sábado, 24 de agosto de 2019

EN LA FILA DELS DESEMPARATS

Imagen FB de Pere Bessó





EN LA FILA DELS DESEMPARATS




Vi mi vida y fui hacia ella,
como un marino parte solo a la noche de su casa
y va hacia el puerto con sus pertenencias atadas,
y zarpa hacia la oscuridad.
Desmond O'Grady




Tantes vegades en la fila dels desemparats i de la impaciència
Ací incomoda la falta d’un desodorant i les burilles
que refreguen els somnis i els privilegis que proveeixen a alguns
ací les carns flàccides i el plor la iracúndia de la femta
a la intempèrie els brots de borradura com sinistres cudols
ací el murmuri dels condemnats de sempre per l’infern
del mercat esperant aquesta mort horrible que els obliga a estar
aturats i a resistir sense pertorbar-se
ací l’aire viciat com una estaca en l’olfacte
ací la claror corcada com els carrers del país que tenim
Al final cal restar folls per a no saber la roba que vestim
la tos arraulida o el refredat que ens mira el pit
la gramàtica de la vida quotidiana que mai no és diferent a l’olor
de ceba putrefacta o a la terra que ens enseboleix.
El país ens fa mal per molt estúpid que semble aquest amor
no correspost amb les seues cases buides amb les seues tremolors
de xiscles: el país ens fa mal com un tren sense finestretes.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





EN LA FILA DE LOS DESAMPARADOS




Vi mi vida y fui hacia ella,
como un marino parte solo a la noche de su casa
y va hacia el puerto con sus pertenencias atadas,
y zarpa hacia la oscuridad.
Desmond O'Grady




Tantas veces en la fila de los desamparados y de la impaciencia
Ahí incomoda la falta de un desodorante y las colillas
que restriegan los sueños y los privilegios que abastecen a unos
ahí las chiches flácidas y el llanto la iracundia de las heces
en la intemperie los brotes de salpullido como siniestros guijarros
ahí el susurro de los condenados de siempre por el infierno
del mercado esperando esa muerte horrible que los obliga a estar
parados y a resistir sin perturbarse
ahí el aire viciado como una estaca en el olfato
ahí la claridad carcomida como las calles del país que tenemos
Al final hay que estar locos para no saber la ropa que vestimos
la tos acurrucada o el resfrío que nos mira el pecho
la gramática de la vida cotidiana que nunca es diferente al olor
de cebolla putrefacta o a la tierra que nos sepulta
El país nos duele por estúpido que parezca este amor
no correspondido con sus casas vacías con sus temblores
de chillidos: el país nos duele como un tren sin ventanillas.
.
Del libro: Metáfora del desequilibrio”, 2019
©Amdré Cruchaga


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