viernes, 9 de abril de 2021

ANATOMIA D’ULLERES│ ANATOMÍA DE OJERAS

 

Imagen FB de Pere Bessó



ANATOMIA D’ULLERES

 

 

Hay amaneceres sin pájaros

que tiemblan de miedo

bajo el choque de las violencias de la vigilia,

Béatrice Marchal

 

 

Tot resulta estrany en l’anatomia de les ulleres que ronden

els ulls del matossar esbargit pel vent.

Estranys els centpeus de l’enderroc dels batecs en un malson

d’ocells arrecerats en sarcòfags de tile i enronquida cendra.

Al llit de fullaraca de xiprers, la por i la foscor

dels racons d’aquella lluna pobra que s’aboca a la vigília.

Res no és com l’assot negre de la nit perllongat els matins,

lenta escriptura i avançada podridura en l’aixella immunda

dels trens que es descarrilen sense veure el cel.

A la distància la fotografia dels somnis i la ciutat desesperada

en la boca, i la flama del metall abrasada al rellotge de pell de l’ofec.

Un és en l’inanimat una altra violència, una pluja de vísceres

entre les dents, un tió embalsamat amb sabor agredolç.

Davant dels dies que passen amb els seus forats, el paladar que peregrina

entre la rugositat de portes fosques i el desvari de les ales.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

ANATOMÍA DE OJERAS

 

 

Hay amaneceres sin pájaros

que tiemblan de miedo

bajo el choque de las violencias de la vigilia,

Béatrice Marchal

 

 

Todo resulta extraño en la anatomía de las ojeras que merodean

los ojos del matorral disperso por el viento.

Extraños los ciempiés del escombro de los pálpitos sobre una pesadilla

de pájaros arropados por sarcófagos de tile y enronquecida ceniza.

En el lecho de hojarasca de cipreses, el miedo y la oscuridad

de los rincones de aquella luna pobre que se asoma en la vigilia.

Nada es como el azote negro de la noche prolongado en las mañanas,

lenta escritura y avanzada podredumbre en la axila inmunda

de los trenes que se descarrilan sin ver el cielo.

A la distancia la fotografía de los sueños y la ciudad desesperada

en la boca, y la llama del metal abrasada al reloj de piel del ahogo.

Uno es en lo inanimado otra violencia, una lluvia de vísceras

entre los dientes, un tizón embalsamado con sabor agridulce.

Frente a los días que pasan con sus agujeros, el paladar que peregrina

entre la rugosidad de puertas oscuras y el desvarío de las alas.

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Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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