els ulls a un altre llindar de cresols. Sortim il•lesos del fil.
El vaixell dels sentits amb nosaltres.
L’oblit amb nosaltres.
El cos sense plagues amb nosaltres.
L’infant de l’arc del cel amb nosaltres.
El món pols a pols amb nosaltres.
—La vida està oberta a l’aurora de sí mateixa. I, encara que continuem
Essent pelegrins, trenca l’alba la pedra amb nou cerç: alguna cosa desperta
En cada cos succeït, en els porus esclarits de l’aigua.
Alguna cosa ens reinventa els sentits, —la fam del tacte, potser porta
De la llum, ulls ascendits de la nit, verd quadern de l’horòscop.
Traiem de cada colp, el sucre circular dels ocells.
La llum reunida és possible. Pugem en clau l’òrbita de les ninetes,
I desamarrem les gotes de nostàlgia, la multitud de fèretres,
La batalla inversa de la sang,
Els números cecs de l’afany.
Ara entrem transparents al pol•len. A aqueix altre ponent sense agulles de cap;
De front madura la transparència del foc, ací,
on arribats, —nosaltres— els grisos es desplomen.
Els braços tenen presència de ferrocarrils: cada cos tangible
En el so; els punts cardinals ens encarnen: cada llum és la quietud
De sí mateixa, —la flama aspirada pel subconscient.
Cadascú recull segons allò pensat: açò és més que un designi
De renovades aigües. És el temps restituït del dia.

Baratària, 08.XI.2010



LUZ RESTITUIDA




…i la volta del cel era una foradada
sense llums als vagons:
i he fet un foc d'estelles dins la gola del llop.
JOAN SALVAT-PAPASSEIT




Cada pupila limpia, al amanecer, las telarañas de la noche.
En la unidad del equilibrio sólo existen las palabras blancas.
El sol de los trenes cuelga de las sienes, el universo de los nombres
Con sus ardientes vagones líquidos.
Cada día se ilumina con la campana del gallo que aletea en el traspatio
Del calendario, en el agua reflejada del aire,
El crisantemo que la memoria guarda para incorporarlo a las vocales.
Sobre la piedra el cuerpo en dirección del horizonte.
Entre las sombras, me acompaña la luz restituida: —la rama del sueño
Que amanece en el alba, el nombre cierto de las sábanas,
El lugar de las certezas que existe sin fronteras, la puerta naciente,
Honda, que asiste a la lluvia transparente del camino, —calles andadas
Que pueden ser olvido, mientras fluya la tregua con las sombras.
—Hemos caminado en medio de la multiplicación del tedio.
Hemos estado suspendidos en el vagón rectangular de la oscuridad;
Pero también, hoy, sumergimos la madera:
Inscribimos los ojos a otro umbral de candiles. Salimos ilesos del filo.
El barco de los sentidos con nosotros.
El olvido con nosotros.
El cuerpo sin llagas con nosotros.
El niño del arcoíris con nosotros.
El mundo pulso a pulso con nosotros.
—La vida está abierta a la aurora de sí misma. Y, aunque sigamos
Siendo peregrinos, amanece la piedra con nuevo cierzo: algo despierta
En cada cuerpo sucedido, en los poros despejados del agua.
Algo nos reinventa lo sentidos, —el hambre del tacto, acaso puerta
De la luz, ojos ascendidos de la noche, verde cuaderno del horóscopo.
Sacamos de cada golpe, el azúcar circular de los pájaros.
La luz reunida es posible. Subimos en clave la órbita de las pupilas,
Y desamarramos las gotas de nostalgia, la multitud de féretros,
La batalla inversa de la sangre,
Los números ciegos del afán.
Ahora entramos transparentes al polen. A ese otro poniente sin alfileres;
De frente madura la transparencia del fuego, aquí,
Donde llegados, —nosotros— los grises se desploman.
Los brazos tienen presencia de ferrocarriles: cada cuerpo tangible
En el sonido; los puntos cardinales nos encarnan: cada luz es la quietud
De sí misma, —la llama aspirada por el subconsciente.
Cada quien cosecha según lo pensado: esto es más que un designio
De renovadas aguas. Es el tiempo restituido del día.

