viernes, 2 de abril de 2021

CADASCÚ TÉ UNA HISTÒRIA│ CADA QUIEN TIENE UNA HISTORIA

 

Imagen Pinterest



CADASCÚ TÉ UNA HISTÒRIA

 

 

Sus manos están floreciendo

en los prados olvidados de mi piel

me recuerdan el rojo alfabeto

del deseo escrito en la historia de mi cuerpo

Serkan Engin

 

 

Del renou dels porus, aquesta mena de trànsit damunt dels dorments

del vol d’aquell deliri desbaratador del cerç. (Cadascú té

una història, de vegades soterrada, del cos i els ulls.)

Batega la set com un allau d’ombres, mentre creix el degoteig de l’eco.

En realitat, no hi ha data de caducitat per a la memòria, tampoc pau

en una ciutat on l’alegria és un objecte sumptuari i escàs.

Malgrat tot, és entranyable l’alfabet de l’ala, els espais somiats

enmig de la pols, els trossos de despulla amb les seues bèsties agres,

aquest orb misteri d’albada que abrace durant les setmanes.

Desperte i els ulls són ací, amb el seu ofici frenètic de deliri.

Despert i recorde totes les nits oblidades a les meues mans i pell.

Tot el cos de les paraules, la rugositat del gemec, o el tors

encara descobert de la melangia, o la fugida lleugera del sucre.

Avui passa que només recorde l’ombra vermella del teu pit inefable

i el subsòl dels carrers que s’endugué la puresa

i la humitat d’hivern i el designi de l’alè i el niu extasiat.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

CADA QUIEN TIENE UNA HISTORIA

 

 

Sus manos están floreciendo

en los prados olvidados de mi piel

me recuerdan el rojo alfabeto

del deseo escrito en la historia de mi cuerpo

Serkan Engin

 

 

Del bullicio de los poros, esta suerte de transitar sobre los durmientes

del vuelo de aquel delirio arrollador del cierzo. (Cada quien tiene

una historia, a veces sepultada, del cuerpo y los ojos.)

Late la sed como un alud de sombras, mientras crece el goteo del eco.

En realidad, no hay fecha de caducidad para la memoria, tampoco paz

en una ciudad donde la alegría es un objeto suntuario y escaso.

Pese a todo, es entrañable el alfabeto del ala, los espacios soñados

en medio del polvo, los pedazos de despojo con sus bestias agrias,

este ciego misterio de alborada que abrazo durante las semanas.

Despierto y los ojos están ahí, con su oficio frenético de delirio.

Despierto y recuerdo todas las noches olvidadas en mis manos y piel.

Todo el cuerpo de las palabras, la rugosidad del gemido, o el torso

aun descubierto de la melancolía, o la fuga ligera del azúcar.

Hoy pasa que solo recuerdo la sombra roja de tu pecho inefable

y el subsuelo de las calles que se llevó la pureza

y la humedad de invierno y el designio del aliento y el nido extasiado.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


No hay comentarios: