sábado, 26 de septiembre de 2009

Blasfèmia del subsòl- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

El dia menys pensat vindràs al meu llit amb els teus llavis inextinguibles
Fotografía tomada de: "Traslacortina"







Blasfèmia del subsòl
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







A les temples la rosada es torna tinta de la vida. La llum és estranya
A les casseroles del foc —L’absurd també és un camí
En la penombra, una casa amb taules transcorregudes.
El desig redó del caos és ací al suor de la fatiga,
O en alguns objectes on la sal es converteix en estàtues.
L’ull és menys fidel que els pensaments confessos, que els desigs.
Algú és diferent a mi en allò relatiu a les pors:
Encara és ací l’edat dels uniformes jugant als colors,
Les hamaques en l’hivern vertical de les hores,
El trull amb el seu olor de fadrines —esteses aquestes damunt de
La gespa del gaudi. Alé de paraules estranyes i fosques.
—Mai no dorm en les nits d’hivern, al borboll de poders
Que esvaeixen els llançols.
A voltes dic que la molsa és oficiant de la nit: òbric el cofre
De l’esbufec i en segons la ràfega d’ombres és pell, o buit o arbre.
Quan trenca l’alba, la respiració té randes d’ocell.
[“En el vertader sentit hegelià, és fundamentalment contradictori a
Aquesta metafísica; la doctrina destila relacions internes;
El principi de la raó suficient és difícil de formular amb precisió.
La identitat en la diferència és impossible”…]
La negació crema en les sals de l’orfandat, en aqueix fred de contradiccions
On les libèl·lules són l’ull doble d’aquestes estovalles amb cucs.
No sé si aquest viatge cec és transitiu. O de penes el túmul d’aqueixa dona
Obrint-se a la meua mateixa tortura: —ritu irascible a les venes.
Ara recorde que dir certes coses o la veritat mateixa és un acte
Revolucionari que és clar no entumeix com l’artriti.
[El dia menys pensat vindràs al meu llit amb els teus llavis inextinguibles,
Alçarem els icebergs de la mel,
Fins a abastar la balança de l’alé, móres còncaves a la flauta
D’aquestes boques aletejants en determinat abisme.
Abisme que ens menja en la mateixa flama de la foscor,
Abisme que empra de rerafons els mocadors de l’angúnia].
En cada cercle la resina, descalça, ressuscita les seues espines.
El clímax sempre és una illa de llindes agitades. D’ombres Pàtries.
Els brolladors del tacte naixen a la farga dels espills:
—Dolen les nines als caragols de la sorra sacsada.
La carícia assedegada sense empremta de peixos, aquest món on cresc
Sense braços, sense gola, amb pètals d’afonia insomne.
La tempesta trenca les arteries de la clorofila. Trunca l’oblit
De la música, arranca els quaderns del pit.
Davall dels imminents peus de l’automatisme, Sant Salvador no té ascensors
Amb catifa roja, tampoc no es celebren els festivals de MTV,
Ni túnels humits on invadeixen les hamburgueses.
[Ací la terra és més que set i foc. Nostàlgia, tendresa desolada.
Ací et pots morir amb mi a falta de set i no passa res.
Ací et pots oblidar de mi i consumir-me en la mort.
Ací pots resuscitar als tres dies i no passa res als periòdics.
Ací, però, pots crepitar amb mi enmig de la flama
Fins a consumir-nos en la pira immolada.
Ací, tu, en la meua soledat amb la teua màgica sement, amb la teua mareselva tèbia].
Aquesta follia organitza les meues forces fins a desaparéixer en l’abisme.
Vull començar a viure l’oblit, escriure un catàleg de sabates,
O, senzillament, escriure un epitafi als teus porus, ara que
Hem entrat al “limes poshumà” del desarrelament.
Baratària, 26.IX.2009