Barataria, 08.XI.2010

domingo, 31 de octubre de 2010

BALCONES/BALCONS-NOTA INTRODUCTORIA Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español





BALCONES/BALCONS-NOTA INTRODUCTORIA Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ


Querido Cru:


Un poema excelente. Pareciera que iniciaras una senda lírica al hablar de los barrotes de balconadas de antaño, aquéllas que competían con miradores y celadores de tiempos de romanticismo tardío y modernismo postcolonial. Eso pareciera cuando te encantas al apenas sugerir los mensajes enviados desde la distancia que encaraban los enamorados. Pareciera, pero no.

La senda del poema queda iluminada ya desde los primeros versos. El óxido, el paso del tiempo y sus huellas en los barrotes de hierro:

Desde afuera el pánico se pierde entre las calles, pero
Desde dentro los cuerpos respiran páginas secas de un libro carcomido.

Desde estos primeros versos que acá señalo aparecen los límites del universo. La frontera del miedo y la transgresión del cobijo seguro. En primer plano, las marcas deícticas: desde dentro/desde fuera. Pareciera como si el universo tuviera sus zonas calientes en las calles y la zona cálida de la casa, por modesta que nos aparezca. Hasta acá, se podría pensar en el punto de arranque de la denuncia social. Sí, es cierto, pero el poema cuyo núcleo se desarrolla a través del cultivo de la miseria, el miedo y, sobre todo, la omnipresencia de la muerte (con su simbología de Bestiario: escorpiones y arañas, pero también iconología: el alarido del perro ante la tumba), no acaba en este descriptivismo social al que tantas veces acude André Cruchaga. No. El lamento no es sólo denuncia.

O, si se quiere, esto es lo que hay, y no lo parte de la materia ni anecdotario poéticos. El poeta llega a la otra orilla del mero aceptar y esperar la ráfaga del pánico que penetra los cuerpos y se enseñorea de ellos. Hay mucho más, hay de modo recurrente en André Cruchaga un sentido de la naturaleza del ser que se ahoga y cicatriza en el miedo existencial que deriva de un pesimismo biográfico. Y dejó el apunte de pesimismo biográfico porque, querido amigo, aunque sólo te escribo una breve nota al poema, algún día habremos de volver a ubicar esta idea, desarrollarla o desecharla, pues en modo alguno trato de equivocar la senda de este poema con referencias académicas a ciertas maneras del pesimismo existencial europeo, lo que no vendría al caso, pues tus poemas no arrancan prima facie de la angustia del existir, no es el tuyo un pesimismo de honda raíz ontológica que parta de apriorismos sobre la naturaleza del hombre. Ni siquiera señalaría las raíces evangélicas, aunque sea a menudo una de las fuentes de tu poesía.

Sin duda alguna, merecen comentario estos balcones que van desde el poema que describe los dos escenarios en los que el balcón con sus barrotes no eximen de la continuidad, al cabo, de los territorios de la calle al ámbito más íntimo del interior de la casa y su centro, el lecho:

Sólo queda cerrar los ojos y esperar que pase la noche agarrada de la mano
Con el grito de la luna, junto al despojo…
Solos, la mujer y el hombre, tambaleando entre los alfileres del viento.
Solos, entumecidos, esperando a lo que dicta la noche sin paréntesis.
—Solos, atrás de los balcones creciendo en la vegetación del miedo,
Esperando que la ráfaga muerda los sentidos…

Un abrazo, mi hermano.
Pere Bessó


BALCONS



Les cases semblen la complicitat d’un altre temps —discrets missatges
Entre cada ferro on l’aire i el paisatge de penes entren als ulls.
La sal del temps els tria per al rovell i tanmateix continuen
Implacables. Des de fora el pànic es perd entre els carrers, però
Des de dins els cossos respiren pàgines seques d’un llibre corcat.
Dia i nit crepiten els sentits —día i nit tancat l’univers
Als ulls. La llum de penes, la soledat com una pesada cortina d’hivern.
L’espera pal•lideix en les paraules, l’aire és breu en la respiració.
La por creix en moments on el suïcidi sembla un transeünt;
Per això els balcons s’han tornat fidels centineles, íntim somni
Per a evitar les transgresions, encara que la transparència es faça pesada
Roca del secret i a la fi u perda tota fragància…

