lunes, 3 de mayo de 2021

ALS ULLS JA NO HI HA PARAULES│ EN LOS OJOS YA NO HAY PALABRAS

 

Imagen FB de Pere Bessó



ALS ULLS JA NO HI HA PARAULES

 

 

Un día llegará en que te preguntes

¿de ti, de mí, qué fue de todo aquello?,

y de los ojos

ya no vendrán palabras.

Andrés Trapiello

 

 

En aquesta terra de molts comensals també s’esgoten les paraules.

És la deriva el nostre plat i territori on la set no minva,

ni el cos deixa de polsar la seua pròpia eternitat de batecs impossibles.

Poques vegades un es prepara per a afrontar el final d’una batalla:

és així quan les ombres allarguen la seua pell de finitud i estremeix

la seua canilla de dubtes; malgrat la desolació, la corda de l’ànima penja

de la biga del bes primer del pol•len: és un ocell en l’alt del bosc.

O tot l’hivern de sobte allotjat al pit.

Ara ja és de nit i m’hi toquen els records.

Ni en el teu cos ni en el meu no té cabuda l’alba; només aquesta respiració

que ens recorda que el cor fou jove alguna vegada i que l’arc

moradenc del llenguatge, fou l’espiga del vol, el vals de goig i suor.

També l’ala del desig es bada com un punyal amb fissures.

Ahir tan lluny i claca enmig d’un túnel de pàl•lides aigües.

Fet el recompte, res no fou aquell paisatge sinó un farcell de filferros;

o pitjor, dues boques amenaçades per la por, a punt de la destrossa.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

EN LOS OJOS YA NO HAY PALABRAS

 

 

Un día llegará en que te preguntes

¿de ti, de mí, qué fue de todo aquello?,

y de los ojos

ya no vendrán palabras.

Andrés Trapiello

 

 

En esta tierra de muchos comensales también se agotan las palabras.

Es la deriva nuestro plato y territorio donde la sed no mengua,

ni el cuerpo deja de pulsar su propia eternidad de latidos imposibles.

Pocas veces uno se prepara para afrontar el final de una batalla:

es así cuando las sombras alargan su piel de finitud y estremece

su jauría de dudas; pese a la desolación, el mecate del alma cuelga

de la viga del beso primero del polen: es un pájaro en lo alto del bosque.

O todo el invierno de súbito alojado en el pecho.

Ahora ya es de noche y en ella me tocan los recuerdos.

Ni en tu cuerpo ni en el mío tiene cabida el alba; solo esa respiración

que nos recuerda que el corazón fue joven alguna vez y que el arco

cárdeno del lenguaje, fue la espiga del vuelo, el vals de júbilo y sudor.

También el ala del deseo se quiebra como un puñal con fisuras.

Ayer tan lejos y grazna en medio de un túnel de pálidas aguas.

Hecho el recuento, nada fue aquel paisaje sino un petate de alambres;

o peor, dos bocas amenazadas por el miedo, al punto del destrozo.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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