lunes, 26 de diciembre de 2011

MALGRAT TOT L’EFĺMER SEMPRE ÉS ETERN/PESE A TODO, LO EFĺMERO SIEMPRE ES ETERNO-TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ

Sempre les coses menudes toquen la barba del temps: —em toques,
ens toquem per a sempre, és a dir, el sostre indeleble,
les aigües polides del verd, sense batecs, fluent damunt de l’aigua
dels cabells, sagnant en l’espina dorsal de l’aire.
Fotografía de André Cruchaga
 




MALGRAT TOT L’EFĺMER SEMPRE ÉS ETERN/PESE A TODO, LO EFĺMERO SIEMPRE ES ETERNO-TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ




Querido André: Tras este paréntesis de diciembre ojalá llegue la normalidad de los días adustos. Yo la convoco con la traducción de este poema. a guisa de superar la aparente paradoja o contradicción del título, como aquella señora Fortuna, mudable por no hacer mudanza en su costumbre. Ahí es nada, pues, la sucesión de efímeros por lograr el instante eterno, el aevo. La cita del poeta Pepe García Nieto al que tuve la suerte de tratar en mi juventud viene que ni a crin. Tengo alguno de sus libros dedicados y he de decirte que publiqué mis primeros poemas en castellano en su Poesía Hispánica. De mi época universitaria son los viajes a Madrid y visitar su despacho y, enfrente, el de Félix Grande, secretario de los Cuadernos Hispanoamericanos. Volviendo a tu poema, si bien el poema está muy bien construido, me agrada sobremanera el final que se resuelve en un metáfora cuyo núcleo te es tan grato. En este caso el alfabeto de la vida. Una metáfora que merecería todo un estudio desde su más temprana evolución. Los primeros padres de la Iglesia en Oriente la tomaron de los filósofos paganos griegos. Ya cristianizada fue muy productiva a lo largo de la Edad media, si bien ahora bajo la lectura de la cartilla también se asoció al tratamiento de los celos en el amor, y en la literatura contemporánea,no hay más que recordar al maestro del Aleph...
Acabada la zeta del alfabeto de la vida, llegamos al último recodo, vuelta del camino y ya sólo somos memoria, efímeros para gloria de la eternidad. Mientras tanto, como certeza, vivimos del pasado.






MALGRAT TOT L’EFĺMER SEMPRE ÉS ETERN




crees que puedes cambiar toda la suerte y,
aunque vamos derechos a la muerte,
vives de lo pasado todavía.
JOSÉ GARCĺA NIETO





Malgrat tot, l’efímer sempre és etern: al lleu frec flotem en l’abric
de les reminiscències, somnis sublimats convertits en llàmpecs;
llengües al voltant del rusc que el temps erigeix en volta.
Mai no perdem l’escala de la respiració en el bagul del calendari,
la gota de sang ens commou en la creu de cada dia,
—tu sempre present en les randes del vent, en el segle
del minut de les jardineries, estranyes boques que creixen en els arrels,
la pedra exacta en la llengua desfullada,
mans en el buit de l’ala del corb a punt de secar la tinta
de la pluja i, tanmateix, avall en les aigües subterrànies
de la consciència, tu tan verda amb els teus ulls de molsa, tan plena
de cràters i mirades, foc del caliu a la vista de l’ànima.

Sempre les coses menudes toquen la barba del temps: —em toques,
ens toquem per a sempre, és a dir, el sostre indeleble,
les aigües polides del verd, sense batecs, fluent damunt de l’aigua
dels cabells, sagnant en l’espina dorsal de l’aire.
—Fórem i serem sempre, l’ala, el sol a mans plenes amb totes
les possibles foscors del planeta, amb tots els morts que anuncia
el tro, branques on voleteja el vaivé de les temples,
les illades del minut en la campana de ventalls i finestres.

