EN
LA DISTÀNCIA
Te parecía volver a una
dulce costumbre
desde lo extraño y
distante.
Luis Cernuda
Hi ha un cor de reixes de ferro a fora del batec.
Allà en la distància, una estàtua de xiprers i el
recòndit de la llum
de les teulades: només delere el dret al retorn a
aquesta altra terra
de desvaris o almenys estranya en el seu riu de
congoixes.
És tasca difícil continuar agonitzant en aquesta
asfíxia imprecisa.
Tot açò, potser, siga el declivi inesgotable d’un
jardí pretèrit,
o l’ombra que mai no es rendeix penjada del coll.
He resolt no aferrar-me ja al que la memòria dicta:
per on caminem i furtem l’alegria, ja no caminem,
ni tan sols en aquel riu revolt dels antidepressius,
ni en la rosa dels cossos que estimem amb foc
irresistible,
ni tan sols en aquella mort vesprejada en el bolic
amuntegat
dels dies infames, consumidors insaciables del
vertigen.
La gran pregunta, ara, és cap a on anem. Cap a on.
L’espera fou un llarg joc de follia, endivinació,
hipnosi.
Un joguet de disfresses es fa inevitable:
supose que només ens queden els ulls per a veure la
penombra.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE
BESSÓ
EN
LA DISTANCIA
Te parecía volver a una
dulce costumbre
desde lo extraño y
distante.
Luis Cernuda
Hay un coro de verjas de hierro afuera del latido.
Allá en la distancia, una estatua de cipreses y lo
recóndito de la luz
de los tejados: solo ansío el derecho al retorno a
esta otra tierra
de desvaríos o al menos extraña en su río de congojas.
Es tarea difícil seguir agonizando en esta asfixia
imprecisa.
Todo esto, acaso, sea el declive inagotable de un
jardín pretérito,
o la sombra que nunca se rinde colgada del cuello.
He resuelto ya no aferrarme a lo que la memoria dicta:
por donde caminamos y hurtamos la alegría, ya no
caminamos,
ni siquiera en aquel río revuelto de los
antidepresivos,
ni en al rosa de los cuerpos que amamos con fuego
irresistible,
ni siquiera en aquella muerte anochecida en el petate
agolpado
de los días infames, consumidores insaciables del
vértigo.
La gran pregunta, ahora, es hacia dónde vamos. Hacia
dónde.
La espera fue un largo juego de locura, adivinación,
hipnosis.
Un juguete de disfraces se vuelve inevitable:
supongo que solo nos quedan los ojos para ver la
penumbra.
.
Del libro: “Invención de la espera”, 2020
©André Cruchaga
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