sábado, 14 de noviembre de 2009

Fàstic de la boirina- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Pesa el fàstic de la boirina a les pestanyes. Pesa el miasma
De les faules als fulls de cada calendari.








Fàstic de la boirina
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







Apuntamos utilizando un espejo sobre la infantería
diezmada
GUILLAUME APOLLINAIRE

Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas …le impiden caminar.
CHARLES BAUDELAIRE








Pesa el fàstic de la boirina a les pestanyes. Pesa el miasma
De les faules als fulls de cada calendari.
En allò grotesc i sàdic no abasten les sumificacions.
La neteja de les esferes, els purs que arrosseguen les seues llengües humides.
En els dies de fred es nafren els porus de fatalitat.
—Sovint ens tornem víctimes de les clarividències.
On són els profetes sense trufes, on ploren les estàtues
La seua intempèrie galopant, aqueix univers fet mossos,
Aqueixes màscares que impideixen veure la grandesa.
Els rostres de tant mirar s’han tornat decrèpites libèl·lules.
Cada dia hi ha clowns fastigosos als carrers, endevinant la sort.
En algun lloc una llàgrima esclata simulant encensers.
[Entre lliris i líquens, juguen les dents al silenci.
Per molt sofre que li pose a la meua carn, les verges pasten
En la cendra, munten com amazones en les varices,
Obrin l’espill davant de les meues nines feixugues de tant mirar
Enlloc —de tant fer esquelets de tòrrida invalidesa.
Sempre es viu amb aquest horror dels somnis.
Amb aquests camins negats en crosses, amb aquest Crist als molls
Volent partir les aigües o escriure damunt de les ones una paràbola.
De sobte es delera un prostíbul per a buidar la mort].
Se sent fàstic de la cambra de bany sense el soroll dels porus.
Se sent fàstic de flotar en l’alta mar de la sal.
Se sent fàstic de la llum i els jardins, dels vells cellers del deliri.
Se sent fàstic de desvestir els pètals, de galopar sense ports.
Se sent fàstic de certs noms penjats a les parets
De túnels incerts, davall de la misèria que aguaita.
Se sent fàstic de la massa informe de la indiferència,
Del mapa astral que fan els astròlegs amb la broma del pòl·len.
Se sent fàstic de les cartes sense gladiols, amb tinta moribunda.
Se sent fàstic dels vitralls que creuen la follia,
Dels semàfors que retallen el lliure trànsit de l’arc del cel.
Se sent fàstic de la nit que baixa dels rierols,
Dels signes que llostregen immutables, dels amors arreglats.
Se sent fàstic de les multiplicacions en porus opacs,
Dels rellotges que deixen les comissures dels llavis al sutze,
D’aquesta dèria [de bandejar-te —ah, gos coniller de cementeris
Que sóc sense defugir les toves de les criptes].
Se sent fàstic al capdavall dels ponts penjants dels sord-muts,
D’esperar l’última paraula a la golfa dels cellers,
A la polleguera, als ràfecs de les bigues o a les lluernes…
És fastigós de ser, finalment, la vella cara de la innocència,
O el vòmit que llepen els gossos a les voreres.
Baratària, 12.XI.2009








Hastío de la neblina






Apuntamos utilizando un espejo sobre la infantería
diezmada
GUILLAUME APOLLINAIRE

Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas …le impiden caminar.
CHARLES BAUDELAIRE