Sovint la llum ens assisteix amb crina a boca de canó: no podem deixar
de ser cecs davant del destí, cecs de tant mirar l’horitzó
en retrospectiva, cecs davant de la plaça líquida de la pell.
Quantes vegades despoblem els instants de la imminència,
i es tornà sospita tot el que estigué a prop dels nostres batecs,
les pors, el joc de sonar, tot hivern crescut de les hores?
Mai no fou fàcil riure davant de l’alegria desconeguda,
aquella llum absurda, de sobte en l’ombra del clarobscur,
en aquel espill estrany de les paraules amb fervor de minut.
Què fem hui, amb tanta memòria acumulada, sense reguers?
Sent l’estranya forma dels mapes, les mateixes preguntes descregudes,
el crepuscle d’un blues a l’hora de fer inventaris;
hi ha eternitats, és clar, millors que l’abandó absolut:
—tu véns en l’alé del vil•là, en la papallona de la flama,
en aqueix estrany truc de l’alba i el cerç.

No sé si un día se’ns gastarà tot l’alfabet, encara que llavors
tindré de beuratge la gran sorpresa, l’èter devastador de les meues dolences;
per a llavors, és dir, per a sempre, hauré fet de l’incert
una certesa: una sola paraula, lleu com les ombres que ens segueixen
al voltant de les més antigues flaires.
En aclarar-se el camí, entrem en la memòria…





PESE A TODO, LO EFĺMERO SIEMPRE ES ETERNO




crees que puedes cambiar toda la suerte y,
aunque vamos derechos a la muerte,
vives de lo pasado todavía.
JOSÉ GARCĺA NIETO



Pese a todo, lo efímero siempre es eterno: al leve roce flotamos en el abrigo
de las reminiscencias, sueños sublimados convertidos en relámpagos;
lenguas alrededor de la colmena que el tiempo erige en bóveda.
Jamás perdemos la escalera de la respiración en el baúl del calendario,
la gota de sangre nos conmueve en la cruz de cada día,
—vos siempre presente en las puntillas del viento, en el siglo
del minuto de las jardinerías, extrañas bocas que crecen en las raíces,
la piedra exacta en la lengua deshojada,
manos en el hueco del ala del cuervo a punto de secar la tinta
de la lluvia y sin embargo, abajo en las aguas subterráneas
de la conciencia, vos tan verde con tus ojos de musgo, tan llena
de cráteres y miradas, fuego del rescoldo a la vista del alma.

Siempre las pequeñas cosas tocan la barba del tiempo: —me tocas,
nos tocamos para siempre, es decir, el techo indeleble,
las aguas lustradas del verde, sin latidos, fluyendo sobre el agua
de los cabellos, sangrando en la espina dorsal del aire.
—Fuimos y seremos siempre, el ala, el sol a manos llenas con todas
las posibles oscuridades del planeta, con todos los muertos que anuncia
el trueno, ramas donde revolotea el vaivén de las sienes,
los ijares del minuto en la campana de abanicos y ventanas.

A menudo la luz nos asiste con crin a quemarropa: no podemos dejar
de ser, ciegos ante el destino, ciegos de tanto mirar el horizonte
en retrospectiva, ciegos ante la plaza liquida de la piel.
¿Cuántas veces despoblamos los instantes de la inminencia,
y se torno sospecha cuanto estuvo cerca de nuestros pálpitos,
los temores, el juego de sonar, todo el invierno crecido de las horas?
Nunca fue fácil reír ante la alegría desconocida,
aquella luz absurda, de pronto en la sombra del claroscuro,
en aquel espejo extraño de las palabras con fervor de minuto.
¿Qué hacemos hoy, con tanta memoria acumulada, sin acequias?
Siento la extraña forma de los mapas, las mismas preguntas descreídas,
el crepúsculo de un blues a la hora de hacer inventarios;
hay eternidades, por supuesto, mejores que el abandono absoluto:
—vos venís en el aliento del vilano, en la mariposa de la flama,
en ese extraño truco del alba y el cierzo.

No sé si un día se nos gastará todo el alfabeto, aunque para entonces,
tendré de brebaje el asombro, el éter devastador de mis dolencias;
para entonces, es decir, para siempre, habré hecho de lo incierto
una certeza: una sola palabra, leve como las sombras que nos andan
alrededor de los más antiguos aromas.
Al despejarse el camino, entramos a la memoria…