Són després de tot, substitució de les paraules: Rostre de temors.
El respir creix en la crudesa de cada ferro, el seu silenci cavernós
fa agònica la tendresa. Ara els veiem pertot arreu, és infatigable
La seua abundància davant de les dents depredadores de la violència.
Fins quan aquesta foscor anirà en les nostres sabates? Fins quan
Els faedors de la mort seran impunes a les portes i habitacions?
Entre la foscor de la mort les cases com a botí i la vida enterbolida.
Fins quan deixarà d’allargar els seus cabells de furtiva metzina?
Fins quan aquest escorpió deixarà de respirar en les lluernes
De la foscor? La lluna de penes es cola amb el seu uniforme blanc
Entre les finestres —aqueixa lluna amb ànima que baixa dels arbres i il•lumina
La guitarra dels pensaments…

El pànic no sols creix al carrer, sinó darrere d’aquests barrots, on la pau
Es fa més inestable i les dents masteguen immensos bocins de por.
Aquest llarg desassossec es torna boira als braços i sutze als llavis.
L’alegria la desconeixen les ulleres dels cossos anul•lats, els claus
De mitjanit travessant el somni, el manoll de morts esquinçant
Els ferros gelats, les paraules en la diadema de la saliva,
Sense més habitants que la foscor de las habitacions on els cossos
Llepen la histèria a través dels mocadors tancats de les aranyes.
Mai abans no fou el vent tan grotesc davant dels espills, ni la fusta
Tan clivellada com la misèria en un llit sense llençols.

Darrere dels barrots, confuses les paraules al rostre. Els gossos
Udolant damunt de les tombes vivents, la set absurda de l’espavent —única set
Possible damunt de cavalls d’asfíxia. Déu no es deixa mirar davant de l’assassí.
Només resta tancar els ulls i esperar que passe la nit agafada de la mà
Amb el crit de la lluna, junt a la despulla…
Sols, la dona i l’home, trontollant entre les agulles de cap del vent.
Sols, entumits, esperant allò que dicta la nit sense parèntesi.
—Sols, darrere dels balcons creixent en la vegetació de la por,
Esperant que la ràfega mossegue els sentits…

Baratària, 02.II.2009.






BALCONES



Las casas parecen la complicidad de otro tiempo —discretos mensajes
Entre cada hierro donde el aire y el paisaje apenas entran a los ojos.
La sal del tiempo los elige para la herrumbre y sin embargo siguen
Implacables. Desde afuera el pánico se pierde entre las calles, pero
Desde dentro los cuerpos respiran páginas secas de un libro carcomido.
Día y noche crepitan los sentidos —día y noche cerrado el universo
A los ojos. La luz apenas, la soledad como una pesada cortina de invierno.
La espera palidece en las palabras, el aire es breve en la respiración.
El miedo cunde en momentos donde el suicidio parece un transeúnte;
Por eso los balcones se han vuelto fieles centinelas, íntimo sueño
Para evitar las transgresiones, aunque la transparencia se vuelva pesada
Roca del sigilo y al final uno pierda toda fragancia…

Son después de todo, sustitución de las palabras: Rostro de temores.
El respiro cunde en la crudeza de cada hierro, su silencio cavernoso
Hace agónica la ternura. Ahora los vemos en todas partes, es incansable
Su abundancia ante los dientes depredadores de la violencia.
¿Hasta cuándo esta oscuridad andará en nuestros zapatos? ¿Hasta cuándo
Los hacedores de la muerte serán impunes a las puertas y habitaciones?
Entre la oscuridad de la muerte las casas como botín y la vida enturbiada.
¿Hasta cuándo dejará de alargar sus cabellos de furtiva ponzoña?
¿Hasta cuándo este escorpión dejará de respirar en los tragaluces
De la oscuridad? La luna apenas se cuela con su uniforme blanco
Entre las ventanas —esa luna con alma que baja de los árboles e ilumina
La guitarra de los pensamientos…

El pánico no sólo cunde en la calle, sino tras estos barrotes, donde la paz
Se hace más inestable y los dientes mastican inmensos pedazos de miedo.
Este largo desasosiego se vuelve niebla en los brazos y hollín en los labios.
La alegría la desconocen las ojeras de los cuerpos anulados, los clavos
De medianoche atravesando el sueño, el manojo de muertos rasgando
Los hierros helados, las palabras en la diadema de la saliva,
Sin más habitantes que la oscuridad de las habitaciones donde los cuerpos
Lamen la histeria a través de los cerrados pañuelos de las arañas.
Nunca antes el viento fue tan grotesco frente a los espejos, ni la madera
Tan agrietada como la miseria en una cama sin sábanas.

