jueves, 30 de julio de 2009

Cordatge sense punts cardinals- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Philips Koninck, Amsterdam, Holanda, 1619 1688.
Cordatge sense punts cardinals
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó


Cada punt cardinal llepa el lacrimal del teulat.
L’ull colpeja la tempesta del vent, les hores
Llancen glopades de transeünts —al pissarró
Del cel, hi ha redoblament de colors i semàfors
Que acosten tota llunyania. Els ulls solars
Dels porus, canvien el sonambulisme dels rius.
Els llibres a l’altura dels gratacels,
Necessiten d’escales per a cobrir tot l’horitzó.
El revés de les palpebres juga als oceans.
Els matins trenquen jugant cigars còsmics.
Una paraula esdrúixola es mou com un tren.
(M’estime les teues cames acèfales i tangencials, el pit
Encabritat de muntanya, la garrotxa dreçada
De les enrunes). Els ulls dormen en un pedestal
D’insomni; bull l’oli trencat a la casserola.
El mormoleig està fet de soledats antigues:
—Xarxes com broma a les mans, llaços des de
La tija als lòbuls, voltes d’ombres.
A les costelles de les persianes no caben els hivernacles.
La llengua traça camins a la peixera de la tendresa.
Els dies són menys certs quan callen els jardins.
La nit trenca les meues ales per a propagar el plor.
Les finestres es tornen bàlsam al fragor de les nines.
Les fragates resisteixen les estelles de les ones:
—La claredat en canvi es perd als calaixos de la nit
Com un fil de corbs penjat dels pals.
Nogensmenys no hi ha treva als canelobres,
Ni al ble rosegat de la fam, ni als filferros
Del suplici, ni als angles obtusos de les voravies.
La matèria s’ofega en l’epíleg de les sabates.
Des del ferment dels molls, la digestió il·lumina
A les terrasses, —vola la llum roja de la lluna
Al damunt de les obligades estovalles del cloroform.
La pluja devora les vitrines humides del pit: i cega
Les ciutats amb la seua pena i cus la pedra de l’estiu.
En l’enjòlit dels punyals, penjolls d’edat irremeiable.
Un món on de sobte la tortura és inapel·lable,
I les bicicletes no ajuden a creuar la llunyania.
De sobte caic no en filigrana, sinó en llosa: aqueixa llosa
Que desvarieja al quadern, sense peus ni tinta.
De sobte el coixí també és càrcer, i en comptes de rialla,
Vénen agonitzants trens a l’alcova —hòsties
Enmig de la boira, flàccides cortines i cavalls de naftalina.
On el rellotge no es menja les campanes? —A la foguera
De la canella on la trementina venta el tren
Dels pins i no llostregen escorxadors, ni llànties cegues.
On la aurora es lleva el vernis i no brama?
—Potser en aquells que sense congoixa deixaren de ser
Transeünt i floreixen a les aixelles de la rosada. Potser
En la rosa fervorosa de l’oblit, somni audaç d’allò viscut
Entre Llàtzers i Ulisses, entre Odisseus i Aquil·les…
Baratària, 30.VII.2009