Pesa el hastío de la neblina en las pestañas. Pesa el miasma
De las fábulas en los folios de cada calendario.
En lo grotesco y sádico son insuficientes los sahumerios.
La limpia de las esferas, los puros que arrastran sus lenguas húmedas.
En los días de frío se llagan los poros de fatalidad.
—A menudo uno se vuelve víctima de las clarividencias.
Dónde están los profetas sin patrañas, dónde lloran las estatuas
Su intemperie galopante, ese universo hecho mordiscos,
Esas máscaras que impiden ver la grandeza.
Los rostros de tanto mirar se han tornado decrépitas libélulas.
Cada día hay clowns tediosos en las calles, adivinando la suerte.
En algún sitio una lágrima estalla simulando incensarios.
[Entre lirios y líquenes, juegan los dientes al silencio.
Por más azufre que le ponga a mi carne, las vírgenes pastan
En la ceniza, montan como amazonas en las varices,
Abren el espejo frente a mis pupilas torpes de tanto mirar
A ningún lado —de tanto hacer esqueletos de tórrida invalidez.
Uno siempre vive con este horror de los sueños.
Con estos caminos negados en muletas, con este Cristo en los muelles
Queriendo partir las aguas o escribir sobre las olas una parábola.
Uno de pronto anhela un prostíbulo para vaciar la muerte].
Uno se hastía del cuarto de baño sin el ruido de los poros.
Uno se hastía de flotar en la alta mar de la sal.
Uno se hastía de la luz y los jardines, de los viejos tabancos del delirio.
Uno se hastía de desvestir los pétalos, de galopar sin puertos.
Uno se hastía de ciertos nombres colgados en las paredes
De túneles inciertos, debajo de la miseria que acecha.
Uno se hastía de la masa informe de la indiferencia,
Del mapa astral que hacen los astrólogos con la bruma del polen.
Uno se hastía de las cartas sin gladiolos, con tinta moribunda.
Uno se hastía de los vitrales que cruzan la locura,
De los semáforos que atajan el libre tránsito del arco iris.
Uno se hastía de la noche que baja de los arroyos,
De los signos que amanecen inmutables, de los amores arreglados.
Uno se hastía de las multiplicaciones en poros opacos,
De los relojes que dejan las comisuras de los labios en el hollín,
De esta manía [de desterrarte —ah, sabueso de cementerios
Que soy sin esquivar los adobes de las criptas].
Uno se hastía en fin de los puentes colgantes de los sordomudos,
De esperar la última palabra en el desván de los tabancos,
En el quicio, los aleros de las vigas o los tragaluces…
Uno se cansa de ser en fin, la vieja cara de la inocencia,
O el vómito que lamen los perros en las aceras.
Barataria, 12.XI.2009
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Mi buen André:
Te escribo después de leerte, releerte y aconsejar a la amiga Ana que lea la traducción y original que me he permitido enviarle, abusando, sin duda, de tu deleitosa confianza. Esta vez me siento abrumado, vencido… ¿Por dónde empiezo, amigo? Esta vez no se trata de dejarme llevar por un verso que me da la clave de lectura, el haz de luz de una metáfora matriz, como son las tuyas, o un topos, una convención que tú te permites desbrozar y reformular, recalentándola o dejándola a la intemperie de la escritura. No. Esta vez tampoco se trata de que yo encuentre un recurso formal que significa en el poema. Ni de multiplicar las lecturas recitándomelo como un credo o mantra hasta llegar a su musicalidad oculta que sea hilo conductor y, a la vez, secuencia e imagen. No, André, no. Es entonces cuando, desnudo ante tu poema, me doy cuenta de lo más sencillo; por fin advierto que la huella del título y la insistencia salmódica del poema estaban acá desde el principio y ésa era la auténtica premisa para saberte leer. El registro del estado subjetivo: “hastío”. Un hastío que no es siquiera nausée existencial, demasiado racionalista y afrancesada para un poeta de tu raigambre. Es decir, "raíces animosas". El hastío de André Cruchaga no necesita de tesis y menos de reformulaciones hipercríticas ni asimilables. Tu hastío no es, en definitiva, una vestimenta intercambiable, sociabilizante, de prêt-à-porter. Tu hastío, poeta, es el hastío vital del que valora el espíritu de las cosas, de aquéllas, no lo dudemos, que se nombran. Es una urdimbre -"vientre de raíces" nombraba en su deseo García Lorca- de hastío, pues, de tedio, fastidio, enojo, pereza, hartazgo, aburrimiento… pero también ojeo. Nunca abandono definitivo, por más que te ronde la lasitud. Y por ello queda la escritura, el desayuno aunque sea a deshoras del poeta, la eucaristía-passez le mot- del escritor que se sabe el precio de su agobio. Es curioso como de nuevo el Antiguo Testamento reverbera en tus versos de manera especial: el perro que lame las heridas y los vómitos del poeta en guisa y añoranza de Job. El mismo can que olisquea las criptas, las galerías del alma machadiana de André, como un sabueso, que curiosamente en mi lengua, hermano, es el llamado “ gos coniller”, el can o perro conejero.

Tu poema se conforma como un todo desde el primer verso hasta el climático final, nada fácil en un poema de la extensión de los tuyos. Un poema que juega a la voz externa y el contracanto de la segunda voz interior, esa voz en cursiva que convierte el texto en un juego de rumores y bisbiseos del alma y su escritura. ¿Dije alma? Corríjase, y en el doblete en que nos sumes quede el relajo, pues que sólo en ese dar y amagar es explícito más que el estado (de ánimo), el estar, tal como lo entendieron los maestros de la poesía sufí (al Halk).

Pere Bessó
Valencia,14.XI.2009

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