Detrás de los barrotes, confusas las palabras en el rostro. Los perros
Aullando sobre tumbas vivientes, la sed absurda del espanto —única sed
Posible sobre caballos de asfixia. Dios no se deja mirar ante el asesino.
Sólo queda cerrar los ojos y esperar que pase la noche agarrada de la mano
Con el grito de la luna, junto al despojo…
Solos, la mujer y el hombre, tambaleando entre los alfileres del viento.
Solos, entumecidos, esperando a lo que dicta la noche sin paréntesis.
—Solos, atrás de los balcones creciendo en la vegetación del miedo,
Esperando que la ráfaga muerda los sentidos…

Barataria, 02.II.2009.

martes, 12 de octubre de 2010

CAMPANARIO DEL OMBLIGO-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN AL CATALÁN POR PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español






CAMPANARIO DEL OMBLIGO-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN AL CATALÁN POR PERE BESSÓ



Querido poeta:

Hoy prefiero este tratamiento que no es distanciador sino dignificante para quien bien oficia. En verdad he gozado con la lectura de “Campanario del ombligo”, texto descaradamente sensual y, más aún, erótico. Que el título, antesala y pórtico del poema, trabe tal metáfora es digno de estudiar. Una metáfora arriesgada entre lo monumental y lo diminuto: ¿qué semejanza o contigüidad aportan el uno al otro para que el lector descubra por ley de asentimiento tal metáfora? A de B. Plano real y plano simbólico. ¿Pero un campanario del ombligo? Éste, amigas y amigos, es el riesgo con el que trata cada noche el poeta. La ruptura de la lógica de uso, por la lógica transracional del sentido que se libera. ¿No dijeron acaso nuestros clásicos –incluyo los modernos, José lezama Lima- que el cuerpo de la amada es una catedral? Basta con leer el poema y se comprende que García Lorca o Aleixandre, más allá de la comparación, vieran, sentidos avizor, que el cuerpo era águila o toro. Y acá no se trataba meramente de acudir a beneficio de inventario a los animales totémicos, como sí es el caso del gato de la cita de Carlos Barral, poco pródigo a semejantes excesos de aireamiento íntimo. Un gato, por cierto, que se debate de la noche al alba entre las puntas de sus patas (uñas) y las puntas de los senos de Eos o Ios, la diosa de la Aurora, un alba animificada y tan femenina como los albores de la poesía.
Pero volvamos al hilo de Ariadna y a los tibios infiernos de André Cruchaga. Un ombligo capaz de llamar in media res a la protuberancia, a las señales deleitosas, parada y fonda, bien puede ser considerado no sólo el centro umbilical del cuerpo, sino –sigamos la metágora lexicalizada- el ombligo del mundo. Y es un ombligo que clama en el desierto del poeta. Y no la primera vez que en alguno de sus poemas. (Sería curioso hacer una lectura de los entresijos del cuerpo y de la piel que André Cruchaga canta). Un ombligo que es también metáfora de género próximo, como lo es el vientre del arbusto o del montículo, metáforas o imágenes preclaras que no necesitan mayor aviso. Un ombligo que llama a cumplir religiosamente como tal. Un campanario que guarda en su interior la campana del clamor evangélico. Un campanario que no sólo debemos referenciar junto con campana y badajo, sino también con campánula; es decir con el menudo badajillo crepuscular, ni más ni menos que, en mi opinión, el clítoris de la amada. Arriesgo, lo sé. Pero la saliva del poeta es mi mejor testigo en esta escritura del deseo o lo que se ha convenido en llamar, desde la perspectiva de género, escritura del cuerpo.
Y está claro que, a partir de la senda del interior del poema que con la metáfora iniciática se vislumbra, podemos gozar el viático carnal. Y es así como encontramos un tratamiento simbólico a todas luces del mejor erotismo. Y lo grandioso es que André Cruchaga construye a partir de estructuras lexicalizadas por doquier: leemos el ‘portillo’, por ejemplo, y nos viene a la mente esa expresividad de las gentes sencillas con que denominan la entrada a la caverna del goce. Leemos la deleitosa y dulce ‘sal marina’ del goce y sabemos cómo en el común mortal sal y sudor se emparentan, etc. Y así nos encadenamos en la morosidad de la caricia junto a los ayes, perdón, trinos de las aves que organan (orgañan, orgasman). Así lo quería, por ejemplo, el maestro Gonzalo de Berceo en el prohemio de los Milagros de Nuestra Señora. Y así la membresía adicta del poeta amigo volverá los ojos al bosque, pero también al mar, sin necesidad de trasegar en la noche del delirio el ámbito de la intimidad propia. No resultará ocioso, pues, que el clímax aparezca en el poema como ritmo de acantilado y clamor de incendio. Un clímax al que se aboca el poeta resuelto en el nido de la fronda más oculta, súbitamente iluminada. Y la campana tañe y repica. Y el ombligo se da a los últimos y más altos jadeos.
Permítaseme, para acabar, la expresión al uso de la tierra serrana que guardo para otros menesteres: “¡Aguas por todas las tablas!”
Mis saludos plenos de afecto y cordialidad, poeta amigo.
Pere Bessó.