Cordaje sin puntos cardinales



Cada punto cardinal lame el lagrimal del tejado.
El ojo golpea la tempestad del viento, las horas
Lanzan bocanadas de transeúntes —en el pizarrón
Del cielo, hay redoble de colores y semáforos
Que acercan toda lejanía. Los ojos solares
De los poros, cambian el sonambulismo de los ríos.
Los libros a la altura de los rascacielos,
Necesitan de escaleras para cubrir todo el horizonte.
El revés de los párpados juega a los océanos.
Las mañanas amanecen jugando cigarros cósmicos.
Una palabra esdrújula se mueve como un tren.
(Amo tus piernas acéfalas y tangenciales, el pecho
Encabritado de montaña, la breña empinada
De los escombros). Los ojos duermen en un pedestal
De insomnio; bulle el aceite roto en la cacerola.
El murmullo está hecho de soledades antiguas:
—Redes como bruma en las manos, lazos desde
El tallo a los lóbulos, bóvedas de sombras.
En las costillas de las persianas no caben los invernaderos.
La lengua traza caminos en la pecera de la ternura.
Los días son menos ciertos cuando callan los jardines.
La noche quiebra mis alas para propagar el llanto.
Las ventanas se vuelven bálsamo al fragor de las pupilas.
Las fragatas resisten a las astillas de las olas:
—La claridad en cambio se pierde en los cajones de la noche
Como un hilo de cuervos colgado de los postes.
En todo caso no hay tregua en los candelabros,
Ni en el pabilo raído del hambre, ni en los alambres
Del suplicio, ni en los ángulos obtusos de las aceras.
La materia se ahoga en el epílogo de los zapatos.
Desde el fermento de los muelles, la digestión alumbra
En las azoteas, —vuela la luz roja de la luna
Sobre los obligados manteles del cloroformo.
La lluvia devora las vitrinas húmedas del pecho: y ciega
Las ciudades con su pena y cose la piedra del estío.
En el vilo de los puñales, gajos de edad irremediable.
Un mundo donde de repente la tortura es inapelable,
Y las bicicletas no ayudan a cruzar la lejanía.
De pronto caigo no en filigrana, sino en losa: esa losa
Que desvaría en el cuaderno, sin pies ni tinta.
De pronto la almohada también es cárcel, y en vez de risa,
Vienen agonizantes trenes a la alcoba —obleas de fósforos
Entre la niebla, flácidas cortinas y caballos de naftalina.
¿Dónde el reloj no se come las campanas? —En la hoguera
De la canela donde la trementina avienta el tren
De los pinos y no amanecen mataderos, ni lámparas ciegas.
¿Dónde la aurora se quita el barniz y no brama?
—Quizá en aquellos que sin congoja dejaron de ser
Transeúntes y florecen en las axilas del rocío. —Quizá
En la rosa fervorosa del olvido, sueño audaz de lo vivido
Entre Lázaros y Ulyses, entre Odiseos y Aquiles…
Barataria, 30.VII.2009

___________________
Mi querido André:
Efectivamente, amigo, el reloj no podrá con el repique alborozado o el triste tañer de la campana allá donde la canela arda. Aunque, por otros motivos, bien que se lo sabía D.H. Lawrence quien en uno de sus Last Poems hablaba de aquel fuego sensitivo capaz de encender el lecho y habitación de los amantes, la casa, el techo y con creciente llamarada ese fuego pasional capaz de incendiar el cénit y nadir, refulgir en el centro del universo.

Sin embargo, ese climax creciente del fuego, que apabulla al lector, es la misma "ascensión" que hay en el poeta, pero de lágrimas. Lágrimas cuyo conducto no apara punto cardinal alguno, a despecho de vientos y trenes, colores y semáforos...

André Cruchaga anega, a semejanza de D.H.Lawrence un Universo sin límites, y lanza su nave con jarcias y cordaje en la conciencia que no arribará a puerto seguro. Universo, sin embargo, tratado de modos distintos, digo. Si en aquél había a la postre un crescendo de natura en donde el descreimiento del ser humano obviaba toda referencia al sentimiento de amor y era substituido por individualidad e instinto en naturaleza salvaje, en André Cruchaga, el convencimiento radica en la soledad que no se cierne en un paisaje vaciado de la presencia del Hombre. Muy al contrario, a conciencia, El poeta Cruchaga hace convivir en el poema Natura y Máquina, superando aquella enfermiza visión 'positivista' por la máquina como respuesta al ámbito propicio de Satán. Cruchaga se responde. Como antes se respondió en el canto de la modernidad Apollinaire, con el aviador del poema Zone; Mayakovsky con la narración en donde un empresario se aleja en el tren llevándose el cartel anunciador de la película de la que ha intentado huir la amada. Y, muy de Cruchaga, la respuesta "a los que hirió el Amor" . Y no puedo sino volver el oído de la nostalgia a aquella canción de una vida, hermosa balada de Pedro Ruíz Blas, porque sí. Una respuesta que no radica -echa raíces- en recuperar la libertad por mor de la renuncia o el descrédito del Amor, en cualesquiera de sus acepciones o sinsentidos. Una respuesta que nuestro Cruchaga tampoco la halla en una consolación ética pagana, ni cristiana, desde la trascendencia.

No, al menos desde el poema, para el poeta —y he acá la genialidad de éste— la solución reside rasa en el Mito que canta el fatum inexorable. El más puro respectum de la tragedia del Ser Humano. La aceptación del sino que nos lleva a la natural y suprema heroicidad, a la muerte heroica. No en vano termina el poema con la referencia de dos héroes arquetípicos del mito griego: Aquiles que tenía su tendón; Ulises que bastante tenía con las interferencias e intermitencias del viaje de retorno a Itaca. Pero,y ese es otro asunto o una concesión, aparece como quien codea y encuentra acomodo entre la pareja anterior, Lázaro. Otro asunto para disgredir a sabor:

¿El Lázaro testamentario que regresa de la muerte o los lazarillos que acompañan al ciego?

Finalmente, y por puro juego, el poeta lazarillo -héroe o antihéroe de la nueva picaresca- a los ojos de la Amada, en su rol de dame sans merci:
¿Dónde el reloj no se come las campanas? —En la hoguera
De la canela donde la trementina avienta el tren
De los pinos y no amanecen mataderos, ni lámparas ciegas.
¿Dónde la aurora se quita el barniz y no brama?
—Quizá en aquellos que sin congoja dejaron de ser

Pere Bessó,
Valencia, España, 30.VII.2009

martes, 28 de julio de 2009

Entre precaris llençols- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

William Clapp, Canadá-USA, 1879-1954.




Entre precaris llençols
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




Entre precaris llençols, escapularis penjats de portes.
Rosegats els tímpans, esquiva la sorra de l’avenir
En una estació de pols, dibuixe la meua mateixa fugacitat:
—Després comença la gola a tancar la seua nit de murs.
Mai no hi ha hagut treva a la farga del paisatge,
Mai les dates no han deixat de ser garrotxa a la meua memòria,
—Jardins de sal mengen matossars furtius,
Cards de boira acompanyen les parets del meu pit,
Pètals en ruïnes pengen del llarg destí de les formigues.
Cap a quin adéu l’ull es proclama en el somriure,
Calendari de la nit sense fullatge, dies d’ofegada distància?
—El sopor dels somnis persisteix com un fanal en la pluja,
Però la nit és més densa que els tropells del setge.
És més dol el fragor d’esperar-te aguaitant miquetes
A les genives, plany de branques a la llengua de les pedres.
(Com saber si a la teua boca hi ha rius d’alfàbega,
I sines dreçades esperant embriagar-se?)
Les ales de sobte són aqueixa veu de les làpides, la cal·ligrafia
Desordenada dels epilèptics, els còdols punxants
De les estelles, el vertigen alzinat del llampec.
El viatge a través dels fils de les fulles té destins sense llegir-se:
A voltes estranys soterranis de renúncia on la consciència
És un raig de vertigens, i el fervor un vestit sense rialla.
Sovint el fred és sòlid i sord —la cendra és temerària
A la pols de la nit, a les estovalles hermètiques de les aigües.
Què hi ha de la inclemència com estat de respiració?
—Despulles de llum, potser temps sense solapes a les mans,
Dies on és la tempesta, no l’ull, que nua
La llum tel·lúrica de la molsa a la seua vestidura esparsa.
Sovint aquesta orfenesa de càrcer s’ompli de violència:
(Tu no entens aquest xerricar de la veu en fumerals pobres,
Aquest gos carrerer ofegat en la penombra del minut).
Els rastres són com aqueixes aspes fètides dels prostíbuls.
Així punxa el fem en tantes paraules, —papers sense eixovar,
Ossos assedegats d’ànsies, portes sense rebost i sense ocells.
En els dies d’abandó, la infantesa balba creua les aigües
De les fotografies: afona el seu afany en l’aixeta de l’ànima.
—Pel que sembla la pluja llava totes les paraules. Neteja els rosegons
D’alba a les meues temples, descorre l’alé fins a les ungles,
Obri en ràfegues les rajoles imperatives de les persianes.
(Bastaria una abella per a sentir la teua presència, un dedejuni
De cristalls, una corda de lluernes humides a la finestra,
Un termini d’arbres a les venes, un veler…)
En aquesta reclusió del clímax, tot vertigen és tortura.
Cada lectura nomena les lleis de la nit, la cendra marca
En les instantànies del fum, precipitada al reremón
De la tortura, —subsòl encisat del Paradís.
La força de la set beu cada gemec de la sang: En aquesta
Escala amb boirina, el sonambulisme dels porus,
Esquinça el tsunami dels meus anhels —sí, el dessagna fins
A fer de la muralleta depòsit de cremades…
Baratària, 28.VII.2009




