miércoles, 7 de abril de 2021

TOTA LA FUGA BOLCADA AL PIT│ TODA LA FUGA VOLCADA EN EL PECHO

 

Imagen FB de Pere Bessó



TOTA LA FUGA BOLCADA AL PIT

 

 

Como si revivieras tus fugas entre la bruma matinal al encuentro de la rebelión tan querida, que supo socorrerte y alzarte mejor que cualquier ternura.

René Char

 

 

Damunt de la terra bolcada al pit, ressuscitem els horitzons

de la infància, i palpem la rosada de les velles epístoles del vent.

Fins ací, tot és remot, quasi com una fugida eixida de la boira.

Alguna vegada les màscares deixaran de ser objectes recurrents de barbàrie,

O només una ganyota dels autorreflexos,

o rebel•lió contra la tendresa en dies de vilesa i paisatges cecs.

O potser uns altres ulls de xiprers en el fred de la nuesa de boques

amargues al peu de bugaderies de súpliques i selves.

Després de tot, suposen un mur necessari de retrets, fusió

de ferides per amagar certa successió de pors o la tendresa

que sovint s’esdevé intocable: en un territori de danses macabres,

cadascú li dansa al destí amb humits deliris de febre.

Davant de la pàgina cremada del somriure, la rebel•lió de set recorre

la sang com tots els mesos escrits en la memòria de l’univers.

Feta la fugida, ens queda el record, o la pluja remota de l’oblit.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

TODA LA FUGA VOLCADA EN EL PECHO

 

 

Como si revivieras tus fugas entre la bruma matinal al encuentro de la rebelión tan querida, que supo socorrerte y alzarte mejor que cualquier ternura.

René Char

 

 

Sobre la tierra volcada en el pecho, resucitamos los horizontes

de la infancia, y palpamos el rocío de las viejas epístolas del viento.

Hasta aquí, todo es remoto, casi como una fuga salida de la niebla.

Alguna vez las máscaras dejarán de ser objetos recurrentes de barbarie,

o solo una mueca de los autorreflejos,

o rebelión contra la ternura en días de vileza y paisajes ciegos.

o quizás otros ojos de cipreses en el frío de la desnudez de bocas

amargas al pie de lavanderías de súplicas y selvas.

Después de todo, suponen un muro necesario de reproches, fusión

de heridas para ocultar cierta sucesión de temores o la ternura

que a menudo resulta intocable: en un territorio de danzas macabras,

cada quien le danza al destino con húmedos delirios de fiebre.

Ante la página quemada de la sonrisa, la rebelión de sed recorre

la sangre como todos los meses escritos en la memoria del universo.

Hecha la huida, nos queda el recuerdo, o la lluvia remota del olvido.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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