València, 12 Octubre 2010.






CAMPANARI DEL MELIC



alba rosada sobre el gris de un gato,
con las puntas nocturnas de los pechos
CARLOS BARRAL



En el fons, la saliva perllonga les baixes aigües del finestró. Plantar
Ninetes en la redonesa del paper, avançar en la grossària del vent,
Madurar el refilet en cada espai de la carícia.
Aquest campanari de tebi brancall, tiba la rotació dels rellotges,
Mossega el bufit redó del temporal.
Per a quan la sang bade els seus llençols, el dia serà costella
En aquest desvetlament de filosa finestra. I vindran els perfums petrificats
En las mans. I la llengua jugant a l’abisme.
Hem recorregut kilòmetres de tendresa. Migdies de cuixes.
La sal, líquida, recorre com una hamaca la pell i la pluja del secret.
Per sort les aigües del llit no ens perden,
En l’assedegat rusc de l’espessura.
Entre l’índigo de les veles, les arestes de l’escuma al litoral,
—el pètal en la pipa del bosc,
La insomne aurora de les bragues, la fèrtil nineta de la set,
L’altre jo en el dolmen del toro. En el monticle que afronta l’aurora.
Estic. Estem en l’ona nord de les onades. En el ritme penya-segat
De la roca, en el clam elevat a incendi.
Fa passos l’aigua en la flama. Vaixell de sang la font ígnia
De l’hora en la llum de l’horitzó.
No arriba la nit ni el dia s’extingeix. Només és ona i vol el mar
Del pàlpit en la seua brisa circular d’illa.
El verdor s’endreda en les ninetes. El verd exhalat de la talaia,
La garsa ascendida a munt de fulles,
L’efluvi immens de l’escriptura en el melic.
S’escruixen els arcans trencats del velam. El llot del firmament.
Aquesta vermella intuició de l’ànsia. Aquest viril ofici en la randa.
I no és per a menys el manglar en el miratge.
I no és per a menys, l’horitzó erràtic, després que s’enfunda
El guix en la mossegada del paisatge.
I no és per a menys, la imatge i els símbols: la llum hostial de l’eura,
El ventall lunar al peu de la cal•ligrafia. Al peu del ràfec del pa.
En el torrent de la taula o el tamborinet duplicat
D’aigües i fanals incandescents.
Aquesta mena de campanari salta entre les gavines del pit.
Blanc i negre, palpebres i pesca en la fuga, fumerals i xarxes,
Trens blaus als ulls. Trens de colors confosos.Vaixells salats.
Ocres tutelars en la boca.
Lents olis dels fanals en l’espill del psalm trafegat.
Aigües totes en l’aeroplà líquid del jardí, en l’ull de les quartelles,
En el verd niu del fil, en la nineta absorta de la fronda.