Entre precarias sábanas




Entre precarias sábanas, escapularios colgados de puertas.
Roídos los tímpanos, esquiva la arena del porvenir.
En una estación de polvo, dibujo mi propia fugacidad:
—Después comienza la garganta a cerrar su noche de muros.
Jamás ha habido tregua en la fragua del paisaje,
Jamás las fechas han dejado de ser breña en mi memoria,
—Jardines de sal comen matorrales furtivos,
Cardos de niebla acompañan las paredes de mi pecho,
Pétalos en ruinas cuelgan del largo destino de las hormigas.
¿Hacia qué adiós el ojo se proclama en la sonrisa,
Calendario de la noche sin follaje, días de ahogada distancia?
—El sopor de los sueños persiste como un farol en la lluvia,
Pero la noche es más densa que los tropeles del asedio.
Es más luto el fragor de esperarte aguardando migajas
En las encías, quejido de ramas en la lengua de las piedras.
(¿Cómo saber si en tu boca hay ríos de albahaca,
Y senos erguidos esperando embriagarse?)
Las alas de pronto son esa voz de las lápidas, la caligrafía
Desordenada de los epilépticos, los guijarros punzantes
De las astillas, el vértigo encabritado del relámpago.
El viaje a través de los hilos de las hojas tiene destinos sin leerse:
A veces extraños sótanos de renuncia donde la conciencia
Es un chorro de vértigos, y el fervor un traje sin risa.
A menudo el frío es sólido y sordo —la cena es temeraria
En el polvo de la noche, en los manteles herméticos de las aguas.
¿Qué hay de la inclemencia como estado de respiración?
—Despojos de luz, acaso tiempo sin solapas en las manos,
Días donde es la tormenta, no el ojo, el que denuda
La luz telúrica del musgo en su vestidura dispersa.
A menudo esta orfandad de cárcel se llena de violencia:
(Vos no entendés este chirriar de la voz en chimeneas pobres,
Este perro callejero ahogado en la penumbra del minuto).
Los rastros son como esas aspas fétidas de los prostíbulos.
Así punza el estiércol en tantas palabras, —papeles sin ajuar,
Huesos sedientos de ansias, puertas sin despensa y sin pájaros.
En los días de abandono, la niñez aterida cruza las aguas
De las fotografías: hunde su afán en el grifo del alma.
—Al parecer la lluvia lava todas las palabras. Limpia los mendrugos
De alba en mis sienes, descorre el aliento hasta las uñas,
Abre en ráfagas las baldosas imperativas de las persianas.
(Bastaría una abeja para sentir tu presencia, un desayuno
De cristales, una cuerda de luciérnagas húmedas en la ventana,
Un plazo de árboles en las venas, un velero…)
En esta reclusión del clímax, todo vértigo es tortura.
Cada lectura nombra las leyes de la noche, la ceniza marca
En las instantáneas del humo, precipitada en el trasmundo
De la tortura, —subsuelo encandilado del Paraíso.
La fuerza de la sed bebe cada gemido de la sangre: En esta
Escalera con neblina, el sonambulismo de los poros,
Rasga el tsunami de mis anhelos —sí, lo desangra hasta
Hacer del malecón depósito de quemaduras…
Barataria, 28.VII.2009
_________________
comentario:
Por si el sentido del poema -y el mensaje en una botella- no fuera suficiente explícito en el cultivo de la convención clásicista que tú recreas, cinco siglos más tarde, y llamas tortura del trasmundo, introduces el paréntesis, hermoso donde los haya. Jo, si fuera mujer en otra vida, me encantaría que el solícito se preguntase si en mi boca hay ríos de albahaca -el aroma del basílico labiado venido del oriente, ay, al habaq andalusí para el aliento de los enamorados al alba-...y si mis
pechos se yerguen a la espera de que el Amado se embeba de ellos...

—El sopor de los sueños persiste como un farol en la lluvia,
Pero la noche es más densa que los tropeles del asedio.
Es más luto el fragor de esperarte aguardando migajas
En las encías, quejido de ramas en la lengua de las piedras.

(¿Cómo saber si en tu boca hay ríos de albahaca,
Y senos erguidos esperando embriagarse?)
Si bien la lluvia limpia, trae el nuevo perfume de la tierra, amigo mío, tú erre que erre, tu sueño persiste como un farol en la lluvia. Imagen casi fílmica de tan plástica y visualizable. Y persites en con la misma estructura formal anterior. Tú, desdoblándote, te lo dices todo:

—Al parecer la lluvia lava todas las palabras. Limpia los mendrugos
De alba en mis sienes, descorre el aliento hasta las uñas,
Abre en ráfagas las baldosas imperativas de las persianas.

(Bastaría una abeja para sentir tu presencia, un desayuno
De cristales, una cuerda de luciérnagas húmedas en la ventana,
Un plazo de árboles en las venas, un velero…)


lunes, 27 de julio de 2009

Matèria lleu- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Heinrich Friedrich Füger, Heilbronn, Alemania, 1751-1818.