Blasfemia del subsuelo







En las sienes el rocío se vuelve tinta de la vida. La luz es extraña
En las cacerolas del fuego —El absurdo también es un camino
En la penumbra, una casa con mesas transcurridas.
El deseo redondo del caos está aquí en el sudor de la fatiga,
O en algunos objetos donde la sal se convierte en estatuas.
El ojo es menos fiel que los pensamientos confesos, que los deseos.
Alguien es diferente a mí en lo relativo a los temores:
Todavía está aquí la edad de los uniformes jugando a los colores,
Las hamacas en el invierno vertical de las horas,
El trapiche con su olor de muchachas —tendidas éstas sobre
El césped del gozo. Aliento de palabras extrañas y oscuras.
—Jamás duermo en las noches de invierno, en el borbollón de poderes
Que desvanecen las sábanas.
A veces digo que el musgo es oficiante de la noche: abro el cofre
Del resuello y en segundos la ráfaga de sombras es piel, o vacío o árbol.
Cuando amanece la respiración tiene encajes de pájaro.
[“En el verdadero sentido hegeliano, es fundamentalmente contradictorio a
Esta metafísica; la doctrina destila relaciones internas;
El principio de la razón suficiente es difícil de formular con precisión.
La identidad en la diferencia es imposible”…]
La negación arde en las sales de la orfandad, en ese frío de contradicciones
Donde las libélulas son el ojo doble de este mantel con gusanos.
No sé si este viaje ciego es transitivo. O apenas el túmulo de esa mujer
Abriéndose a mi propia tortura: —rito irascible en las venas.
Ahora recuerdo que decir ciertas cosas o la verdad misma es un acto
Revolucionario que por supuesto no entumece como la artritis.
[Un día menos pensado vendrás a mi lecho con tus labios inextinguibles,
Levantaremos los iceberg de la miel,
Hasta alcanzar la balanza del aliento, guarumos cóncavos en la flauta
De estas bocas aleteantes en determinado abismo.
Abismo que nos come en la propia llama de la oscuridad,
Abismo que usa de trasfondo los pañuelos de la angustia].
En cada círculo la resina, descalza, resucita sus espinas.
El clímax siempre es una isla de umbrales agitados. De sombras Patrias.
Los manantiales del tacto nacen en la fragua de los espejos:
—Duelen las pupilas en los caracoles de la arena sacudida.
La caricia sedienta sin huella de peces, este mundo donde crezco
Sin brazos, sin garganta, con pétalos de afonía insomne.
La tempestad rompe las arterias de la clorofila. Trunca el olivo
De la música, arranca los cuadernos del pecho.
Bajo los inminentes pies del automatismo, San Salvador no tiene ascensores
Con alfombra roja, tampoco se celebran los festivales de MTV,
Ni túneles húmedos donde invaden las hamburguesas.
[Aquí la tierra es más que sed y fuego. Nostalgia, ternura desolada.
Aquí te puedes morir conmigo a falta de sed y nada pasa.
Aquí te puedes olvidar de mi y consumirme en la muerte.
Aquí puedes resucitar a los tres días y no pasa nada en los periódicos.
Aquí, sin embargo, puedes crepitar conmigo en medio de la flama
Hasta consumirnos en la pira inmolada.
Aquí, vos, en mi soledad con tu mágica semilla, con tu madreselva tibia].
Esta locura organiza mis fuerzas hasta desaparecer en el abismo.
Quiero empezar a vivir el olvido, escribir un catálogo de zapatos,
O, sencillamente, escribir un epitafio en tus poros, ahora que hemos
Entrado al “limes poshumano” del desarraigo…
Barataria, 26.IX.2009
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Querido Cru:

Lo he dicho en alguna que otra ocasión: tus poemas tienen versos que por sí mismos llevarían, en un aparte, a la reflexión ponderada. Son versos a peso de oro. Esta vez me quedo con el lucimiento de las aguas, esas aguas del poema que en el territorio del texto poético en lectura tradicional valen tanto como manantiales y espejos:

Los manantiales del tacto nacen en la forja de los espejos

Insistir en lo obvio resulta gratuito y en no pocas ocasiones tedioso. Explicarlo, aún más. Sin embargo, el poeta Cruchaga nos sorprende gratamente pues tiene la manera y el oficio para trabajar sorpresivamente con su personal lectura de los tópicos y las convenciones que sólo los grandes pueden usar renovadamente sin caer en el fastidio más común. Y lo hace sin aspavientos ni esparajismos que condicionen a quien se adentra en sus textos.

Sencillez, ay. Difícil sencillez.

La pura organización de los componentes sígnicos de ese verso que destaco nos lleva a detenernos, por ejemplo, en la doble metáfora de su estructura:

manantiales (A1) del tacto (B1)
forja(B2) de los espejos (A2)

Sin duda, el preciosismo de engarce de que hace gala nuestro poeta conduce al lector posible a una cruz en aspa en la ruta de la aprehensión del sentido a través del quiasmo en ausencia y pre-elaborado: la forja del tacto. Metáfora que dará de sí a lo largo de este poema y otros muchos de Cruchaga.

Ahí es nada, porque –y sólo lo dejo como apunte- la experiencia vivida o ensoñada a través del tacto precede al poema más como pura desiderata que constatación del cumplimiento del deseo. He dicho que me detengo acá, porque el lector del poema pudiere hacer(se) aguas en el enfrentamiento osado que supone reinterpretar sus propias vivencias intelectualizadas a la luz de la práctica inquisitiva que el maestro se impone en lo real escrito como trasunto y huella (húmeda) de lo real tocado. Lo real al tacto, sí, bien como fluencia y huida (‘manantial’), bien como desdoblamiento y linde (‘espejo’).

Queda, ávido lector, la forja. No nos olvidamos de la forja. La fragua, el volcán, el abismo. Eso es materia de fuego. Y me permito dejar de resbalar hoy por esas dulces hendiduras de lenguas de fuego y pétalos de madreselvas. Habré de pedirle al creador que se motive en la ensoñación: la forja de los espejos. También para ello encontrará acomodo en los umbrales del goce.

(O del subsuelo como primer escalón a la bajada del órfico André Cruchaga a los Infiernos).
Pere Bessó
Valencia, 26.IX.2009