Baratària, 03.XI.2010



CAMPANARIO DEL OMBLIGO




alba rosada sobre el gris de un gato,
con las puntas nocturnas de los pechos
CARLOS BARRAL



En el fondo, la saliva prolonga las bajas aguas del postigo. Plantar
Pupilas en la redondez del papel, avanzar en el grosor del viento,
Madurar el trino en cada espacio de la caricia.
Este campanario de tibia ramazón, tensa la rotación de los relojes,
Muerde el soplo redondo del temporal.
Para cuando la sangre quiebre sus sábanas, el día será costilla
En este desvelo de filosa ventana. Y vendrán los perfumes petrificados
En las manos. Y la lengua jugando al abismo.
Hemos recorrido kilómetros de ternura. Mediodías de muslos.
La sal, líquida, recorre como una hamaca la piel y la lluvia del sigilo.
Por fortuna las aguas del lecho no nos pierden,
En la sedienta colmena de la espesura.
Entre el índigo de las velas, las aristas de la espuma en el litoral,
—el pétalo en la pipa del bosque,
La insomne aurora de las bragas, la fértil pupila de la sed,
El otro yo en el dolmen del toro. En el montículo lindando en la aurora.
Estoy. Estamos en la ola norte del oleaje. En el ritmo acantilado
De la roca, en el clamor elevado a incendio.
Hace pasos el agua en la llama. Barco de sangre la fuente ígnea
De la hora en la luz del horizonte.
No llega la noche ni el día se extingue. Sólo es ola y vuelo el mar
Del pálpito en su brisa circular de isla.
El verdor se enreda en las pupilas. El verde exhalado de la atalaya,
La garza ascendida a hojerío,
El efluvio inmenso de la escritura en el ombligo.
Estremecen los arcanos rotos del velamen. El lodo del firmamento.
Esta bermeja intuición del ansia. Este viril oficio en el encaje.
Y no es para menos el manglar en el espejismo.
Y no es para menos, el errátil horizonte, después que se enfunda
La tiza en la mordida del paisaje.
Y no es para menos, la imagen y los símbolos: la luz hostial de la yedra,
El abanico lunar al pie de la caligrafía. Al pie del alero del pan.
En el torrente de la mesa o el taburete duplicado
De aguas y faroles incandescentes.
Esta suerte de campanario salta entre las gaviotas del pecho.
Blanco y negro, párpados y pesca en la fuga, chimeneas y redes,
Trenes azules en los ojos. Trenes de colores confundidos. Barcos salados.
Ocres tutelares en la boca.
Lentos óleos de los faroles en el espejo del salmo trasegado.
Aguas todas en el aeroplano líquido del jardín, en el ojo de las cuartillas,
En el verde nido del filo, en la pupila absorta de la fronda.

Barataria, 03.XI.2010

viernes, 8 de octubre de 2010

ESCENAS EN LA CALLE-POEMA DE ANDRÉ CRUCHAGA-ESPAÑOL-CATALÁN. TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ

Pere Bessó, poeta y traductor español





TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR PERE BESSÓ:


Querido André:

Te agradezco la dedicatoria de un poema como éste. Particularmente, porque está en una de las vertientes de tu material poético, pero en el poema Escenas en la calle, más explícito, y en el que te prodigas. En efecto, esa vertiente dolorosa de denuncia de la que habría que hablar in extenso, ya que siéndolo en parte, no es una denuncia social al uso de los poetas comprometidos en un mensaje político alternativo de transformación. Social, cívica. No. En tus poemas hay mayor profundidad y ese ahondamiento es dolor íntimo a la manera de los clásicos. Lo he apuntado en más de una ocasión. Un dolor alto; es decir, un dolor hondo: te duele la patria, como le dolía a Cervantes o Quevedo la suya. Hay, pues, un reconocimiento de raigambre, una explosión dolorida que sabe que uno no es, no puede serlo parcialmente. La conciencia radical de que uno no es, si no es pueblo. Es esta constatación que se torna ontológica el ámbito lírico del poeta capaz, amigo mío, de acudir al tratamiento lírico descriptivo que escoge, y no al azar, el papel de las escenas. “Escenas” que recuerdan la inmediatez de la prosa periodística, si se quiere, pero hay más, mucho más a la manera de las escenas de Ramón de la Cruz o Larra. Y, si mucho estiramos, el tratamiento de la escena dramática a la manera del mejor Valle-Inclán, o las notas de viaje del joven Azorín, republicano, desordenado, individualista y anárquico, si quieres, pero un prodigio, también, de lo que llamamos como pura convención personalidad de escritura, estilo. En ese hacinamiento de lugares y personajes que toda escena ‘costumbrista’ debe retratar, describir o, al menos, apuntar, André, amigo, has salido esplendoroso. Brilla tu ironía, tus disfemismos, tu tratamiento de los fantasmas personales y colectivos, pero hay, también, dolor y, a la vez, amor compasivo de acendrado lirismo por tu patria. Todo el poema es radical, en el sentido de su étimo radix, de raíx. Nada ociosa, pues, la cita. Al pelo: no hay que bajarse sino a las calles de San salvador para encontrarse con el topos del descenso a los infiernos. André, como un nuevo canto de lira del poeta órfico nacional, da testimonio. Y permite que haya escogido unos versos nucleares, porque repito que el sentido de totalidad del poema, verso a verso, evita caída alguna o desgana al lector:

Ahora vivimos una época de gansterismo local. —Alguien nos dice
Que es parte del folclor nacional, como el día dedicado a las pupusas,
A las carreras de cinta, al jueves de ceniza con su confeti.
No es extraño, en pleno centro de San Salvador, caminar entre ríos
De espesa orina, polución de discursos, manicomio de semáforos,
Peleas callejeras o huir de un delincuente en una parada de buses.
Por eso uno no puede respirar con los ojos cerrados,
Ni gozar de las musas entre el paisaje de humo de las calles,
Ni peinarse con el espejito mágico de la virgen María.
Uno ve a niñas, todavía, dando chiche a bebés en las cunetas, junto
A la vecindad de las moscas, los canillitas, y los amigos de lo ajeno:
Constituyen escenas oscuras en la transparencia de los ojos, digo.

Escenas obscuras en plena calle –nos es arriesgado la alusión al poema negro, (black pulp poem) un elemento sobre el que la crítica a la escritura del poeta habría de incidir de manera seria y contundente-, y a la luz meridiana del día, ante la transparencia de los ojos claros, la mirada neta del poeta que se duele en su soledad de amor solidaria y compartida. Léase el poema en voz alta y comprenderá el lector la contundencia del clímax de los tres versos finales. Y quizás se comprenda, una vez más, la honda significación que Cruchaga recupera con la inserción renovadora del topos virgiliano de la 'alta noche'.

Un abrazo, Amigo Cru, y reitero mi agradecimiento por la dedicatoria de este poema, lo que me ha inducido a pergeñar esta breve y personal anotación. Y, como siempre, acompáñete mi traducción de tu poema a mi lengua literaria, el catalán.

Pere



ESCENAS EN LA CALLE




A Pere Bessó


Demás están túnica y manto,
—Para bajar a los infiernos,…
FRANCISCO GAVIDIA




Uno ve hoy en día, ángeles y demonios en las calles. Lluvias como aserrín
Desparramado a lo largo de las aceras. Niños de Atocha, Satos Rosarios,
Ramos de flores domésticas, trompos, capiruchos, yoyos,
Hacinamientos en los mercados, la ciudad subiendo su caspa religiosa
Para volver a la inocencia, quitar los pecados,
Aunque el resto de la semana, a excepción de los domingos, se pierdan
Las normas de urbanidad, el amor al prójimo,
El auxilio al menesteroso.
Los domingos guardamos en una nevera la espuma del espejo,
Por aquello del escarnio y la imagen de uno en el vecindario.
Por un momento pensé que uno no envejecía tan pronto, pero resulta
Que estaba equivocado: uno envejece cargando el deudo de suciedades
Que otros tiran en la calle.
Por si fuera poco, repetimos las encíclicas como urracas.
Envejecemos con la cara desvivida de la respiración, añorando
Una mecedora para escuchar mejor el zumbido de las moscas.
En el signo de los tiempos presentes dejan de ser importantes las normas
De urbanidad, aunque la biblia se exhiba desde un balcón
Con gallardetes y los perros ladren al vecino que pasa o se acerca.
Desde las imágenes satelitales del Sistema meteorológico es posible
Ver el río que destruye el himen de los pétalos,
Los patios de las casas, los animales de corral, las huellas del Bicentenario
Con todo y sus dioses, semidioses y héroes.
Debo confesar que aquellos oficios antiguos ya no existen.
Ahora vivimos una época de gansterismo local. —Alguien nos dice
Que es parte del folclor nacional, como el día dedicado a las pupusas,
A las carreras de cinta, al jueves de ceniza con su confeti.
No es extraño, en pleno centro San Salvador, caminar entre ríos
De espesa orina, polución de discursos, manicomio de semáforos,
Peleas callejeras o huir de un delincuente en una parada de buses.
Por eso uno no puede respirar con los ojos cerrados,
Ni gozar de las musas entre el paisaje de humo de las calles,
Ni peinarse con el espejito mágico de la virgen María.
Uno ve a niñas, todavía, dando chiche a bebés en las cunetas, junto
A la vecindad de las moscas, los canillitas, y los amigos de lo ajeno:
Constituyen escenas oscuras en la transparencia de los ojos, digo.
Aunque en realidad, nunca he encontrado fantasías plenas
En los escombros cotidianos de la ciudad por más que me esfuerce.
Algo de todo esto se lo lleva el viento o lo distribuye en la ciudad.
De hecho esta es parte de la felicidad que vivimos diariamente.
Ya para nosotros no es imposible vivir en medio del hampa. Es parte
De la luz inventada por nuestras alas. Es parte de la esencia transfigurada
Piedra fundacional del excremento de los estadistas,
Alta noche donde aprendemos el anonimato…

Barataria, 08.X.2010




ESCENES AL CARRER


A Pere Bessó


Demás están túnica y manto,
—Para bajar a los infiernos,…
FRANCISCO GAVIDIA


Es veuen hui en dia, àngels i dimonis als carrers. Pluges com serradures
Esbargides al llarg de les voravies. Infants d’Atocha, Sants Rosaris,
Rams de flors domèstiques, trompitxols, capirots, jo-jos,
Garberaments als mercats, la ciutat pujant la seua caspa religiosa
Per a tornar a la innocència, llevar els pecats,
Per bé que la resta de la setmana, a excepció dels diumenges, es perden
Les normes d’urbanitat, l’amor al proïsme,
L’auxili al necessitats.
Els diumenges guardem en una nevera l’escuma de l’espill,
Per allò de l’escarn i la imatge d’un mateix en el veïnatge.
Per un moment pensí que no s’envellia tan aviat, però resulta
Que estava equivocat: envellim carregant el parent de brutícies
Que uns altres tiren al carrer.
Per si no hi haguera prou, repetim les encícliques com garses.
Envellim amb la cara desviscuda de la respiració, enyorant
Una agronxadora per a escoltar millor el brunzir de les mosques.
En el signe dels temps presents deixen de ser importants les normes
D’urbanitat, encara que la bíblia s’exhibesca des d’un balcó
Amb gallardets i els gossos lladruguen el veí que passa o s’acosta.
Des de les imatges de satel•litals del Sistema meteorològic és possible
Veure el riu que destrueix l’himen dels pètals,
Els patis de les cases, els animals de corral, les empremtes del Bicentenari
Amb els seus déus, semidéus i herois, i tot.
Dec confesar que ja no hi ha aquells oficis antics.
Ara vivim una època de gangsterisme local. —Algú ens diu
Que és part del folklore nacional, com el dia dedicat a les truites de farina i dacsa,
A les carreres de cinta, al dijous de cendra amb el seu confeti.
No és estrany, en ple centre San Salvador, caminar entre rius
D’espés pixum, pol•lució de discursos, manicomi de semàfors,
Baralles carrereres o fugir d’un delinqüent en una parada de bus.
Per això no es pot respirar amb els ulls tancats,
Ni gaudir de les muses entre el paisatge de fum dels carrers,
Ni pentinar-se amb l’espillet màgic de la verge Maria.
Veiem nines, encara, alletant bebés en les cunetes, junt
Al veïnat de les mosques, els venedors de periòdics, i els amics de l’alié:
Constitueixen escenes fosques en la transparència dels ulls, dic.
Tot i que, en realitat, mai no he trobat fantasies plenes
En els enderrocs quotidians de la ciutat per molt que m’esforce.
Una part de tot açò se l’emporta el vent o la distribueix en la ciutat.
De fet aquesta és part de la felicitat que vivim diàriament.
Ja per a nosaltres no és impossible viure enmig de la briva. És part
De la llum inventada per les nostres ales. És part de l’essència transfigurada
Pedra fundacional de l’excrement dels estadistes,
Alta nit on aprenem l’anonimat…

Baratària, 08.X.2010