Matèria lleu
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




La matèria és lleu entre tu i jo: no pesen les fotografies;
I, tanmateix, ací estan llavis i paraules i mans.
Lents ulls dels dos: aigua del dia al port
De les robes del llit, terra horitzontal on caben els meus pertrets.
Com visc sense finestres en un món d’atzars?
Pit al suc de l’aire, a les andròmines plenes de nostàlgia.
Qui es fia dels dits des de la Bossa de valors,
Des de les campanes d’irresistible afonia, des de les sabates
Ofegades en catifes roges, —símbol d’ares efímeres?
Pensar en la llengua és important quan no dóna dentades.
Pensar en la mort és interessant quan s’ha perdut
La memòria; l’amor val per a omplir el coixí de records:
També com ja digué un poeta, quan no hi ha fam.
El problema que el amor com molts l’entenen,
És com una ciutat en un aparador. —boutique de fantasies.
Sovint està ple de guitarres descalibrades o ocells
Afònics o simplement de gòndoles buides o ungles oliades.
La paraula amor té una boirina d’eucaliptes:
A menys que siga aqueix altre amor llarg dels teulats…
A menys que siga una pàgina innocent de contes de fades.
En la foscor els rellotges rugeixen com un oceà.
En la multitud la gespa es torna una diadema ocre
A les sabates; els penediments a la boca de l’invisible,
Són aqueixa saliva que la lluna beu a les piscines.
Quina classe de vida vindrà en congelades pedres lunars?
—Ombres com crancs sense desguàs tirats a somriures
Sense llanternes, a petites lluernes de tristesa.
Cada dia les falàcies es vénen amb omega-3 plus en tot el planeta.
(I tu pensant que el poeta fa diners amb els seus versos,
Quan és el seu cap el que està atapeït d’ombres
I allò que escriu és sovint una pèrdua de temps per a
Mantindre els pilars de la llar, i vestir més o menys decentment).
Malgrat aquesta introspecció sense estovalles, vull vocals
A borbolles de la teua, la fogassa de les teues sines analfabetes,
Les estrofes de les teues extremitats al pati de ma casa,
La fogassa del teu pubis per a estendre la meua llengua com pedals
Blaus i després erigir la simetria dels bancs de peixos.
Al capdavall podem guardar la cuina a les butxaques
I fer dels ulls una llum pròxima als vaixells.
Sabem que des dels grans centres del poder es fonen
Les aixelles, i que les cèl·lules mare no canviaran el smog
En carrers de fosca luxúria. No deixarà de ser arna el rostre,
Ni esl teus cossets substituiran la venda de vegetals al Mercat.
Quan serem ancians segurament esborrarem les distàncies:
El pa que no arribà a la porta, les bombes que trencaren
Les nostres vísceres, els condons que mai no usàrem com biberons,
Les ombres de l’autoritat que ens donaren nits dolentes,
Les llàgrimes que alteraren l’esperma de les espelmes…
La matèria és lleu com la lluna penjada d’un reixat:
—I tanmateix, perdem el temps, segles, buscant
El resplendor en un malson de mosques amb querosén
Baratària, 27.VII.2009



Materia leve



La materia es leve entre vos y yo: no pesan las fotografías;
Y sin embargo, ahí están labios y palabras y manos.
Lentos ojos de los dos: agua del día en el puerto
De las cobijas, tierra horizontal donde caben mis pertrechos.
¿Cómo vivo sin ventanas en un mundo de azares?
Pecho en el zumo del aire, en los trastos llenos de nostalgia.
¿Quién se fía de los dedos desde la Bolsa de valores,
Desde las campanas de irresistible afonía, desde los zapatos
Ahogados en alfombras rojas, —símbolo de altares efímeros?
Pensar en la lengua es importante cuando no da dentelladas.
Pensar en la muerte es interesante cuando se ha perdido
La memoria; el amor vale para llenar la almohada de recuerdos:
También como ya dijo un poeta, cuando no hay hambre.
El problema que el amor como muchos lo entienden,
Es como una ciudad en un escaparate. —boutique de fantasías.
A menudo está lleno de guitarras descalibradas o pájaros
Afónicos o simplemente de góndolas vacías o uñas aceitadas.
La palabra amor tiene una neblina de eucaliptos:
A menos que sea ese otro amor largo de los tejados…
A menos que sea una página inocente de cuentos de hadas.
En la oscuridad los relojes rugen como un océano.
En la multitud el césped se vuelve una diadema ocre
En los zapatos; los remordimientos en la boca de lo invisible,
Son esa saliva que la luna bebe en las piscinas.
¿Qué clase de vida vendrá en congeladas piedras lunares?
—Sombras como cangrejos sin desagüe echados a sonrisas
Sin linternas, a pequeñas luciérnagas de tristeza.
Cada día las falacias se venden con omega-3 plus en todo el planeta.
(Y vos pensando que el poeta hace dinero con sus versos,
Cuando es su cabeza la que está atestada de sombras
Y lo que escribe es a menudo una pérdida de tiempo para
Mantener los pilares del hogar, y vestir más o menos decente).
A pesar de esta introspección sin manteles, quiero vocales
A borbotones de tu boca, la hogaza de tus senos analfabetos,
Las estrofas de tus extremidades en el patio de mi casa,
La hogaza de tu pubis para extender mi lengua como pedales
Azules y luego erigir la simetría de los cardúmenes.
A fin de cuentas la cocina podemos guardarla en los bolsillos
Y hacer de los ojos una luz próxima a los barcos.
Sabemos que desde los grandes centros del poder se derriten
Las axilas, y que las células madre no cambiarán el smog
En calles de oscura lujuria. No dejará de ser polilla el rostro,
Ni tus corpiños sustituirán la venta de vegetales en el Mercado.
Cuando seamos ancianos seguramente borraremos las distancias:
El pan que no llegó a la puerta, las bombas que rompieron
Nuestras vísceras, los condones que nunca usamos como biberones,
Las sombras de la autoridad que nos dieron malas noches,
Las lágrimas que alteraron la esperma de las velas…
La materia es leve como la luna colgada de una verja:
—Y no obstante, perdemos el tiempo, siglos, buscando
El resplandor en una pesadilla de moscas con kerosene.
Barataria, 27.VII.2009
____________
COMENTARIO DE PERE BESSÓ:

André:
La carne es débil, dice el celebre aforismo, y parece que todo está dicho. Y no. Casi nada lleva el diario!
Y la materia leve!, responde Cruchaga con su erotismo escrito (sic) que no deja de ser reflexión y duelo, tras del amasijo de palabras empapadas de óleo de cirios y lechuzas de campanario diezmado.
Un erotismo que se concibe con esperma de ballena laborado hasta dar en cirio. Ése es el símil del poema que es capaz de expresar:

La fogassa del teu pubis per a estendre la meua llengua com pedals
Blaus i després erigir la simetria dels bancs de peixos.

Un erotismo aparentemente explícito que súbitamente rompe toda expectativa lectora. Donde había pubis y lengua, aparece el símil trasracional del pedal azul, no exento de ironíca visión de la condición del hombre. Donde hubo fuego prometeico, y montaña y condena, ahora hay mero pedaleo. Un pedaleo que más allá del azul como tristeza o fidelidad transporta al azul metonímico del mar en donde aparece la simetria de los bancos de peces. Armonía, pues, en lo inconmensurable? Si Yepes dijo: mi amado las montañas, Cruchaga bien pudo pensar: mi amada, el banco de peces. Allí la simetría, lo igual y parejo. Sólo ahí la fusión del fuego. Volvemos, como siempre, a la solución de los contrarios: hogaza* del pubis (fuego/ cardumenes** (bancos de peces)...

*Y no es nada difícil aventurar la necesidad del alimento, del maná en el desierto de las noches. Cruchaga encuentra en el fornum del pubis el panecillo que se cuece bajo las cenizas del hogar. Cálida hogaza!

** Y, de pronto, como húmedo ex abrupto, me asalta una lectura desviada del milagro de los panes y los peces, ay, ay, ay
Daré en ser amoroso de dulces blasfemias?!

