viernes, 18 de mayo de 2012

ESPLENDOR DE L’ORGASME/ ESPLENDOR DEL ORGASMO: COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DEL POETA PERE BESSÓ


En la más clara desnudez, todas las sustancias se detienen en la campana del ombligo,
en la Patria antártica del pubis, en el cielo inmenso del pezón. Caen las gotas junto
al aserradero de la tinta, —las manos dibujan la hondura de los trenes,
allí donde el riel forestal muerde el matorral de la atalaya.
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ESPLENDOR DE L’ORGASME/ ESPLENDOR DEL ORGASMO: COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DEL POETA PERE BESSÓ




Querido André: Poema directo sin duda. Para sentir el goce extremo, la cima del orgasmo. Jadeos en el combate de amor. Me encanta esa manera tan tuya de conjugar las convenciones líricas más antiguas y, por ende, conocidas y, a la vez, el trabajo que realizas con ellas, sobre ellas para redefinirlas y actualizarlas en una escritura novedosa en su esplendente neoclasicismo. Nada fácil, sin embargo. Así, por ejemplo, las campánulas o farolillos del abismo, una metáfora delicadísima que nos aflora el mundo de la inocencia. El amor como juego que conduce, no obstante, al pasmo, al vértigo, a la cima y caída. Y, cómo no, la imagen cinética del tren, que arranca de principios del siglo pasado y que las vanguardias pusieron en funcionamiento en la escritura más acendradamente lírica, por ejemplo en el propio Mayakovsky. Pero no se engañe el lector, pues que elpoeta Cruchaga es capaz de conjugar la máquina de humo con pegaso o el caballo alado, aunque adquiera la dimensión de un grano alado a germinar, o el más que húmedo navío surcando las aguas del deseo. Sólo quiero destacar dos notas procelosas en el mar goloso de la miel, de la atalaya de matorral a la campana del ombligo (ahí es nada!): vae victis para aquellos que no conocen el límite del relámpago, nos confiesa, tampoco sentirán el cálido ahogo de un aire vuelto tormenta -y resuello- bajo las sábanas. A eso cabe con toda dignidad y encomio llamarle ‘comunión de natura’…

Ah, ah, ah! (dicho sea en el entresijo de los sentidos titilantes del orégano)


Pere Bessó.
Mislata, Valencia, 18.V.2012




ESPLENDOR DE L’ORGASME




M’embolique en les campànules de l’abisme, aqueixa altra forma en què els rius remuguen el seu esbalaiament, el vertigen incessant unit a les parpelles, a l’escala del gra de la rosada que brota com les pol•lucions espenyades de les aigües del temps. En la més clara nudesa, totes les substàncies es detenen en la campana del melic, en la Pàtria antàrtica del pubis, en el cel immens del mugró. Cauen les gotes junt a la serradora de la tinta, —les mans dibuixen la fondària dels trens, allà on el rail forestal mossega el matossar de l’atalaia. Hem viscut cecs en el desig galopant, en cada gra alat de l’orgasme, no compta sinó l’orenga blanca, mossegada per la solemnitat del panteix. A boca de canó ens agrunsem en el navili del sofre que ens tenalla, aigües espesses ixen de la sang, brollen els arrels del subsòl amb diademes de sucre; —Tu, amb la teua boca mossegant l’entranya: tu, la brasa salvatge en la gola, esplendor d’aquesta síntesi líquida que no admeteix la lluita de contraris, sinó el salt de qualitat, redó de la mel. Hem pujat amb precisió a l’hivern, en els teus dos vasos, la terra de la meua alegria; cenyida rectitud de foc i somni, farina destinada a les finestres, primavera sempre de la meua desmesura. (Quan conclou el combat ens adherim com vegetals al pit extens del nostre batec. La resta, els peus, les sabates, queden per a la història. Per als que no coneixen els límits del llampec.) L’aire es torna tempesta davall del llençol.

Baratària, 17.V.2012



ESPLENDOR DEL ORGASMO




Me enredo en las campánulas del abismo, esa otra forma donde los ríos rumian su pasmo, el vértigo incesante unido a los párpados, a la escalera del grano del rocío que brota como las poluciones despeñadas de las aguas del tiempo. En la más clara desnudez, todas las sustancias se detienen en la campana del ombligo, en la Patria antártica del pubis, en el cielo inmenso del pezón. Caen las gotas junto al aserradero de la tinta, —las manos dibujan la hondura de los trenes, allí donde el riel forestal muerde el matorral de la atalaya. Hemos vivido ciegos en el deseo galopante, en cada grano alado del orgasmo, no cuenta sino el orégano blanco, mordido por la solemnidad del jadeo. A quemarropa nos balanceamos en el navío del azufre que nos atenaza, aguas espesas salen de la sangre, brotan las raíces del subsuelo con diademas de azúcar; —Vos, con tu boca mordiendo la entraña: vos, la brasa salvaje en la garganta, esplendor de esta síntesis líquida que no admite la lucha de contarios, sino el salto de calidad, redondo de la miel. Hemos subido con precisión al invierno, en tus dos vasos, la tierra de mi alegría; ceñida rectitud de fuego y sueño, harina destinada a las ventanas, primavera siempre de mi desmesura. (Cuando concluye el combate nos adherimos como vegetales al pecho extenso de nuestro pálpito. Lo demás, los pies, los zapatos, quedan para la historia. Para los que no conocen los límites del relámpago.) El aire se vuelve tormenta debajo de la sábana.

Barataria, 17.V.2012

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