viernes, 17 de julio de 2009

palabras para muro con fondo ensimismado

Pere Bessó, poeta y traductor valenciano




Mur amb fons abstret
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




Davall de les meues temples aletegen els grisos. Aletegen peixos sords.
La respiració de la llum al corc dels ocells.
El trenc d’alba juga amb les aigües dels meus ulls, amb la teua imatge
De setena setmana, amb el pols que s’obri com els amants.
Dic el vol damunt del sostre i sense baldes, les illes quotidianes
Que sentim en cada ombra dels llavis.
El riure és el fruit dels mesos que transcorren. —El foc
Begut per naus sense itinerari, els dies per a tornar
A l’aire des de les catacumbes on roman la nit
Amb badalls de rovell. L’espera és un bosc roig.
Les escates del somni lluiten en la penombra, les meues mans
Volen penetrar la cistella de les teues sines, llepar el bosc
Desdoblat de l’aquari, regirar les palpebres amb la fúria oberta
De les meues mans, abastar-te amb el verd de les lluernes.
La nit ens conté i uneix els cossos separats pel dia.
Ningú no dorm amb aquest secret d’amarant al melic:
Els caps de setmana pul·lulen com les fulles del dia,
Els ocells umbilicals de l’aurora picotegen el raig de l’espavent.
Sobre tants ulls es perden les ciutats, els noms i la vida.
En la nit de les teues paraules, la memòria es torna pedra:
Adusta forma de respondre al vent com ho fa el soroll
A les oïdes. Damunt del calor o el fred, les distàncies dels braços,
Els camins i les parets que es queden en fantasmes.
Fins a tard els segles del minut, la cerimònia de les pedres,
I els cementeris i tot trepitjant-nos els talons.
Les paraules tenen un buit de carrers, una cintura de jardins,
I tambè un espai per a escriure vaixells, molls i aeroports.
A les fotges de l’univers els vidres titubegen de fred.
Els insectes fan més proeses que els nostres sentits.
De sobte les ombres respiren als nostres cossos:
Els dits dels rius naveguen als ulls, la llum al claustre
De les nines, el paviment inaugural dels nostres passos.
Si l’alba acolora l’arc de l’aperduament, per què la deriva
Del descoratjament o el lent xiuxueig davall del sostre del tràngol?
Entre ungüents i llençols, la nit broda d’insomnis
Cada porus a la vorera de l’insomni. —ací els cercles despullen
El disturbi, les campanes sense cantons,
L’equilibri de la fam i la fusta. La pulsació oberta
De la memòria feta de crits i proeses.
Els porus transcorren al moviment dels rius. Són ulls
Que tu i jo enfilem en el fortificat aliment de l’Esperança.
Presa de les teues sines verticals, el cos travessat
Per l’abundància, el vent tocat per formigues,
La llengua estesa en la mel del desig,
L’olor de l’origen enfonsat a les meues temples, la boca
Als bassals del temps…
Baratària, 17.VII.2009





Muro con fondo ensimismado



Debajo de mis sienes aletean los grises. Aletean peces sordos.
La respiración de la luz en la carcoma de los pájaros.
El amanecer juega con las aguas de mis ojos, con tu imagen
De séptima semana, con el pulso que se abre como los amantes.
Digo el vuelo sobre el techo y sin aldabas, las islas cotidianas
Que sentimos en cada sombra de los labios.
La risa es el fruto de los meses que transcurren. —El fuego
Bebido por embarcaciones sin itinerario, los días para volver
Al aire desde las catacumbas donde permanece la noche
Con bostezos de herrumbre. La espera es un bosque rojo.
Las escamas del sueño luchan en la penumbra, mis manos
Quieren penetrar al canasto de tus senos, lamer el bosque
Desdoblado del acuario, revolver los párpados con la furia abierta
De mis manos, alcanzarte con el verde de las luciérnagas.
La noche nos contiene y une los cuerpos separados por el día.
Nadie duerme con este sigilo de amaranto en el ombligo:
Los fines de semana pululan como las hojas del día,
Los pájaros umbilicales de la aurora picotean el rayo del asombro.
Sobre tantos ojos se pierden las ciudades, los nombre y la vida.
En la noche de tus palabras, la memoria se torna piedra:
Adusta forma de responder al viento como lo hace el ruido
En los oídos. Encima del calor o el frío, las distancias de los brazos,
Los caminos y las paredes que se quedan en fantasmas.
Hasta tarde los siglos del minuto, la ceremonia de las piedras,
Y hasta los cementerios pisando los talones.
Las palabras tienen un vacío de calles, una cintura de jardines,
Y hasta un espacio para escribir barcos, muelles y aeropuertos.
En las fojas del universo los vidrios titubean de frío.
Los insectos hacen más proezas que nuestros sentidos.
De repente las sombras respiran en nuestros cuerpos:
Los dedos de los ríos navegan en los ojos, la luz en el claustro
De las pupilas, el pavimento inaugural de nuestros pasos.
Si el alba colorea el arco del quebranto, ¿por qué la deriva
Del desaliento o el lento susurro bajo el techo del trance?
Entre ungüentos y sábanas, la noche borda desasiegos
Cada poro al borde del desvelo. —ahí los círculos desnudan
El disturbio, las campanas sin esquinas,
El equilibrio del hambre y la madera. La pulsación abierta
De la memoria hecha de gritos y proezas.
Los poros transcurren al movimiento de los ríos. Son ojos
Que tú y yo enhebramos en el fortificado alimento de la Esperanza.
Asida de tus senos verticales, el cuerpo atravesado
Por la abundancia, el viento tocado por hormigas,
Un día es apenas una línea del combate. —un día debe ser
Inmune a todas las escaleras del descenso.
En cada ventana las cortinas rojas de los barcos, el mismo cuerpo,
La lengua extendida en la miel del deseo,
El olor del origen ahondado en mis sienes, la boca
En los charcos del tiempo…
Barataria, 17.VII.2009
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Si existe una lógica en la escritura de metáforas irracionales o transracionales, acaso mejor, es su manera de encadenarlas. He acá un ejemplo digno de estudio. En lo concerniente al aparato retóricoformal ya es un logro estos dos versos que entresaco que se 'explican' (en el sentido más etimológico: se 'despliegan', 'abren sus pliegues hacia afuera') por los dos siguientes:

La noche nos contiene y une los cuerpos separados por el día.
Nadie duerme con este sigilo de amaranto en el ombligo:

Los fines de semana pululan como las hojas del día,
Los pájaros umbilicales de la aurora picotean el rayo del asombro.


La separación de dos y dos la hago yo para evidenciar cómo construye el poeta esa lógica conceptual basada en la más aparente sencillez: las asociaciones giran y construyen un universo conceptual a través de la oposición originaria dia-noche, que en André Cruchaga tiene un carácter más intensivo que extensivo o totalizador. Así ha de ir el lector fijando los núcleos de oposición secundarios pero enriquecedores y adscribiéndolos a casa campo asociativo y/o semántico. Por ejemplo, frente a la separación de los cuerpos por el día; la contención -fusión- de los cuerpos por la noche. Una noche -todo sea dicho de paso- que es merecedora del mayor detenimiento, pues que la propiedad de la noche, su noche es la vigilia, una vigilia, si se quiere, que me recuerda al mejor Lorca de Poeta en Nueva York [también Lorca afirmaba que nadie duerme en esa ciudad a la espera de la llegada de las animalias por el puente de Brooklyn]. Si en el primer par de versos, la imaginería conlleva el "sigilo de amaranto en el ombligo". Una vigilia de metáfora hermosísima, A de B, sigilo de amaranto. He acá que el poeta no duerme, nadie duerme porque está la sorpresa, el secreto, el sigilo, el sello del amaranto, aquella flor carmesí que ya los griegos identificaban como el perfume de la inmortalidad y por ello ritualizaban en el momento -y memento-de difuntos.

[Y ello, además, me lleva a una disgresión que conocí sigilosamente en el pueblo de mi abuela Concha: una superstición? Mejor una práctica cuya memoria se pierde en el paso de los siglos y milenios: el cordón umbilical del recién nacido lo envolvía la partera y se lo daba a la abuela o la mujer de más edad de la familia, ésta era la encargada de envolverlo en un paño albo para la ocasión y de esconderlo en el lugar más oculto y menos accesible de la casa. Sólo así el bebé quedaba a salvo de sortilegio o mal de ojo, de ahí que haya tantas leyendas e interpretaciones acerca de los males de ombligos que supuran o no se cierran, ombligos que llagan y que antaño se decía podían llevar a la muerte. De alguna manera el cordón umbilical 'sgnifica' lo que 'significa' en el uso diario -y literario- de la lengua, aunque hayamos perdido la percepción de la ligazón -ahora sí- con lo simbólico.]

Y el tratamiento de esa oposición intensiva de 'día/noche' alcanza su plenitud en los dos segundos versos en los que ambos términos se ligan mediante un cordón umbilical claramente simbólico: la aurora. Y acá el paeoxismo del poeta. Y vuelta a empezar con las referencias de la poesía devenida en mito y viceversa. Eos o Ios, la diosa de la Aurora, mito bello donde los haya y que todo poeta clásico que se preciara laboró y reescribió y, entre ellos, Góngora, el Maestro, el Divino, pero también Lope de Vega que no le iba a la zaga, o Ronsard o Skahespeare...

Una aurora, pues, animada, una aurora que se torna ave umbilical, pájaro del ombligo, y por tanto habremos de focalizar el vuelo, tal cual el alma o el ka egipcio -si se quiere. por ir más allá de lo cristiano- es en sí misma el centro, el élan vital, el soplo o hálito primero. Una aurora que es ombligo y pájaro que -de nuevo el mito que André entrecruza con el rayo caído del cielo, el castigo de dioses, la fulminación- nos picotea el costado, un picoteo y una herida del rayo que impiden su sueño, al cabo. Los comunes mortales duermen, Cruchaga, pero a ti, poeta no se te está permitido. Tuya es la vela. La vigilia, El sigilo. Y el espanto. El asombro. Tú eres cordón umbilical encubierto.
Mislata, Valencia, 17.VII.2009